El aire en el edificio abandonado estaba cargado de tensión y emoción mientras Marco observaba a su nuevo ejército.
Eran sombras traicionadas. Almas rotas. Hombres y mujeres que habían perdido todo a manos de Giovanni Moretti.
Y ahora estaban dispuestos a seguirlo a él hacia la guerra.
Valeria se acercó lentamente, su mirada intensa mientras observaba la expresión de Marco. —Entonces¿crees que puedes liderarlos?
Marco apretó los dientes, sus ojos oscuros ardiendo con determinación. —No voy a liderarlos voy a convertirlos en sombras más peligrosas que las de Moretti.
Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Me gusta esa idea ¿estás listo para reclamar tu corona?
—Sí. —dijo Marco, su voz baja y cortante. —Porque no voy a permitir que me rompan otra vez.
Valeria asintió lentamente, sus ojos brillando con emoción. —Que así sea, vamos a cazar a Giovanni Moretti y vamos a demostrarle que sus sombras ya no le pertenecen. Ahora son tuyas.
Marco observó a los hombres y mujeres que se habían reunido a su alrededor, sus miradas llenas de odio, dolor y deseo de venganza. Sabía que eran peligrosos. Sabía que eran traicionados.
Pero también sabía que eran su única esperanza.
¿Podía confiar en ellos? No estaba seguro, pero era lo que tenía a mano para su venganza, el tiempo diría si se equivocaba o no.
—Vamos a prepararnos. —dijo Marco, su tono autoritario. —Voy a convertirlos en cazadores y vamos a arrasar con sus sombras.
Uno de los hombres dio un paso adelante, su mirada desafiante. —¿Por qué deberíamos confiar en ti ?
Marco alzó la barbilla, su postura poderosa. —No tienen que confiar en mí. Pero si quieren venganza, si quieren destruir a aquellos que los traicionaron entonces síganme. Yo puedo cumplir sus deseos, ya que son mis deseos.
Hubo murmullos de aprobación, sus voces resonando en el edificio abandonado. Marco sintió cómo su pecho se llenaba de emoción. Había perdido su propósito. Había perdido su amor.
Pero ahora tenía una razón para luchar.
—Para ganar los voy a entrenarlos. —dijo Marco, su voz baja y peligrosa. —Voy a convertirlos en sombras y vamos a demostrarles lo que pasa cuando nos rompen.
Los hombres y mujeres asintieron rápidamente, sus ojos brillando con determinación. Marco sintió cómo su corazón latía con fuerza, su pecho ardiendo con emoción.
—Prepárense porque la caza comienza ahora. —dijo Marco, su tono cortante. —Vamos a arrasar con sus sombras y vamos a reclamar nuestras coronas.
Valeria sonrió suavemente, su mirada intensa. —Sabes eres el rey que estaba esperando.
Marco la observó en silencio, sus ojos oscuros llenos de emoción. —No soy un rey solo soy un hombre roto que va a destruir a aquellos que lo traicionaron.
Valeria extendió su mano lentamente, sus labios curvándose en una sonrisa desafiante. —De acuerdo, entiendo lo que decís, así que rómpelos como te rompieron a ti.
Marco tomó su mano con fuerza, su mirada intensa. —Voy a hacerlo y voy a demostrarles que sus sombras ya no les pertenecen.
Se miraron en silencio, sus almas rotas entrelazándose en una alianza de poder y venganza. Sabían que su unión estaba construida sobre odio y dolor, sabían que su amor estaba manchado de traición.
Pero también sabían que no podían reclamar sus coronas el uno sin el otro.
Porque sus corazones estaban rotos.
Y su venganza era su única salvación.
Horas más tarde, Marco se encontraba en un almacén secreto con Valeria, observando cómo sus nuevos aliados entrenaban bajo su mirada vigilante.
—Son fuertes, pero necesitan disciplina. —dijo Marco, su voz baja y cortante. —Voy a convertirlos en sombras imparables.
Valeria asintió lentamente, su respeto evidente. —Se que lo harás, voy a confiar en ti y en tu rabia.
Marco la miró fijamente, sus ojos oscuros llenos de emoción. —No es rabia es dolor y voy a convertirlo en mi fuerza.
Valeria sonrió suavemente, su mirada intensa. —Y ese dolor será tu corona.
—Sí. —dijo Marco, sus labios curvándose en una sonrisa amarga. —Porque no puedo permitir que me rompan otra vez.
Valeria se acercó lentamente, sus ojos brillando con emoción. —Ahora tienes rómperlos... antes de que ellos te rompan a ti.
Marco sintió cómo su pecho ardía de emoción. —Voy a hacerlo y voy a demostrarles lo que pasa cuando desafían a un hombre roto.
Se miraron en silencio, sus almas rotas entrelazándose en una alianza de poder y venganza. Sabían que su unión estaba construida sobre odio y dolor, sabían que su amor estaba manchado de traición.
Pero también sabían que no podían reclamar sus coronas el uno sin el otro.
Sus destinos estaban entrelazados si ambos querían conseguir sus objetivos.
Nunca estuvo en los planes de Marco está nueva guerra, pero esa mujer logro mover algo en su Interior que lo llevo a emprender un nuevo desafío.