Rey de sombras, reina de Luz

capitulo 5

El fuego aún ardía en el distrito este mientras las sombras de Marco se deslizaban entre las ruinas.

Habían destruido los suministros de Moretti. Habían arrasado con sus escondites y reducido su poder a cenizas.

Pero la guerra... apenas comenzaba.

Valeria se acercó lentamente, su mirada intensa mientras observaba el fuego consumir el territorio de su padre. —Entonces... lo estás... destruyendo... poco a poco.

Marco asintió lentamente, sus ojos oscuros ardiendo con furia. —Voy a arrancar... sus raíces... y voy a convertir... su imperio... en polvo.

Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Entonces... eres... el cazador... que estaba esperando.

—No soy... un cazador. —dijo Marco, su voz baja y peligrosa. —Soy... su sombra... y su maldición.

Valeria sintió cómo su pecho se apretaba. —Entonces... vas a destruirlo... por completo.

—Sí. —dijo Marco, sus labios curvándose en una sonrisa feroz. —Porque no puedo... permitir que me rompa... otra vez.

Valeria observó el fuego en silencio, sus ojos oscuros brillando con emoción. —Entonces... ¿aún... odias... a Giovanni Moretti...?

Marco dejó escapar un suspiro tembloroso. —Sí... porque él... me arrebató... todo.

—Entonces... rómpelo. —dijo Valeria, su voz gélida. —Rómpelo... como él... te rompió... a ti.

Marco apretó los dientes, sus manos temblando. —Voy a hacerlo... y voy a demostrarle... lo que pasa... cuando me traicionan.

Valeria extendió su mano lentamente, sus ojos llenos de emoción. —Entonces... rómpelo... conmigo... y vamos a reclamar... nuestras coronas... juntos.

Marco tomó su mano con fuerza, sus ojos ardiendo con determinación. —Sí... porque no tengo... nada... que perder.

Se miraron en silencio, sus almas rotas entrelazándose en una alianza de poder y venganza. Sabían que su unión estaba construida sobre odio y dolor, sabían que su amor estaba manchado de traición.

Pero también sabían... que no podían reclamar sus coronas... el uno sin el otro.

Porque sus corazones... estaban rotos.

Y su venganza... era su única salvación.

Horas más tarde, Marco se reunió con sus hombres en un edificio abandonado en las afueras de la ciudad. Habían regresado victoriosos, sus sombras empapadas en la sangre de sus enemigos.

—Hemos destruido... sus suministros... y hemos arrasado... con sus sombras. —informó uno de sus hombres, su voz firme. —Moretti... está debilitado.

Marco asintió lentamente, su mirada fría. —Entonces... vamos a aprovechar... su debilidad... y vamos a atacar... su corazón.

Hubo murmullos de aprobación, sus voces resonando en el edificio abandonado. Marco sintió cómo su pecho se llenaba de emoción. Había perdido su propósito. Había perdido su amor.

Pero ahora... tenía una razón... para luchar.

—Entonces... prepárense. —ordenó Marco, su voz baja y peligrosa. —Vamos a atacar... sus fortalezas... y vamos a convertir... su imperio... en polvo.

Sus hombres asintieron rápidamente, sus ojos brillando con determinación. Valeria observó la escena en silencio, su mirada intensa mientras veía cómo Marco tomaba el mando.

—Entonces... estás listo... para liderar... hasta el final. —dijo Valeria, su voz suave. —Estás listo... para reclamar... tu venganza.

Marco alzó la barbilla, su postura poderosa. —No voy a reclamar... nada... hasta que no quede... ni una sombra... de Moretti.

Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Entonces... rómpelo... por mí... y por ti.

—Voy a hacerlo. —dijo Marco, su tono cortante. —Porque no puedo... permitir que mi dolor... sea en vano.

Valeria se acercó lentamente, su mirada intensa. —Entonces... rómpelo... antes de que él... te rompa... a ti.

Marco dejó escapar un suspiro tembloroso, sus ojos oscuros brillando con emoción. —Voy a destruirlo... y voy a demostrarle... lo que pasa... cuando desafían... a un hombre... sin nada... que perder.

Se miraron en silencio, sus almas rotas entrelazándose en una alianza de poder y venganza. Sabían que su unión estaba construida sobre odio y dolor, sabían que su amor estaba manchado de traición.

Pero también sabían... que no podían reclamar sus coronas... el uno sin el otro.

Porque sus corazones... estaban rotos.

Y su venganza... era su única salvación.

Cuando la noche cayó, Marco y Valeria se encontraron en el balcón del edificio, observando las luces de la ciudad en silencio.

—Entonces... ¿sigues... roto...? —susurró Valeria, su voz temblando.

Marco apretó los dientes, su mirada oscureciéndose. —Sí... porque aún... amo... a un fantasma.

Valeria sintió cómo sus lágrimas ardían en sus ojos. —Entonces... ¿nunca... me amarás...?

—No... porque no puedo... amar... cuando mi corazón... aún... le pertenece... a ella. —admitió Marco, su voz quebrándose.

Valeria dejó escapar un sollozo, sus hombros temblando. —Entonces... estoy... condenada... a amarte... incluso cuando no puedes... amarme.

Marco sintió cómo su pecho se apretaba dolorosamente. —No puedo... darte... mi amor... pero puedo... darte... mi lealtad... y mi fuerza.

Valeria cerró los ojos, sus lágrimas cayendo. —Entonces... rómpelos... y rómpeme... al mismo tiempo... porque no puedo... dejar de amarte... incluso cuando no me eliges.

Marco la abrazó con fuerza, sus cuerpos temblando mientras compartían su amor roto... y su dolor. Sabían que su relación estaba manchada de traición y cicatrices. Sabían que sus corazones aún pertenecían al pasado.

Pero también sabían... que no podían luchar... el uno sin el otro.

Porque sus corazones... estaban rotos.

Y su venganza... era su única salvación.

La noche cubría la ciudad como un manto oscuro mientras Marco y Valeria permanecían abrazados en el balcón.

Sus cuerpos temblaban, sus almas rotas se aferraban la una a la otra... buscando redención... y venganza.

Sabían que no podían amar sin dolor. Sabían que sus corazones pertenecían al pasado.



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Editado: 31.07.2025

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