El silencio envolvía la fortaleza mientras el cuerpo de Giovanni yacía sin vida en el suelo.
Las sombras parecían susurrar en las esquinas, como si el eco de su poder aún intentara aferrarse a las ruinas de su imperio.
Pero Giovanni Moretti estaba muerto. Y con él... caía un reino construido sobre miedo y traición.
Marco permanecía de pie junto al cadáver, sus ojos oscuros fijos en el rostro del hombre que había destruido su vida.
Había logrado su venganza. Había cumplido su promesa.
Pero no sentía alivio. No sentía paz.
Solo... vacío.
Valeria se acercó lentamente, su mirada intensa mientras observaba el cuerpo de su padre. Sus labios temblaron, sus ojos oscuros llenos de emociones encontradas.
—Entonces... finalmente... ha caído. —susurró Valeria, su voz baja y temblorosa. —El hombre... que me arrebató... todo.
Marco asintió lentamente, sus hombros tensos. —Sí... pero su sombra... aún... sigue aquí.
Valeria lo miró fijamente, su rostro endureciéndose. —¿A qué... te refieres...?
Marco se giró hacia ella, sus ojos oscuros ardiendo con determinación. —Giovanni Moretti... está muerto... pero su legado... su imperio... aún... sigue en pie.
Valeria sintió cómo su pecho se apretaba. —Entonces... ¿quieres... destruir... todo lo que construyó...?
—No. —dijo Marco, su tono cortante. —Voy a tomarlo... y voy a convertirlo... en algo... diferente.
Valeria arqueó una ceja, su mirada llena de curiosidad. —¿Quieres... gobernar... sobre las ruinas... de su imperio...?
—No sobre las ruinas. —respondió Marco, su voz firme. —Voy a reconstruirlo... pero no con miedo... ni con traición. Voy a hacerlo... con fuerza... y lealtad.
Valeria dejó escapar un suspiro tembloroso, su mirada suavizándose. —Entonces... vas a convertir... su sombra... en tu poder.
—Sí. —dijo Marco, sus ojos brillando con resolución. —Voy a proteger... lo que él... destruyó... y voy a gobernar... sin convertirse... en un monstruo.
Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Entonces... eres... el rey... que estaba esperando.
Marco la observó en silencio, su mirada intensa. —No soy... un rey... pero soy... un hombre... que no va a permitir... que las sombras... gobiernen... otra vez.
Valeria sintió cómo sus lágrimas caían, sus labios temblando. —Entonces... ¿vas a quedarte...? ¿Vas a gobernar... junto a mí...?
Marco apretó los labios, su pecho apretándose. —Voy a quedarme... porque no puedo... permitir... que su legado... siga envenenando... esta ciudad.
Valeria apoyó suavemente su mano en su brazo, su mirada llena de emoción. —Entonces... vas a proteger... mi corona... y vas a reconstruir... lo que él... destruyó.
—Sí. —dijo Marco, su tono firme. —Porque no puedo... permitir... que el miedo... gobierne... sobre las sombras.
Valeria dejó escapar un sollozo tembloroso, sus lágrimas cayendo sin control. —Entonces... vas a quedarte... y vas a construir... un reino... diferente.
—Sí. —dijo Marco, sus ojos brillando con determinación. —Porque no puedo... permitir... que las sombras... sigan... controlando... mi destino.
Valeria lo abrazó con fuerza, sus cuerpos temblando mientras compartían su dolor... y su esperanza. Sabían que su relación estaba manchada de cicatrices y traiciones. Sabían que sus corazones aún pertenecían al pasado.
Pero también sabían... que juntos... podían construir... algo nuevo.
Porque habían sobrevivido... a las sombras.
Y habían elegido... la luz.
Horas más tarde, Marco se reunió con sus hombres en el salón principal de la fortaleza. Sus figuras poderosas se alinearon frente a él, sus miradas llenas de respeto... y expectativa.
—Giovanni Moretti... está muerto. —anunció Marco, su voz firme y autoritaria. —Su reinado... ha llegado... a su fin.
Hubo murmullos de asombro, sus voces resonando en la habitación. Marco observó sus rostros, sus ojos oscuros llenos de determinación.
—Pero su legado... aún... sigue vivo. —continuó Marco, su tono cortante. —Su poder... sus alianzas... sus sombras... siguen en pie... esperando... llenar el vacío... que dejó.
Uno de sus hombres dio un paso adelante, su mirada intensa. —Entonces... ¿vas a... gobernar... en su lugar...?
Marco alzó la barbilla, su postura poderosa. —No voy a gobernar... como él. Voy a reconstruir... su imperio... pero a mi manera... con fuerza... y lealtad.
Hubo murmullos de aprobación, sus voces llenas de respeto. Marco sintió cómo su pecho se llenaba de emoción. Había perdido su propósito. Había perdido su amor.
Pero ahora... tenía una razón... para luchar.
—Voy a proteger... esta ciudad... y voy a demostrarles... lo que significa... el verdadero poder. —dijo Marco, su voz firme. —Voy a tomar... sus sombras... y voy a convertirlas... en luz.
Sus hombres asintieron rápidamente, sus ojos brillando con determinación. Marco observó cómo se alineaban frente a él, sus posturas poderosas mientras esperaban sus órdenes.
—Entonces... prepárense. —ordenó Marco, su voz baja y cortante. —Vamos a reconstruir... este imperio... y vamos a proteger... lo que él... destruyó.
Valeria observó la escena en silencio, sus ojos oscuros llenos de emoción. Se acercó lentamente a Marco, su mirada intensa. —Entonces... vas a liderar... hasta el final.
—Sí. —dijo Marco, su tono firme. —Porque no puedo... permitir... que su legado... gobierne... sobre las sombras.
Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Entonces... eres... el rey... que estaba esperando.
Marco la observó en silencio, su mirada intensa. —No soy... un rey... pero voy a construir... un reino... diferente.
Y así... comenzó una nueva era.
Una era construida sobre fuerza... lealtad... y esperanza.
Porque Marco... había elegido... la luz.
El amanecer se alzaba sobre la ciudad mientras Marco observaba el horizonte desde el balcón de la fortaleza.