Rey de sombras, reina de Luz

capitulo 12

El sol comenzaba a salir cuando Marco y Valeria salieron de la mansión de Don Lorenzo.

La ciudad se despertaba lentamente, sin saber que una guerra se había librado en las sombras... y que un traidor había caído.

Marco permaneció en silencio mientras observaba el horizonte, sus ojos oscuros llenos de emoción. Había cumplido su promesa. Había protegido su futuro.

Pero no sentía alivio. No sentía paz.

Solo... responsabilidad.

Valeria se acercó lentamente, su mirada intensa mientras estudiaba su rostro. —Entonces... ¿esto... ha terminado...?

Marco dejó escapar un suspiro tembloroso, sus hombros tensos. —No... siempre... habrá sombras... pero ya no... tienen... su rostro.

Valeria sintió cómo su pecho se apretaba, su respeto creciendo. —Entonces... ¿vas a proteger... lo que has construido...?

—Sí. —dijo Marco, su voz baja y peligrosa. —Porque no puedo... permitir... que el miedo... regrese... a esta ciudad.

Valeria apoyó suavemente su mano en su brazo, su mirada llena de emoción. —Entonces... vas a quedarte... y vas a luchar... por un futuro... mejor.

—Sí. —dijo Marco, sus ojos brillando con determinación. —Porque he elegido... proteger... en lugar de destruir.

Valeria lo observó en silencio, su respeto evidente. Sabía que Marco había enfrentado enemigos peligrosos. Sabía que había derrotado a las sombras que amenazaban su liderazgo.

Pero también sabía... que su lucha... aún... no había terminado.

Horas más tarde, Marco se reunió con sus hombres en el salón principal de la fortaleza. La atmósfera estaba cargada de tensión mientras sus sombras se alineaban frente a él, sus miradas llenas de respeto... y lealtad.

Enzo fue el primero en hablar, su voz firme. —Don Lorenzo... ha caído... y sus fuerzas... han sido... desmanteladas.

Hubo murmullos de aprobación, sus voces resonando en la habitación. Marco observó cómo intercambiaban miradas de respeto y admiración, sus posturas poderosas mientras esperaban sus órdenes.

—Entonces... la traición... ha sido... destruida. —dijo Marco, su voz baja y cortante. —Pero las sombras... aún... observan... desde lejos.

Sandro frunció el ceño, su mirada intensa. —¿Crees... que sus aliados... intentarán... vengarse...?

—Sí. —dijo Marco, su tono firme. —Porque no pueden... aceptar... que el miedo... ya no... gobierna... sobre esta ciudad.

Hubo murmullos de preocupación, sus voces llenas de incertidumbre. Marco sintió cómo su pecho se apretaba, su mirada oscureciéndose. Sabía que había ganado una batalla importante. Sabía que había protegido su liderazgo.

Pero también sabía... que las sombras... siempre... regresan.

—Entonces... vamos a proteger... lo que hemos... construido. —dijo Marco, su voz baja y peligrosa. —Vamos a luchar... contra cualquier... sombra... que intente... destruir... nuestro futuro.

Sus hombres asintieron rápidamente, sus ojos brillando con determinación. Marco observó cómo se alineaban frente a él, sus posturas poderosas mientras esperaban sus órdenes.

Valeria observó la escena en silencio, su mirada intensa mientras veía cómo Marco tomaba el mando.

—Entonces... ¿estás listo... para liderar... hasta el final...? —preguntó Valeria, su voz suave.

Marco alzó la barbilla, su postura poderosa. —Sí... porque no puedo... permitir... que las sombras... gobiernen... sobre mi destino.

Valeria dejó escapar un suspiro tembloroso, sus ojos brillando con emoción. —Entonces... vas a luchar... hasta el final... por lo que amas.

—Sí. —dijo Marco, su voz firme. —Porque he elegido... proteger... en lugar de destruir.

Valeria sonrió suavemente, su respeto evidente. —Entonces... eres... el líder... que esta ciudad... estaba esperando.

Marco la observó en silencio, su mirada intensa. —No soy... un rey... pero voy a proteger... lo que amo... y voy a luchar... por un futuro... mejor.

Valeria apoyó suavemente su mano en su brazo, su mirada llena de emoción. —Entonces... ¿vas a quedarte... y vas a luchar... por esta ciudad... hasta el final...?

—Sí. —dijo Marco, sus ojos brillando con determinación. —Porque no puedo... permitir... que las sombras... destruyan... lo que estoy... construyendo.

Valeria lo abrazó con fuerza, sus cuerpos temblando mientras compartían su esperanza... y su amor. Sabían que su relación estaba marcada por cicatrices y traiciones. Sabían que sus corazones aún pertenecían al pasado.

Pero también sabían... que juntos... podían enfrentar... cualquier sombra.

Porque habían elegido... proteger... en lugar de destruir.

Y habían decidido... luchar... por un futuro... diferente.

Días después, la ciudad comenzó a cambiar bajo el liderazgo de Marco.

Los territorios de Don Lorenzo fueron reclamados y reconstruidos, sus sombras disipadas mientras la lealtad a Marco se fortalecía.

Pero no todos aceptaban su liderazgo. No todos aceptaban el cambio.

Don Silvio observó desde las sombras, su mirada fría mientras veía cómo Marco consolidaba su poder.

—Entonces... ha derrotado... a Lorenzo... y ha tomado... su lugar. —murmuró Don Silvio, su voz llena de desprecio. —¿Realmente... cree... que puede... gobernar... sin miedo...?

Don Fabrizio asintió lentamente, su mirada intensa. —Está... construyendo... algo... diferente... y está ganando... poder... y lealtad.

Don Silvio apretó los dientes, su mirada oscureciéndose. —Entonces... va a destruir... todo... lo que Moretti... construyó... y va a convertir... su imperio... en cenizas.

Don Fabrizio lo observó en silencio, sus labios apretados. —Entonces... ¿vas a enfrentarlo...?

Don Silvio dejó escapar una carcajada amarga, sus ojos llenos de odio. —Sí... voy a enfrentarlo... y voy a demostrarle... que el miedo... aún... gobierna... en las sombras.

Sus risas frías resonaron en la habitación, sus planes de traición comenzando a tomar forma. Sabían que Marco era poderoso. Sabían que había ganado el respeto de muchos.




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