Rey de sombras, reina de Luz

capitulo 21

El sol brillaba alto cuando Marco y Valeria llegaron al antiguo territorio de Don Silvio.

Habían decidido reconstruirlo como un símbolo de justicia y cambio. No solo para consolidar su poder, sino para demostrar que un nuevo futuro era posible... uno libre de miedo y traición.

Pero Marco sabía... que no podían hacerlo solos.

Por eso, había llamado a aquellos en quienes confiaba... incluso a quienes nunca pensó que volvería a ver.

Isabella y Adriano los esperaban en el centro de la plaza, sus posturas firmes mientras observaban la reconstrucción en silencio.

Valeria frunció el ceño, su mirada oscureciéndose. —Entonces... ¿realmente... confías... en ellos...?

Marco asintió lentamente, su voz baja. —Sí... porque han elegido... luchar... a nuestro lado... y porque no podemos... construir... un futuro... solos.

Valeria apretó los labios, sus manos temblando levemente. —Entonces... ¿realmente... confías... en Isabella...?

Marco se giró hacia ella, sus ojos oscuros llenos de ternura. —Sí... porque ya no... hay sombras... entre nosotros... y porque he elegido... amarte... solo... a ti.

Valeria sintió cómo su pecho se apretaba, sus ojos llenos de emoción. —Entonces... ¿realmente... me amas...?

Marco tomó suavemente su mano, entrelazando sus dedos con los suyos. —Sí... porque tú... eres... mi futuro... y no hay... sombras... que puedan... separarnos.

Valeria dejó escapar un sollozo tembloroso, sus lágrimas cayendo. —Entonces... ¿esto... es amor...?

—Sí. —dijo Marco, su voz baja y suave. —Esto... es amor... y voy a protegerlo... sin importar... el precio.

Valeria lo observó en silencio, su respeto creciendo. Sabía que Marco había elegido su amor. Sabía que las sombras del pasado ya no los separaban.

Pero también sabía... que trabajar... codo a codo... con Isabella... pondría a prueba... su amor.

Cuando se acercaron a Isabella y Adriano, el aire se tensó.

Isabella los observó en silencio, sus ojos oscuros llenos de emociones encontradas. —Entonces... ¿realmente... confías... en nosotros...?

Marco asintió lentamente, su mirada firme. —Sí... porque necesitamos... reconstruir... esta ciudad... juntos... y porque tú... también... has elegido... cambiar.

Isabella dejó escapar un suspiro tembloroso, sus labios temblando. —Entonces... ¿realmente... has elegido... seguir adelante...?

Marco la miró fijamente, sus ojos oscuros llenos de emoción. —Sí... porque ya no... hay sombras... entre nosotros... y porque mi futuro... está... con Valeria.

Isabella sintió cómo sus lágrimas caían, sus labios curvándose en una sonrisa amarga. —Entonces... ¿realmente... la amas...?

—Sí. —respondió Marco, su voz firme. —Porque ella... me ha enseñado... a amar... sin miedo... y no hay... sombras... que puedan... separarnos.

Isabella lo observó en silencio, su respeto evidente. Sabía que Marco había elegido su futuro. Sabía que su amor pertenecía a otra.

Pero también sabía... que había... elegido... su propio... camino.

Adriano se acercó lentamente, su mirada fría. —Entonces... ¿vamos a... trabajar... juntos...?

Marco asintió, su postura poderosa. —Sí... porque no puedo... construir... este futuro... sin aliados... y porque también... has elegido... luchar... por un mañana... diferente.

Adriano dejó escapar un suspiro tembloroso, sus ojos oscuros llenos de respeto. —Entonces... vamos a... reconstruir... esta ciudad... y vamos a... proteger... lo que amamos.

Marco extendió su mano lentamente, sus dedos firmes mientras estrechaba la mano de Adriano. —Sí... porque hemos elegido... proteger... en lugar de... destruir.

Hubo un silencio tenso mientras sellaban su alianza, sus miradas llenas de determinación. Sabían que su unión cambiaría el destino de la ciudad. Sabían que juntos... eran imparables.

Pero también sabían... que sus enemigos... aún... acechaban... en las sombras.

Esa noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, Marco y Valeria compartieron una cena en el balcón de la fortaleza.

El aire estaba cargado de tensión y deseo... una necesidad latente que no habían saciado desde aquella noche en la que se habían entregado sin reservas.

Valeria lo observó en silencio, sus ojos oscuros brillando con emoción. —Entonces... ¿realmente... has elegido... amarme...?

Marco se acercó lentamente, su mirada intensa. —Sí... y voy a demostrarte... cuánto... esta noche.

Valeria sintió cómo su corazón latía con fuerza, sus mejillas sonrojándose. —Entonces... ¿realmente... me... deseas...?

Marco la rodeó con sus brazos, acercándola a él hasta que sus cuerpos quedaron pegados. —Más... de lo que... puedo... soportar.

Sus labios se encontraron en un beso ardiente, sus cuerpos temblando mientras el deseo los envolvía. Marco la levantó en brazos, sus pasos firmes mientras la llevaba a su habitación.

Valeria dejó escapar un gemido ahogado, sus manos recorriendo su espalda mientras sentía el calor de su cuerpo contra el suyo. —Marco...

Marco cerró la puerta de un golpe, sus ojos oscuros ardiendo con pasión. —Esta noche... eres mía... y no voy a... dejarte... escapar.

Sus labios recorrieron su cuello, sus manos explorando su cuerpo con avidez. Valeria arqueó la espalda, sus cuerpos encajando perfectamente mientras el deseo se desbordaba.

Se amaron con urgencia, con pasión... y con amor.

Cada susurro era una promesa. Cada caricia era un juramento de amor eterno.

Porque habían elegido... amarse... sin miedo.

Y habían decidido... entregarse... el uno al otro... sin reservas.

Cuando el amanecer iluminó la habitación, Marco y Valeria permanecieron enredados bajo las sábanas, sus cuerpos entrelazados mientras compartían el calor de su amor.

Sabían que aún enfrentaban desafíos. Sabían que sus enemigos aún acechaban en las sombras.

Pero también sabían... que su amor... era más fuerte... que cualquier sombra.



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Editado: 31.07.2025

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