-¿Sajones?- preguntó Fulker. -¿Dónde están?
-No lo sé... Los perdí, mataron a mis padres mientras huía.
Ezequiel sentó a la chica al lado del fuego para que se tranquilizara. Hilda le dio un poco de agua y se quedó sentada a su lado. La chica se recostó sobre su regazo hasta quedarse dormido.
Hilda se movió a un lado y se dirigió hacia Ezequiel y Fulker.
-¿Qué haremos con la chica?- preguntó Ezequiel. -ya no tiene en dónde quedarse.
-Puede quedarse con nosotros- contestó Fulker. -que viva en nuestro campamento.
-Si Rena lo permite- añadió Hilda. -no podemos hacer nada sin su permiso.
-Pero si yo le digo quizás la dejará quedarse- expresó Ezequiel. -no perdemos nada en intentarlo.
Hilda y Fulker no estaban seguros que la dejaría quedarse. Aún así lo acompañarían. Ya pasado la noche, Ezequiel y los demás junto con la chica se dirigían hacia el campamento para hablar con Rena.
-Por cierto, me llamo Aila.
-Es cierto, nunca te lo hemos preguntado- expresó Fulker. -soy Fulker, ellos son Erik y Hilda.
Pasado un rato llegaron al campamento. Todos los miraban por Aila. Se dirigieron hacia Rena, y él los miró con mala cara por la misma razón que el resto.
-¿Ella quién es?- preguntó molesto.
-Los sajones mataron a sus padres- contestó Ezequiel mirándolo con intensidad a los ojos. -¡Los atacaron sin razón alguna!
-¿¡Y qué quieres que haga!?- preguntó intenso. -¿¡Que reviva a su familia!?
-Esperaba a que la dejaras estar en nuestro campamento- expresó con mucha seguridad. -está ella sola y es inofensiva.
-¿Acaso comprobaron si era verdad? No lo hicieron, podría ser una espía.
-Te pido que la dejes. Si resulta ser espía yo mismo la mataré. Aunque no creo que pueda hacerlo.
-Espero que no te equivoques- expresó mirándolo con mala cara.
Hilda y Fulker se sorprendieron.
-Aila, si quieres puedes quedarte conmigo en mí jaima- expresó Hilda.
-Muchas gracias. Y gracias, señor Rey, a ti también Erik.
Ezequiel les recordó sobre la competencia con el arco, así que Fulker accedió de inmediato. Alejados, marcaron una cruz con un cuchillo en un árbol. Ezequiel y Fulker ya estaban compitiendo. Mientras lo hacían, Hilda charlaba con Aila.
-¿Puedo contarte lo que me sucedió?
-¡Obviamente que sí! Si así te sientes mejor, hazlo.
-Bien... Viaja en la carreta con mis padres, íbamos a mí pueblo. Pero después...- comenzó a llorar.
-Oye, si quieres parar...
-No, está bien. Íbamos a mí pueblo cuando unos sajones nos emboscaron y nos interrogaron con torturas para que le dijéramos sobre un campamento, pero no sabíamos de qué campamento hablaba. Ellos no nos creyeron, así que alzaron sus espadas para atacarnos, mis padres lea hicieron frente para que yo pudiera huir. Al mirar atrás, vi cómo los mataron.
-Los sajones que te atacaron... Estaban buscándonos- expresó con lamento.
-No es culpa de ustedes- contestó Aila mirando hacia otro lado con tristeza.
Ezequiel y Fulker ya habían terminado de competir. Al final había ganado Ezequiel, pero Fulker no admitía la derrota. Regresaron con las chicas.
-Escuchen, ¿Qué les parece si hacemos un refugio?
-¿Para qué?- preguntó Hilda.
-No sabemos qué puede llegar a suceder, quizás este refugio nos ayude en el futuro. Espero que me ayuden, todo indica que este campamento va a caer. Y quiero tener un plan "B".
-Es buena idea- contestó Hilda.
-Genial, hagámoslo.
Ezequiel preparó el diseño mentalmente e indicaba a cada uno lo que debía hacer. Nunca lo habían hecho, así que no entendían mucho. Ezequiel improvisaba por la falta de herramientas.
-Que bueno que hice un curso de arquitectura y me vi documentales de supervivencia- expresó sonriendo nervioso.
Ya había anochecido y no terminaron el refugio, así que iban a continuarlo otro día.
Dirigiéndose al campamento hablaban sobre el refugio. Cuando llegaron, Hilda y Aila se dirigieron hacia su jaima. Al igual que Ezequiel y Fulker a las suyas.
Ya amanecido, Ezequiel y los demás decidieron ir al refugio a terminarlo. Mientras se dirigían, escucharon voces. Fulker hizo señas para que caminasen lentamente hacia las voces. Cuando se acercaron, vieron que eran daneses. Ezequiel se dirigió hacia ellos, Fulker intentó detenerlo, pero no quería hacer algún ruido, así que no lo hizo.
Al momento de llegar hacia ellos, Ezequiel los saludó, pero ellos respondieron desenvainaron sus espadas. Se miraron entre ellos por un segundo y rieron.
-Así que no te ha matado- expresó seriamente. -sabía que no lo haría. Ese maldito Folke.
-¿Folke?- preguntó Fulker abrumado. -¿Él era el traidor?
-El jefe no estará nada contento- comentó el otro desconocido. -así que lo haremos nosotros.
-¿Estos quiénes son? ¿Por qué me quieren muerto?
Fulker e Hilda, sin pensarlo dos veces fueron hacia Ezequiel de inmediato. Se pararon en frente de él y desenvainaron sus espadas, Ezequiel hizo lo mismo.
-¡Responde!- exclamó Fulker. -¿¡Folke trabajaba para ustedes!?
-“trabajaba”, así que murió, ¿Quién lo hizo?
-Entonces lo confirmas- expresó Fulker enojado. -respondiendo a tu pregunta fue Erik quién lo hizo.
-Así que murió a manos de su víctima- añadió el otro desconocido mientras reía con el resto. -interesante.
-Ahora somos tres contra tres- comentó Hilda. -ya no tienen tanta oportunidad como hace rato. Así que podemos estar en paz por el momento, no creo que quieran morir hoy.
El grupo de desconocidos se rieron a carcajadas.
-Está bien, aceptamos. Una pelea ahora es estúpido. Además tenemos otras cosas que hacer.
Ezequiel y el resto se marcharon de ahí.
-Al que maté, debía matarme- expresó Ezequiel. -¿Entonces, porqué aparecí en aquel lugar si nunca me ha atacado? Hay muchas cosas que no tienen sentido, como el hecho de que aparecí aquí, ¿Tal vez yo vine a cambiar la historia?