Rey Vikingo: Regreso

Audacia

Ezequiel hizo que los demás le siguieran, para enseñarles el lugar donde había aparecido. Ellos accedieron sin ningún tipo de objeción.

Al llegar, Ezequiel notó algo raro en la choza. Parecía estar muy vieja. Bajó del caballo y se dirigió hacia ella. Estaba en proceso de pudrición, lo cuál le sorprendió. Entró al sitio, pero estaba todo vacío, ni siquiera la se encontraba la mesa.

-¿Fue en este sitio donde encontraste esa piedra?- preguntó Hilda. -está bastante viejo, ¿Entonces ese cofre no se lo dio su madre y de verdad lo encontró aquí? Tal vez sí diga la verdad sobre que cambió gracias a la piedra mágica.

-No estaba así cuando desperté en el lago- comentó con una mirada rara. -¿Qué habrá pasado?

-Nuevamente estás mintiendo- expresó Fulker molesto. -¿Hasta cuándo vas a seguir con la broma?

-Piensa lo que quieras- contestó. -no me interesa.

-¿Te crees suficiente hombre para hablarme así?- preguntó enojado. -que hayas matado gente, sigues siendo el mismo cobarde de siempre.

-Oigan, vayamos al lago. Para refrescar nuestras cabezas- expresó Aila.

-No.

-Con que no quieren, ¿He?- expresó Hilda mientras caminaba hacia ellos. -entonces yo los llevaré- los sujetó por detrás y los arrastró al lago.

-¡Mocosa!

Se levantó y sujetó el brazo de Hilda para lanzarla hacia el agua. Por instinto se tomó la mano de Aila y cayo junto con ella.

Fulker se reía, así que Aila se dirigió hacia él y lo empujó, Ezequiel e Hilda se rieron. Así estuvieron hasta el atardecer. Fueron a un árbol cerca de ellos para sentarse. Encendieron una gran fogata cerca del árbol para calentarse y secarse, ya que comenzaba a refrescar.

Dejaron sus vestimentas cerca de la fogata para que también pudieran secarse.

Luego de que se secaran el cuerpo y la vestimenta, Fulker fue a buscar algunos roedores para comer. Ellos charlaban mientras esperaban a Fulker. De pronto se escucharon pisadas cerca de ellos.

Ezequiel e Hilda tomaron sus espadas y escudos apenas las escucharon. Se pusieron de pie inmediatamente, espalda con espalda, resguardando a Aila en el medio.

Las pisadas se escuchaban cada vez más cerca, hasta que lograron ver quiénes eran gracias al fuego. Notaron que eran los mismos de antes, rápidamente se cubrieron con los escudos. Aila se trepó al árbol para no estorbarles, pero aún así seguían en desventaja, ellos eran tres.

Fulker ya había atrapado bastantes roedores. Llegando al árbol, escuchó los sonidos de las espadas, eso le extrañó mucho. Dejó los roedores en el suelo y comenzó a correr.

Mientras Ezequiel e Hilda peleaban como podían, una flecha hiere el brazo de uno de ellos, provocando que se le cayera la espada. Giraron y vieron a Fulker con el arco. Lanzó otra flecha a la pierna al mismo.

Eso le dio ventaja a Fulker para agarrar su espada y su escudo, se juntaron formando un círculo. El hombre herido quebró las flechas y volvió a levantarse, se aproximaron hacia ellos. Uno de ellos hizo el primer ataque hacia Ezequiel, provocando que salga de su posición.

Él se protegió con el escudo, y al instante lo atacó con la espada apuntando al pecho. El enemigo lo esquivó con el escudo. Fulker atacó al que le había lanzado la flecha. Estando un poco herido, apenas pudo protegerse. Fulker lo atacó con el escudo. El enemigo no logró reaccionar rápido y acertó el golpe en la cabeza, provocando que se cayera hacia atrás.

Atacó nuevamente con la espada apuntando al pecho, pero esta vez logró esquivar el ataque girando hacia un lado. Hilda atacó con la espada hacia el cuello, pero logró protegerse. En el momento que frenó el ataque, Hilda lo atacó en el estómago con el escudo. Eso provoco que cayera de rodillas.

Aila se sentía mal por ver cómo ellos peleaban y no poder hacer algo. Ezequiel atacó con la espada hacia el brazo, provocando que no pudiera mover el brazo. Atacó nuevamente, esta vez cortó los tendones de la pierna dejándolo inmóvil. Le clavó la espada en el pecho y se dirigió con Fulker.

-Fulker, no lo mates- expresó Ezequiel. -inmovilízalo.

Fulker asintió con la cabeza. Ezequiel corrió hacia el tipo con el que estaba peleando Hilda. Corría con la espada apuntando a la espalda, al llegar le clavó la espada. Levantó la espada abriéndole la espalda, provocando que muriera desangrado.

Fulker logró inmovilizar al enemigo sin haberlo herido gravemente. Le ataron las extremidades.

-Perdón por no haber hecho nada- expresó Aila lamentada.

-Está bien- contestó Hilda. -no te preocupes por eso.

Fulker interrogó al tipo, pero no logró sacarle nada de información. Prefería que lo mataran a decirles algo. Así que Ezequiel lo mató sin darle tiempo de sostener su espada. Fulker e Hilda se enojaron con él.

-No puedes matarlo sin que tenga su espada en la mano- comentó Fulker. -jamás irá al Valhalla.

-Él se lo buscó- expresó Ezequiel con mala cara. -no nos hubiera atacado, además quieren derrocar a Rena.

Ellos no estaban de acuerdo con él, pero no querían pelearse, así que lo dejaron pasar. Quemaron los cuerpos lejos de ellos.

Descansaron al lado del árbol hasta quedarse dormidos. Al día siguiente Aila se despiertó mientras los demás seguían durmiendo. Se dirigió hacia el lago para meterse y relajarse. Dejó la ropa a un lado del lago.

Aila se sentía frustrada por no poder hacer nada y por ser cobarde. Luego de un rato apareció Hilda y entró al lago. Notó que algo le pasaba a Aila, por eso se acercó a ella para saber qué era lo que le pasaba.

-No pude ayudarlos- expresó Aila frustrada.

-No te preocupes por eso.

-Pero yo quiero poder ayudarles- expresó segura de sí misma. Se paró mirándola fijamente. -así que quiero que me entrenes en privado.

-Si estás muy decidida, te entrenaré- contestó contenta. -pero te advierto, no seré compasiva.

-Lo sé.



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En el texto hay: reencarnación, vikingos, viajeneltiempo

Editado: 10.03.2025

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