Horrible pérdida

-¿Dónde queda?

-No lo sé. Fue un día que me perdí.

-Ya veo…

-¿Por qué lo preguntas?

-Por nada, olvídalo, ¿Entonces es posible que esa piedra me haya dado este “poder"? Quizás hay más de ellas, sería bueno, de ese modo ellos podrán tener mejores habilidades.

De repente se escuchó el sonido del cuerno de su campamento de alerta. De inmediato reaccionaron en ir a los caballos, pero los hombres que se suponía que eran sus guardias sacaron sus espadas y apuntaron contra ellos.

-¿Qué están haciendo? ¿Acaso es un golpe de estado? Me temía que algo así podía suceder.

-¿¡Qué creen que hacen!?- exclamó Fulker.

-¡No tenemos nada en contra de ustedes, es con Rena!

-¡Hicimos un trato con Clemens, él paga mejor a sus hombres!

-¡Pero si son los hombres de Rena el Rey sin corona!

-¡Exacto! ¿¡Qué es un Rey sin una corona!? ¡Clemens hizo trato con algunos sajones y nos prometió poder y mucho dinero, mejor que Rena!

-Las emociones de este cuerpo es muy fuerte y se apodera de mí, estoy seguro que es la voluntad de Erik, ¿Hablan en serio, pedazos de mierdas? ¿Creen que podrán derrocarlo?

-¿Creerlo? Lo haremos- contestó riéndose. -no hagas nada que puedas arrepentirte, niño. A ti te dejaremos libre.

-¿¡Qué hay de mí padre!? ¿¡También está a favor de esto!?- añadió Fulker.

-Él fue quien hizo posible todo esto, él estuvo hablando con Clemens.

-¿Entonces él era el traidor?- indagó shokeado. -Folke sólo fue un peón…

Ezequiel presionó con fuerza su espada y comenzó a correr con la mirada llena de sed de sangre, se dirigía al de la izquierda. Fulker e Hilda siguieron sus pasos. El individuo lo atacó, pero Ezequiel se protegió con la espada y continuó por clavársela en el pecho. Los otros dos abalanzaron sus espadas hacia él, en ese instante tomó el escudo del cadáver y se protegió usando ambas cosas. Con el que se protegía utilizando el escudo, lo empujó con el mismo. Al otro le golpeó el estómago usando el escudo, terminando por degollarlo; el otro ya estaba encimado en él y no le alcanzaba el tiempo de poder hacer algo, así que Fulker lo asesinó por la espalda.

-¿Logró herirte?- preguntó Fulker apoyando la mano en su hombro.

-No, por suerte no lo hizo. Si no hubieras estado me habría matado, gracias.

-Sí… No es nada. Ahora me debes otra.

-Claro- contestó riendo. Su mirada se puso seria. -ahora vayamos al campamento.

-Dijeron que traicionaron a tu padre, ¿Qué haremos?- añadió Astrid. -nosotros no somos tan buenos peleando, ni somos fuertes como ustedes. Mucho menos como tú.

-Yo… ¡Yo lucharé sin importar qué!- expresó Izan.

-¿Izan? Es peligroso.

-Lo sé, pero él nos dio una segunda oportunidad, al igual que su padre. Es lo mínimo que podemos hacer, ¡Así que lucharé a tu lado!

-¡Yo… También!- exclamó Aila. -¡Tú también me diste una oportunidad de quedarme aquí! ¡Soy tu leal sirvienta!

-No digas eso- contestó Ezequiel. -no tienes que usar esa palabra. Con decir que serás leal es suficiente. Ya parece una telenovela.

-Astrid, puedes quedarte si quieres- comentó Fulker. -no estás obligada a pelear.

-Él tiene razón- añadió Hilda. -aunque no lo hagas, no pienses que serás una traidora, sólo no puedes y ya.

-Claro.

-Bien, vayamos. Astrid, no te muevas de aquí.

Comenzaron a cabalgar a toda velocidad. Llegando vieron a Rena peleando contra todos sus hombres, aunque les hacía frente, estaba siendo masacrado. Ezequiel sabía que no era su padre y no tenía relación alguna con él, pero sentía una agonía inmensa que lo invadía. Por más que intentaran llegar más rápido, los caballos tenían un límite. En el momento que cayó de rodillas apareció un hombre, igual de imponente que Rena, en frente de él. Los demás se alejaron.

-¡Es Clemens!- exclamó Fulker. -también… Está mí padre…

Clemens tomó el hacha de Rena, le dijo unas palabras que no lograron oírla, y lo decapitó; en el ultimo segundo, Rena miró a Ezequiel con una gran sonrisa y en lágrimas, aunque no lo haya escuchado, Ezequiel pudo leer sus labios.

“Te amo, hijo"

Ezequiel sintió un ardor en su cuerpo.

-¡¡Padre!!- exclamó con euforia y llanto.