-¡Vamos! ¡Ya van dos días y apenas hicieron una choza!- exclamó Fulker. -¡Son unos esclavos inútiles, malnacidos! ¿¡Ni siquiera intentan esforzarse para hacer algo bien!? ¡Si siguen así les daré varios latigazos! ¿¡Entienden!?
-No seas tan duro con ellos- expresó Hilda. -no sabemos qué hacían antes, quizás eran agricultores, ¿Lo son?- miró a los esclavos.
-Ellos sí, yo soy herrero.
-¿Qué tipo de herrero?- preguntó Ezequiel saliendo de su choza. -están hablando en frente de mí choza y es inevitable escuchar.
-Fabrico cualquier cosa, de una herradura hasta una espada.
-Bien, bien… Perfecto. No debí destruir toda la aldea, hay que fabricar un lugar y conseguir los materiales.
-Señor- expresó Fergus acercándose. -disculpe.
-¿Qué necesitas?- añadió Fulker.
-Quería saber si se puede ir a las ciudades o pueblos para disfrutar de nuestras ganancias.
-Claro, pueden. Siempre que cumplan su deber- contestó Ezequiel.
-¿No los vigilaremos? Tal vez pueden traicionarnos- indagó Fulker. -no hay que confiarnos, ¿No crees?
-Puedes ir con ellos si es lo que quieres- contestó sonriendo.
-No es lo que yo… Bien.
-¿No es peligroso que vayan? Pueden atacarlos, ¿No?- cuestionó Hilda.
-Lo dudo mucho, ellos ya no tienen nada en contra de nosotros. Básicamente no pertenecemos a ningún grupo.
-Entiendo.
-¿Dónde está tu chica?- preguntó Fulker. -no salió de la tienda, y no escuchamos gritos anoche como para que esté exhausta- se rio.
-Lo mismo me pregunto.
-¡Está con Derian en el bosque, ella quería recolectar algunos frutos!- comentó Fergus, que se encontraba vigilando a los esclavos, que se ocupaban de hacer una choza.
-¿¡Para qué quiere esas cosas!?
-¡Para ti, mí señor! ¡Quiere hacerte una tarta, o algo así, usando las cosas que trajimos! ¡Ella es cocinera!
-Así que tu chica quiere complacerte con eso, ¿He? ¿¡Cuántos años tiene, quince!?- comenzó a reírse.
-¡De hecho, tiene dieciséis!
-¿Qué?- añadieron.
-¿Dieciséis? No lo sabía- expresó Ezequiel. -no lo parece.
*
-Ivy, ¿Por qué quieres hacerle una tarta a ese malnacido de Erik? Él mató a nuestra gente.
-Dime, ¿Por qué estás a su lado?
-¿Por qué? Porque él me obligó.
-¿En serio? Yo no vi eso, dijo que podías estar con él. Dime, ¿Por qué estás a su lado?
-Lo sé… Él nos dio a elegir. Lo hice para sobrevivir.
-Ahí tienes mí respuesta, quiero… Vivir. Nadie quiere morir, ¿O sí? Por ahora sólo soy su esclava sexual, así que voy a ganar un mejor lugar.
-¿Haciéndole tartas…? No llegarás muy lejos.
-No con tartas, idiota- se puso de pie. -con cortejos. La tarta es sólo el principio.
-¿Y luego? ¿Qué seguirá?
-Le entregaré mí cuerpo con pasión, ¿Crees… Que se resistirá ante este cuerpo?
Ante esas palabras, un claro de rayos de luz, que atravesaba los árboles detrás suyo, la rodeó, pareciendo que la rodeaba un aura. A Derian se le brillaron los ojos.
-No… Para nada… Eres muy hermosa y atractiva.
-Lo sé. Es por eso que me escogió, ¿No?
-Puede ser, pero creo que no sabe tu edad. Si se entera quizás no te querrá más, pero yo…
-Basta ahí. Ya lo hablamos, ¿Lo recuerdas? Sólo estaré al lado de alguien fuerte, y Erik parece ser más fuerte que tú.
-Claro…- se acercó hacia ella y pasó la mano entre su cabello. -pero yo soy más atractivo que él, tengo un mejor cuerpo, y tú también tienes un buen cuerpo- la apretujó contra su cuerpo de manera brusca. -ambos cuerpos tienen que…- deslizó la mano desde la cintura al cuello.
-¿Qué crees que estás haciendo?
-Silencio…- comenzó a besarle el cuello. -deja que nuestros cuerpos se mezclen.
-Maldito- le golpeó en la entrepierna. -no vuelvas hacerlo. No le diré a Erik, pero la próxima sí lo haré- tomó la canasta y se marchó.
-Maldita perra, ¡Él te desechará cuando ya no le sirvas! ¡No eres nada! ¿¡Entiendes!? ¡Nada! Maldición… Los huevos…
-Infeliz de mierda- expresó secándose las lágrimas.
*
-Aquí estás, ¿Y Derian? Oh, allí viene- expresó Fergus. -Erik te estaba buscando.
-¿En serio? Entonces iré enseguida.
-¿Por qué están viniendo separados?
-No te incumbe.
-Dios… ¿Ya está en sus días? Amigo, ¿Qué pasó? Ivy se ve molesta.
-¿Qué carajos te importa?
-¿Qué les pasa a los dos? ¿Tuvieron una pelea?
-Ya no molestes y ocúpate lo tuyo, ¿Quieres?
-¿Me buscabas, mí señor?
-¿Buscarte? No…
-¿En serio? Es que Fergus dijo…
-Entendió mal, sólo me pareció extraño que no estuvieras en el campamento, eso es todo.
-Ya veo. Entonces iré a hacer una cosa.
-¿Desde cuándo las esclavas pueden hacer lo que quieran?- cuestionó Hilda.
-Claro, discúlpame. Me quedaré aquí. Maldita perra.
-Déjala. No es una esclava para los labores, ya tengo a otros. Antes de irte, ¿Por qué no dijiste que tenías dieciséis? Eres una niña.
-¿Una niña…? Señor… Yo no soy…
-¿Que no eres una niña?
-Así es. Tengo un gran cuerpo y ya tuve mí periodo, no soy una niña.
-Bien, no eres una niña. Ya puedes hacer lo que querías.
-Erik, si no quieres estar con ella… Yo no tengo problema.
-No lo permitiré. Aún es mía, ¿No?
-Sí. Yo… Sólo bromeaba.
-Iré con a entrenar- expresó Hilda yéndose. -Ivy, ¿Verdad?
-Sí, ¿Qué necesita?
-Yo conozco a Erik mucho más tiempo que tú, ¿Sabes?
-¿Y qué con eso?
-Pues lo conozco muy bien, y cuando digo bien, es bastante bien, ¿Entiendes? Y él también me conoce bastante bien- se marchó en la dirección de Aila y Astrid.
-Esa puta perra… Engreída. De seguro es mentira, está inventando cosas porque está celosa.
-¿Por qué tuve que aparecer aquí? Mí vida era genial trabajando en esa empresa, una vida de lujos. El maldito de Ezequiel o Erik, como quiera que se haga llamar, hizo todo esto. Él nos trajo a este lugar, por su culpa estoy pasando por todo esto. No es más que un mísero asesino.