Reyes Del Caos

Capítulo 9: Rostros de la Desesperanza

El clima de la batalla se tornó más intenso, como si el propio cielo estuviera reconociendo el desenfreno de las espadas y los gritos de guerra. Caelum se enfrentaba a Sombra, el oscuro titiritero que había manipulado las pesadillas de su pueblo durante demasiado tiempo. Las sombras se alzaban alrededor de ellos, formando un ambiente tan opresivo que parecía cobrar vida propia, absorbiendo la luz a su alrededor.

"Siempre hay una elección, Caelum", dijo Sombra, su voz profunda y resquebrajada. "Puedes rendirte ahora y salvar a los que aún están a tu lado. Ellos no tienen por qué pagar el precio por tu obstinación".

Caelum, con el corazón latiendo con furia, sintió el peso de esas palabras. Los rostros de las personas que había perdido aparecieron en su mente: los que habían sucumbido a la desesperación, las vidas cortadas, los sueños desmoronados. Pero en lugar de ceder al miedo, recordó la determinación de sus guerreros al unirse en una misma voz, en un mismo grito por un futuro mejor.

"No te dejaremos ganar", declaró Caelum, su espada brillando con un resplandor renovado mientras la levantaba con firmeza. "No puedes asustarnos ni amenazarnos. La esperanza vive en nosotros, y estamos dispuestos a luchar por aquello que amamos".

Con un grito de desafío, Sombra arremetió, y la batalla se intensificó a su alrededor. Las espadas chocaron en un eco ensordecedor, cada golpe resonando como una declaración de guerra que reverberaba en el alma de Caelum. Era una danza de vida y muerte, una lucha que no solo involucraba los cuerpos, sino también las esperanzas, los sueños y el espíritu de su pueblo.

En aquel idilio de lucha, las figuras de los caídos comenzaron a tomar forma en el campo de batalla, pero no eran solo rostros de desesperación. Eran aquellos que habían querido más para Nythara, a aquellos que habían luchado y creído en la luz. Caelum podía ver a su madre, a sus amigos, todos ellos mirándolo con expectativa y confianza. La desesperanza, aunque presente, se transformó en un poderoso fuego en su interior.

Las sombras de Sombra comenzaron a desvanecerse mientras Caelum continuaba su asalto a su enemigo, cada golpe más fuerte que el anterior. La fuerza de sus antepasados resonaba en él, y en ese momento, comprendió que la batalla no era solo una lucha física, sino un viaje de redención para todos los que habían caído en el abismo de la desconfianza.

Mientras tanto, en la segunda línea de la batalla, Bryn y Lyra luchaban con ferocidad. Las fuerzas de Sombra estaban intentando romper su flanco izquierdo, pero su espíritu parecía renovado por el corazón de Galen. Con cada enemigo que caía, su determinación crecía — podían sentir el destino de su pueblo colisionar en cada golpe.

"¡No se rindan, luchamos por aquellos que han caído!", gritó Bryn, tachando a un adversario de la lista con su hacha. "¡Luchamos por el futuro de Nythara!".

Lyra lanzó su espada, dirigiéndose a otro enemigo, la precisión de su ataque era impecable. "La luz no se extinguirá en nuestras vidas. Nunca olviden que cuanto más desesperados se vuelven nuestros enemigos, más fuerte se hace nuestra voluntad".

Cada vez que una sombra caía, surgía un nuevo grito de esperanza, resonando por el campo de batalla como un canto de liberación. Pero el peligro seguía acechando; Sombra estaba decidido a recuperar el control de la batalla.

Justo cuando Caelum pensó que había comenzado a desestabilizar al oscuro adversario, Sombra aprovechó una apertura y lanzó un ataque devastador hacia él. La fuerza del golpe fue tal que hizo a Caelum caer de rodillas, el dolor atravesando su cuerpo como un torrente de agua fría.

"Ves, Caelum", dijo Sombra con una sonrisa cruel. "La desesperanza siempre triunfa sobre la esperanza. Tu pueblo siempre se ha tambaleado al borde del abismo. ¿Por qué morir por ellos que se desmoronan?".

Las palabras de Sombra eran un eco del dolor y el miedo que agonizaban en el corazón de Caelum. En ese instante, sintió que la oscuridad amenazaba con tragárselo todo.

Pero un destello de luz ilumino su mente. Recordó las palabras de Eloran: "Las verdaderas batallas se libran con el espíritu, no solo con la espada. La esperanza puede guiar incluso a las almas más perdidas". Cada rostro que había perdido era un faro, un recordatorio de por qué estaba luchando. No podría rendirse, no podía dejar que el miedo ganara.

Con renovada determinación, Caelum levantó su espada una vez más. "No permitiré que esta desesperanza me consuma", gritó, arremetiendo con una nueva fuerza. Cada golpe trazaba una línea entre la luz y la oscuridad, y la batalla se tornaba más intensa.

Las tropas de Nythara y Éldoria, inspiradas por la valentía de Caelum, comenzaron a unirse a su lado, levantando sus espadas con una fuerza implacable. "¡Por Galen! ¡Por la esperanza!", resonaban sus gritos, infundiendo vida a sus acciones.

El campo de batalla se convirtió en un torrente de energía mientras las fuerzas se unían, desatando una ola de coraje contra la opresión de Sombra. Caelum sintió cómo la desesperanza se trasformaba en fuerza — cada uno de ellos luchaba para redimir sus pasado y construir su futuro.

Comprendió que no estaban peleando solo por sí mismos, sino que estaban creando una luz potente que podría disipar cualquier sombra. Con cada adversario derribado, el peso de la historia parecía levantarse, mientras la esperanza renacía en cada golpe que elevaban.

Mientras las estrellas comenzaban a caer del cielo de la batalla, eran un recordatorio de que el camino hacia adelante estaba lleno de sacrificios. Los rumores de las antiguas leyendas comenzaron a brillar en el corazón de Nythara, presentando un nuevo amanecer que incluso las sombras más oscuras no podrían apagar.




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