Capítulo 12: La Última Frontera

Con la conclusión del consejo, el amanecer traía una nueva serenidad y un sentido de propósito renovado a Nythara y Éldoria. Mientras los líderes de los reinos se unían en un pacto de unidad, Caelum sabía que sus palabras y compromisos eran solo el principio de un viaje que requeriría mucha más determinación, coraje y sacrificio.

Las semanas siguientes estuvieron llenas no solo de celebraciones, sino también de arduo trabajo. Los guerreros y ciudadanos de ambos reinos comenzaron a colaborar en proyectos de reconstrucción, intercambiando habilidades y recursos. La tierra, marcada por el caos, lentamente comenzaba a brotar vida. Sin embargo, la sombra de Sombra aún acechaba, y la amenaza de que su influencia pudiera regenerarse nunca desapareció del todo.

Eloran se convirtió en un invaluable activo, llevando a cabo rituales y ceremonias que fortalecían la unión entre los dos reinos y ayudaban a sanar las heridas del pasado. Con su sabiduría, instó a los pueblos a recordar las lecciones de los ancianos y a permanecer siempre alerta ante la manipulación de las sombras.

A medida que se consolidaba el nuevo liderazgo, se produjo un evento inesperado. Un mensajero llegó a Galen con noticias inquietantes. "Los exploradores han confirmado avistamientos de grupos leales a Sombra más allá de nuestra frontera", informó, su respiración entrecortada, como si las palabras mismas fueran pesadas con el temor. "Se han estado reuniendo, formando una nueva alianza. Ellos buscan venganza".

La información cayó sobre el consejo como un rayo. Caelum sintió un escalofrío recorrerle la espalda. "Esto significa que la amenaza de Sombra no ha sido completamente erradicada. Debemos actuar rápidamente. No podemos dejar que estos grupos se fortalezcan y se organicen".

Alaric asintió, su expresión grave. "Es tiempo de fortalecer nuestras defensas. No podemos permitir que el miedo nos consuma nuevamente. Necesitamos una misión de reconocimiento para identificar la magnitud de la amenaza que enfrentamos".

"Me ofrezco para liderar esa misión", dijo Caelum, sin dudar. "Con la sombra de Sombra aún entre nosotros, debemos enfrentarlo con valentía y derribar cualquier posible resurgimiento".

Bryn se acercó. "No irás solo. Yo iré contigo, así como Lyra y Eloran. Necesitamos la fuerza de nuestros aliados si deseamos averiguar la verdad detrás de esta nueva amenaza".

Con el equipo decidido, el grupo comenzó a prepararse para el viaje más allá de la frontera de su reino. Sabían que el camino sería peligroso y estaba lleno de incertidumbre, pero debían encontrar el corazón de la revuelta antes de que se convirtiera en un grito de guerra.

El día de la partida llegó, y los cuatro guerreros se reuniendo en el campamento. Caelum sintió una mezcla de labor de amor y angustia mientras miraba el horizonte. La brújula de su destino apuntaba hacia la desconocida frontera, donde la sombra de la guerra aún se cernía.

Mientras cabalgaban hacia el norte, la atmósfera se volvía densa a medida que las tierras iban cambiando. La vegetación se hacía escasa, los árboles se volvían más escuálidos y las corrientes de agua se encontraban secas. Estas eran tierras olvidadas por la esperanza, donde susurraban ecos de remolinos de desesperación.

"Esto no se ve bien", observó Lyra, frunciendo el ceño ante la desolación que les rodeaba. "Sombra ha dejado huellas profundas aquí. Podemos sentir la tristeza en el aire".

"Es completamente posible que Sombra se haya camuflado en estas tierras", agregó Eloran, analizando sus alrededores con un aire de preocupación. "Debemos utilizar nuestros sentidos con astucia".

Mientras avanzaban más allá del límite del reino, una sensación inquietante se apoderó de Caelum. La historia de las tierras contaba de traiciones que aún no se habían olvidado, ecos que podrían resurgir en cualquier momento. La batalla no solo era física, sino que también se libraba en los corazones de aquellos que habían soportado la sombra de Sombra.

Al caer la noche, encontraron un lugar para detenerse y acampar. La llanura se extendía a su alrededor como un vasto océano de oscuridad, la luna brillaba débilmente, ofreciendo solo un tenue consuelo a la inquietud que se cernía en el aire.

Mientras acampaban, compartieron historias, cada una de ellas un arma contra la oscuridad que acechaba. Caelum reflexionaba en voz alta sobre el destino al que se dirigían. "Debemos recordar que el pasado no fue solo un signo de sufrimiento. Es un recordatorio de lo que se puede perder si no nos mantenemos unidos".

"Así es", reconoció Bryn. "Las sombras pueden ser tentadoras, pero nosotros elegimos la luz y la lucha por nuestros pueblos. Siempre debemos luchar por la luz".

Sentados alrededor del fuego, el grupo comenzó a hablar de sus sueños y esperanzas. Habían luchado tanto por el pasado y el presente que el futuro parecía un horizonte nuevo y esperanzador. Cada uno de ellos había encontrado en la lucha personal una luz que podría guiar a Nythara a través de las oscuridades aún por venir.

Sin embargo, a medida que el silencio caía sobre ellos, una presencia oscura susurraba entre los árboles. Algo se movía en la oscuridad, como si sombras invisibles se estuvieran agrupando alrededor de su campamento.

"¿Alguien más siente eso?", preguntó Lyra, su mirada aguda explorando los alrededores. "No estamos solos. El viento lleva consigo algo más que solo el silencio".

Con tensión en el aire, el grupo se preparó, sus manos listas en sus armas. Algo acechaba, y el corazón de Caelum latía con más fuerza mientras anticipaba la revelación. Las sombras de los momentos pasados podían cobrar vida en cualquier instante. Esta primera frontera no era solo geográfica; era la frontera de lo desconocido, un portal hacia lo que la oscuridad intentaba ocultar.

Uno de los encontraba los motivos de la aparición de sus miedos, Caelum se levantó y miró a sus compañeros. "Estamos listos para enfrentar lo que venga. La esperanza nos unió mostrará su peso en la batalla".