Reyes Del Caos

Capítulo 33: La Última Luz

El aire en el campo de batalla era denso y electrizante, como si el propio universo contuviese el aliento en anticipación. Caelum, de pie en medio del caos, sintió cómo el eco de la lucha resonaba en su corazón. Había enfrentado muchas sombras, pero esta era diferente. Esta sombra era la culminación de todos sus miedos y luchas, una manifestación de todo lo que había perdido.

Los ecos de las alas de Sombra sobresalían, llenando el mundo con un aura de desesperanza; cada golpe en su espada representaba no solo un ataque, sino un eco de antiguas traiciones y decisiones que resonaban profundamente dentro de él. “¡No puedo dejarme llevar por esto!”, gritó Caelum, sintiendo el ardor de la luz del corazón de Galen elevarse a través de su ser. “¡Hoy lucho no solo por mí, sino por todos los que aún creen en la luz!”.

A su alrededor, los guerreros de Nythara y Éldoria comenzaban a formarse en una línea de defensa, apoyándose mutuamente mientras el poder de la unidad vibraba en el aire. Bryn, con su hacha en alto, chocaba con las sombras que intentaban devorar el valor de sus compañeros. “¡Cada sombra que cae es una victoria, hermanos! ¡No dejemos que la desesperación empape nuestro destino!”.

Lyra se movía con destreza, sumando fuerza a cada ataque y recordando las lágrimas y alegrías que sus guerreros habían compartido. “Nadie cederá hoy. La luz aún puede resplandecer, incluso en la más oscura de las noches. ¡Luchamos entre amigos, entre familia!”, exclamó, su voz resonando con determinación mientras la luz comenzaba a elevarse y a unificarse en un solo resplandor.

Sin embargo, Sombra observaba, disfrutando de la confusión que había comenzado a sembrar entre las filas de sus enemigos. “¡No creáis que esta luz será suficiente! Cada duda que lleváis también es una sombra, y cuando la desesperación se asome, caerán en ella”, dijo, su voz retumbando en el aire con una fuerza amenazante.

Caelum sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de Sombra eran como un eco que resonaba en su mente, y su propia lucha contra la desesperación se agravaba ante el desafío de su enemigo. ¿Podría realmente superar el abismo que aún habitaba en su corazón?

“¡No! Hoy no me dejaré atrapar en la oscuridad que intentas sembrar!”, gritó Caelum con fervor, batiendo su espada hacia adelante y sintiendo que la luz del corazón de Galen pulsaba con fuerza.

En medio del torbellino de la batalla, el campo resonaba como un canto de esperanza. Los guerreros a su alrededor comenzaron a levantarse, reconociendo la luz compartida que emanaba desde el corazón de Caelum. En ese momento, la desesperanza parecía perder su poder.

“Luz, ven a nosotros. Hoy no nos dejaremos arrebatar de nuestras esperanzas”, clamó Bryn, mientras atacaba con fuerza y determinación. Con cada golpe, la conexión entre ellos se fortalecía, la luz de sus corazones se unía como un solo eco vibrante.

Pero mientras el campo se iluminaba, Sombra no iba a ceder tan fácilmente. Con un gesto despectivo, lanzó una oleada de sombras que se arremolinaron, tratando de devorar esa luz antes de que tuviera la oportunidad de florecer. Las figuras oscuras envolvían a los guerreros, haciendo eco de las dudas que habían acechado a sus corazones.

“¡Resistid! ¡No caigáis! La luz siempre encontrará su camino!”, gritó Caelum, empujando hacia adelante con su espada levantada, decidido a romper la presión que amenazaba con consumirlos una vez más.

Entonces, durante la lucha, Caelum sintió que las sombras comenzaban a tomar forma. Eran figuras conocidas, amigos caídos en la sombra, retornando no como adversarios, sino como recuerdos que buscaban reclamarse a sí mismos. “Caelum, has olvidado lo que significa la lucha”, susurró una voz familiar, llenando el aire con el eco del pasado.

“¡No! ¡No puedo dejar que me consuman!”. Caelum sintió cómo la realidad comenzaba a tambalearse. Todo el peso de la lucha, las decisiones tomadas y los aliados que había perdido se volvían pesados en su corazón.

Las voces de sus compañeros resonaban con fuerza, empujándolo hacia la verdad. “¡Luz! ¡Cuando hay unidad, hay luz!”, clamaron juntos, sus espadas brillando intensamente y desterrando a la sombra que amenazaba con consumirlos.

Sombra, sintiendo el cambio en el aire, creció más furiosa. “¡Esto no ha terminado! ¡No puedes detener el ciclo de dolor!”, rugió mientras envolvía el campo en una oscuridad profunda que parecía devorarlo todo.

Con un hilo de luz aún palpitante en el aire, Caelum y sus aliados comenzaron a avanzar, enfrentándose a las figuras que brotaban de la penumbra. Cada recuerdo de desesperación, cada sombra que intentaba hacer eco se convertía en un ataque contra sus corazones, pero a medida que luchaban, comprendían la verdad de su realidad: podían convertir su desesperación en fuerza, y sus sombras en luz.

“¡Luz de Galen, ven a mí!”, exclamó Caelum nuevamente, y con ese grito de voluntad, el resplandor comenzó a superar la oscuridad. Las sombras intentaban retenerlos, pero en el aire se palpaba la certeza de que la victoria estaba al alcance.

“¡Debemos unir nuestra luz!”, dijo Bryn, luchando junto a Caelum, liándose fuertemente. En ese momento, sintió que la conexión entre ellos se volvía más fuerte, creando un vórtice de luz pulsante que comenzaba a envolver al campo.

Mientras Sombra se libraba del vórtice, las sombras a su alrededor comenzaron a temblar, retrocediendo ante el fervor de la esperanza que irradiaba desde Caelum y sus amigos. La luz parecía ser más que una simple lucha; era una reivindicación de todo lo que habían amado y perdido.

Pero en medio de esa alegría, Sombra volvió a intentar un ataque, arremetiendo y desatando las sombras. “¡Volveré! ¡Siempre habrá un camino para la desesperación!”, proclamó, mientras la fuerza oscura arremetía con desesperación.

“¡No cederemos!” gritó Lyra, dividida entre el eco de los recuerdos y la carga de la lucha. “Luchamos no solo por el presente, sino por la promesa de un futuro mejor. ¡Seremos los guardianes de nuestra luz!”.




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