Ricordami Sempre

Capítulo 5

ANGELINA

Nos montamos en el auto y nos vamos, enseguida llegamos a la casa de Perla, un poco de tránsito, pero nada que no se pueda resolver si conoces todos los buenos atajos de la ciudad.

— Adiós Angie, mañana en la tarde estoy en tu casa para maquillarte como se debe— sonríe pícara.

— Está bien, te veo mañana amiga— le sonrió de vuelta.

Ella coje su compra antes de bajarse y irse caminando en dirección a su casa. Abro la ventanilla del auto.

— ¡Dale saludos de mi parte a el señor Jhon y a la señora Beatriz!— le grito y ella se voltea y asiente.
Me voy hacia la casa pero antes de llegar paro frente a una tienda de útiles que conozco muy bien. Al entrar suena la campanita que avisa que llegó un cliente.
Me dirijo al mostrador donde está el dependiente que es un anciano de unos 60 años que conozco hace tiempo porque suelo visitar a menudo el lugar.

— Hola señor Robert, vine en busca de algunas cosas que necesito— miro a todos lados del lugar con curiosidad.

— Usted pregunte Angelina, ya yo le diré después si está o no.

— Bueno lo primero que busco es medio metro de papel de regalo y un lazo de regalo— el señor Robert se agacha abajo del mostrador y tras unos segundos de búsqueda coge algo y lo coloca en el mostrador, es un rollo de papel de regalo con un bonito estampado en azul y un lazo rojo hermoso.

— Aquí está pues.

— Es justamente lo que buscaba, usted siempre tiene todo lo que busco ¿Será mago?— el anciano me sonríe y hecha todo eso en otra bolsa, yo le pago en efectivo.

— Adiós Angelina, vuelva pronto— escucho decir a el señor Robert.

— Adiós señor Robert, estaré pronto por aquí.
Salgo de la tienda y pasan por mi lado dos niños corriendo, sonrío en tanto me monto en el auto y ahora sí me voy a casa, llego en 15 minutos, esa tienda no está tan lejos de casa, suelo hacer compras allí muy seguido porque siempre tiene lo que busco. Entro a casa y estoy tan cansada que en el primer sofá que veo me siento y me quito las sandalias, mis pies no dan más. Voy directamente a la cosina me labo las manos y me preparo rápidamente unos sandwiches de queso y me tomo el resto del jugo de naranja que quedó de la noche de ayer. Le lleno a ese comelón el cuenco de comida y me voy a mi cuarto. Recojo mi pelo en un moño despeinado me baño y me pongo mi pillama de ositos, cojo todo lo que compré hoy menos el vestido que guardo en mi guardarropa y me siento en el escritorio. Abro la segunda gaveta de el escritorio y de allí cojo unas tijeras y un rollo de cinta de pegar y me pongo manos a la obra.
Cojo el papel de regalo azul y lo corto de forma que cubra bien la caja que había elegido antes, hecho las cosas que compré en la caja y pego bien el papel de regalo, luego corto a la medida el lazo y lo pego bien, terminé en poco tiempo. El regalo quedó muy lindo, paso una mano por mi flequillo despeinado y sonrío satisfecha con mi trabajo. Ahora viene la otra parte, la dedicatoria, que yo haré más como una carta de despedida hacia Bruno. En ella quiero expresar que ya no lo  voy a seguir molestando, en pocas palabras que ya  me olvidaré de él. 
Ese pensamiento hace que me sienta mal y me duela el corazón pero pienso que si talvez ve esto, puede darse cuenta que siente algo por mí o algo parecido, y bueno si no reacciona a nada pues entonces sí me tendré que resignar definitivamente. Empiezo a escribir. Al terminar siento que me quito un peso y a la vez que estoy perdiendo la mitad de mi alma, es demasiado triste. Miro la pantalla de mi celular, ya son las 12:25 AM del 11 de febrero, es oficialmente el cumpleaños de Bruno. Salgo del cuarto, bajo las escaleras y me voy afuera, todo se ve tan sereno y despoblado. Me siento en el primer escalón de mi porche y pongo los pies en el escalón de abajo, me acurruco bien porque siento un poco de frío y miro las lindas estrellas, brillan tanto, ¿Me pregunto si mis padres estarán allá o en algún otro lugar? Empieza a hacer más frío, es mejor si entro.

— No deberías estar aquí afuera a estas horas, podrías resfriarte— escucho de repente y me sobresalto estrepitosamente. Veo a Bruno al otro  lado de la calle mirando también las estrellas.

— Oh, Bruno, me asustaste— suspiro tocandome el pecho, entonces parece que se ha preocupado por mi— Si, tienes razón, eso era justo lo que iba a hacer ahora pero apareciste.

— Bueno entonces te aconsejo que entres en este momento — me dice serio, sé que no quiere que vea que se preocupa por mí.

— Gracias por preocuparte por mi— digo para molestarlo, me levanto del escalón pero paro de caminar en la puerta, recuerdo en ese momento que es su cumpleaños y eso me hace pensar en el regalo que tengo en mi escritorio del que cuelga, esa carta. Me entristece un poco. Puede que a él nisiquiera le importe y continúe como si nada ha sucedido, es lo más probable.

— Feliz cumpleaños Bruno— digo sin ganas y luego cierro la puerta, corro a mi cuarto y me acuesto en la cama, me duermo sin pensar nada más y me alegro, ya mi mente no podía aguantar mucho.

Me levanto bostezando y miro el cuadro que hice hace cuatro años atrás, dice: “Recuerda que amas a alguien”.  Lo hice junto a uno que le regalé el día de su cumpleaños a mi tonto vecino. Este cuadro siempre me recuerda que quiero mucho a una persona pero ahora me pregunto si debería quitarlo definitivamente, creo que no me ayudaría en nada para superar las cosas en el caso de que tenga que hacerlo.
Voy al baño me doy una ducha que me resulta tan buena y a la misma vez aprovecho para lavarme el pelo, luego me cepillo los dientes, me seco y paso una mano por el espejo, el vapor lo ha empañado totalmente. Saco el secador y me voy secando el pelo por mechones, al final me queda bien seco y liso con las puntas onduladas,como me gusta a mi. Guardo el secador y salgo del baño, ya afuera me pongo la ropa interior y miro la hora en el móvil, Oh, casi son las 5:00 PM, ¿Tanto he dormido?,de un momento a otro suena el timbre, esa debe ser Perla, me pongo bien la toalla y bajo. Abro la puerta y ahí está ella, tan sonriente como siempre.



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En el texto hay: amnesia, romancejuvenil, fobia

Editado: 10.04.2022

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