ANGELINA
Ya en la escuela se nota en el aire que es San Valentín, parece que las personas que no tenían pareja simplemente se hacen novios de otros para no estar solos hoy; incluso si la relación no tiene ni para durar una semana. A mi parecer lo veo algo tonto porque no es importante estar solo o en una relación en San Valentín, sino con gente que en verdad te quiera y te aprecie, cosa que es muy difícil de encontrar hoy en día.
Camino por los pasillos llenos de personas en cada pedazo visible y voy a mi casillero. En mi casillero hay algunas notas de Felicitación de algunas personas que no conozco de nada he incluso algunas invitaciones; normalmente suelo rechazarlas de la manera más gentil posible, no me gustaría que se molestaran conmigo porque sé que lo hacen con la mejor intención, pero eso no significa que debería ir a una cita con con alguien que no me apetece. Cojo mi traje de natación junto con todos los libros de las materias de hoy y los hecho en mi mochila, solamente me toca matemáticas, física, química y la última clase es de natación; una de mis favoritas, me gusta nadar, otra de las razones es que soy buena asiendolo. Cierro mi casillero y me voy a paso seguro a mi salón. Cuando llego tomo asiento en mi puesto y me pongo a mirar el móvil tratando de pasar desapercibida, saco mis audífonos y me coloco uno mientras se escucha “It must have been love”, de alguna forma la letra de esta canción me recordaba mi deprimente situación, de alguna forma la parte que decía que él era todo lo que ella quería y que ahora vivía sin él, me hacía sentir triste conmigo misma. Alguien me quita el audífono, rayos.
Me doy cuenta que es Perla, viene acompañada de una sonrisa de oreja a oreja, y cuando no, él día que no la tenga quiero tirarle una foto para ponerla en la primera plana del periódico escolar. Se pone mi audífono y se lo quita con la misma en una mueca de disgusto.
— ¿Porqué escuchas canciones tristes?, estamos en San Valentín querida— lo dice como sí ver a todos sentados en parejas demasiado juntas no fuera suficiente como para entenderlo.
— Y eso qué Perla, ¿Ahora tengo que cambiar mis gustos musicales?— le arrebato el audífono.
— Claro que no, solo decía que hoy era un día especial, ya sabes— se encogió de hombros.
— ¿Con especial para tí te refieres a que es el día que puedes conseguir una cita gratis con algún desconocido que quiere llevarte a la cama y no precisamente para darte el beso de las buenas noches?— pregunto con una ingenuidad fingida, o mejor dicho puro sarcasmo.
— Tu ganas, ¿ok?, puedes escuchar la canción que quieras, incluso si es la más horrible y triste del mundo mundial— cuando me miró nos reímos juntas, aveces creo que ensaya los chistes en línea antes de venir para hacerme reír.
— Y bueno ¿Qué venías a decir tan emocionada?— en ese momento le vuelve la sonrisa al rostro.
— ¿Adivina quién me invitó para cenar en un lindo restaurant de la ciudad?— esperó por un momento mi respuesta, luego notó en mi expresión supongo que yo no estaba para tonterías.
— Pues bueno, es Joel Reynolds, ¿Te lo puedes creer? Nunca me imaginaría que me fuera a invitar. ¿No te molesta que sea amigo de Bruno verdad?
— ¿En serio?, Joel, yo tampoco me lo hubiera imaginado, y claro que no me molesta, siempre creí que los amigos de Bruno eran buena onda.
— Además de guapos claro, ¿Y sabes qué?, a mi también me gustaría salir con él, no es que esté enamorada pero me gusta mucho— enreda en un dedo un mechón de su corto cabello rubio mientras sonríe mirando a la nada, solamente faltaba el suspiro ilusionado para parecer una enamorada de primera. Suena el timbre y al momento entra el profesor de Matemáticas, tan puntual como siempre.
— Yo también tengo que contarte algunas cosas pero lo dejo para más tarde— le susurro a Perla, que se quedó sentada en el puesto frente a mi. La veo asentir ligeramente. Ya todos los puestos están llenos, junto a mi se sienta Shine; una chica de cabello castaño claro, siempre que la veo en los pasillos lo lleva en dos trenzas, me parece que es un bonito cabello, su nombre significa brillo en español y creo que la identifica muy bien, suele ser una de esas chicas que se apunta para participar en todo y es sumamente extrovertida. Le sonrío y ella me devuelve la sonrisa al momento.
— Feliz día a todos alumnos, señorita Angelina acérquese a recojer la evaluación de su prueba por favor— yo asiento, me paro y me dirijo a el escritorio del profesor. Se que lo he hecho bien porque lo estudié lo suficiente, pero aveces uno no puede evitar sentir la inseguridad que pueda que no sea como pensamos y halla una D en ves de una A+ en tu hoja. Cuando llego la cara seria del profesor hace que toda mi seguridad se marche sin previo aviso siquiera, pero luego para mi suerte relaja el rostro en una pequeña sonrisa.
— Tenga, tiene un A+, como siempre excelente señorita Adams— me tiende mi prueba y puedo ver mi evaluación, ahora sí puedo dormir en paz— Hoy no tengo clases con el señor Bianchi, así que como usted vive cerca de su casa y tiene más posibilidades de verle ¿Puede por favor entregarle su evaluación?— pregunta ofreciendome otra prueba doblada de la misma manera que la mía. Empiezo a imaginarme la forma en la que se la podría entregar a Bruno: se lo dejo en la puerta, toco el timbre y me voy rápido corriendo; se lo mando por mensajería o simplemente se lo doy en persona y ya está, no tengo mucho de donde elegir pero que le voy a hacer.
— Está bien, yo me encargo de hacérsela llegar, no se preocupe— la tomo.
— Menos mal, gracias por eso, ya puede sentarse. Y recuerde decirle también que me la debe de hacer llegar el viernes— asiento para terminar y me dirijo a mi sitio, en el que me siento y atiendo a la clase que el profesor había comenzado a impartir. Cuando por fin termina la clase y el profesor se marcha, guardo mi cuaderno y antes de guardar los exámenes le hecho un vistazo al de Bruno, si no supiera que es inteligente me sorprendería porque no lo aparenta, pero como lo sé puedo estar segura que esa A fue bien merecida, además ¿Para obtener una buena nota hay que tener un aspecto en especial?, creo que no, porque no todos los estudiantes con gafas sacan buenas notas y no todos los playboys suspenden todas las materias. Guardé los exámenes y en ese momento Perla se gira para atrás y me mira con sus grandes ojos llenos de curiosidad.