ANGELINA
Escucho un estruendo horrible como si el mundo estubiera a punto de acabarse y el cielo fuera a caer justo sobre mi cabeza, me levanto enseguida con los ojos bien abiertos dispuesta a echarme a correr si es necesario pero cuando miro mi mesita de noche me doy cuenta que el sonido, quiero decir el ruido venía de mi móvil, estaba sonando mi alarma con esa “canción” de AC/DC, sonrío con sorna, por lo menos a cumplido su trabajo de despertarme a tiempo, el hecho de que estaba a punto de sufrir un paro cardíaco es lo de menos. La apagué lo más rápido que pude y dí un suspiro profundo. Aún tenía sueño y me picaban los ojos pero tengo clases a las que no puedo faltar, por lo menos no por mi propia voluntad. Me fuí al baño y me miré la cara en el espejo. Tenía el cabello despeinado y se me notaban unas ojeras a falta de sueño, ¿Qué más da?, puedo decir que son ojeras por estar estudiando y ya está, me cepillo los dientes y luego me ducho.
Cuando voy a elegir mi ropa me decido cambiar un poco el look hoy. Me pongo una minifalda azul oscuro de corte alto, y una blusa blanca llena de pequeñas estrellas brillantes que llegaba justo a la cintura de la falda, luego me coloco una cazadora y unas botas hasta las pantorrillas las dos negras y de cuero. Me había hecho lucir muy bien con las cosas que ocupan mi guardarropa y nisiquiera suelo usar, me veía genial y diferente. Me peino el cabello y luego me hago una trenza que me cae en el hombro hasta mi pecho, me hecho un poco de brillo labial y ya está. Cojo mi mochila con todo lo necesario y bajo las escaleras.
Cuando llego abajo no puedo creer lo que veo, la mesa está llena de un delicioso desayuno, no recuerdo la última vez que pude ver algo así antes de irme a la escuela. Pongo la mochila en un asiento del salón y me voy a la cocina. Me encuentro a David de nuevo con un delantal pero ahora ya estaba cocinando como si lo hubiera hecho toda su vida.
— Veo que has aprovechado muy bien el tiempo— le digo tomándolo totalmente por sorpresa. De nuevo.
— Y yo veo que tú sigues con la idea de matarme de un susto, y oye, casi ni te reconozco— dice sonriendo, le sonrió de vuelta. Veo como retira unas tortillas y las coloca en un plato— ¿Vamos? o es que te da miedo probar mi comida, que sepas que tomé un curso de chef en Francia, no lo pude terminar pero algo aprendí.
— ¡Oye! ¿Tienes que andar restregándome en las narices que tienes educación culinaria y yo no?— le digo mientras cojo unas tortillas con tocino y un vaso de jugo de naranja,umm, delicioso.
— ¿Qué dices ahora?— preguntó antes de morder una tostada con mayonesa.
— No tengo objeciones— vuelvo a masticar otro bocado de mi desayuno. Está demasiado delicioso y huele a comida buena y recién hecha.
Cuando terminé de comerlo todo, lavé mi plato y cojí mi mochila.
— Gracias por el desayuno, estubo delicioso, para mi eres un chef genial— digo mientras le enseño ambos pulgares.
— No fue nada Angie, es lo menos que puedo hacer, tu debes de ir a la escuela pero yo me quedo aquí así que puedo hacerlo.
— Bueno, ¡Bye!— le digo cerrando la puerta tras de mí.
— ¡Te veo en la tarde!— lo escuché decir.
Luego de recorrer el camino de siempre llegué a la escuela, no había nada nuevo, nisiquiera parecía que ayer había sido San Valentín. Todo el mundo conversaba normal, como si nada. Cuando llego a mi casillero algunas personas de alrededor me miran discretamente, aunque en realidad no tan discretamente porque hasta Jenny la bibliotecaria puede notarlo y eso que está casi ciega y sorda la pobre. No creo que mi vestuario sea demasiado revelador. En tanto cogía mis libros de las materias del día, se escuchó que habían encendido los altavoces; iban a dar un comunicado especial. Se escuchó en todas partes la voz del señor Jenkins, el director de nuestra escuela.
— Queridos alumnos y profesores, yo Harold Jenkins como el director de esta escuela, me complace decirles que el lunes de la próxima semana tendremos el partido de fútbol que definirá al campeón de este año, como ya saben hemos ganado tres años consecutivos y estamos seguros que este semestre la victoria será nuestra nuevamente, todo se realizará en el colegio vecino contra los que competiremos. El señor Teodore Colins y la señorita Angelina Adams, favor de venir a la dirección, los demás a sus clases correspondientes.
¿Porqué me solicitarán de la dirección?, talvez y sea por cosas correspondientes al juego. Después de terminar de cerrar mi casillero voy en camino a la dirección. Cuando llego ya Teo está esperando a que lo llamen para pasar, en el momento que me ve me mira de los pies a la cabeza y da una sonrisa amable.
— Hola Teo, ¿puedo decirte Teo verdad?— le pregunto, no valla a ser que no le guste y yo lo llame de esa manera.
— Si, claro que puedes llamarme así— me responde aún sonriendo— ¿Puedo decirte Angie?— me pregunta él con el mismo tono que yo había usado hace un momento.
— Obvio que sí— iba a decirle otra cosa pero la secretaria del director nos interrumpió.
— El director los espera a ambos, ya pueden pasar— dice con una voz que me indicaba que estaba aburrida en tanto continúa limandose las uñas con despreocupación.
— ¿Sospechas para qué es?— escucho murmurar a Teodore a mis espaldas, lo único que hago es mirarlo, encogerme de hombros y acabar de abrir la puerta del despacho del director.
El despacho del director es un lugar demasiado serio y formal para mi gusto, tiene varias aparadores llenas de gavetas con documentos, el escritorio está bien ordenado, con cada lápiz en su lugar y por último una silla giratoria donde se sienta un señor de aspecto robusto y serio. Nos indica con un gesto que nos sentemos en las dos sillas frente al escritorio. Cuando nos sentamos, Teo me dirige una mirada cómplice que le devuelvo y luego miramos al señor frente a nosotros.
— Seguro se preguntan porqué los he llamado y los he hecho perder la primera clase del día ¿No es así?— preguntó calmado. Los dos asentimos sin mencionar palabra alguna— Como saben, el próximo lunes tenemos la final de fútbol americano y tú señor Colins como capitán tienes la responsabilidad de que ganemos el partido, como ya venimos asiendo hace tres años.