BRUNO
Me he dado cuenta de que Angelina no es la chica débil y mimada que yo pensaba que era, sino que es mucho más osada y decida. Me asombró mucho cuando la ví ahí en mi estudio de arte observándome como si nada, espero y no se halla dado cuenta de que me sorprendió en serio que estuviera allí, y peor aún me alegró, aunque obviamente no lo hice ver. Y ahora que la he descubierto siguiéndome fue como, ¿Qué?, no pensaba que fuera tan decidida como para seguirme a mi lugar favorito de esa manera, ni siquiera lo negó cuando se lo afirmé, no creo que pueda seguirle la línea a esta chica, y ahora pues, ahora me encuentro corriendo como un maniático por las calles tratando de encontrarla.
La muy tonta se fue corriendo sin más y yo sabía perfectamente que estas calles ella no las conocía de nada, si las hubiera conocido, sabría que el callejón Colori eterni estuvo aquí todo este tiempo, o como lo han bautizado los indigentes y lugareños, callejón Colores Eternos. Camino por la calle por donde se fue corriendo, pero no la veo por ningún lado, estoy muy cansado, pero me obligo a seguir buscando, no me gusta tenerla cerca porque me hace pensar en cosas que prefiero obviar pero si no la ayudo a regresar a casa no creo que duerma bien esta noche.
Llego a un parque que está prácticamente vacío, miro a todos lados y no la veo por ninguna parte, iba a irme ya pero de repente ví un movimiento tras un árbol, suspiré aliviado cuando divisé un color muy parecido al del pullover que llevaba puesto ella y empecé a acercarme a el lugar. De manera que me acercaba fuí notando aquel pelo negro y lacio de la latosa, y sí que me daba lata esta chica por dios.
Me acerqué sin hacer ningún ruido y me paré justo frente a ella. La tonta tenía las manos rodeando sus piernas y la cabeza estaba agachada entre ellas. No comprendo que hace agachada ahí de esa manera, parece una pequeña e indefensa niña. Me descubro nuevamente con las ganas de proteger los sentimientos de esta niña frente a mí. Que irónico, la persona que rompió su corazón queriendo cuidar sus sentimientos. La miré por unos segundos más en los que ella seguía sin darse cuenta de que yo estaba ahí.
- Hey, latosa, levántate, me has hecho perder demasiado tiempo buscándote- cuando le dije esto sonando más serio de lo que quería, ella levantó la mirada, parecía triste y desamparada, pero como si le alegrara verme me sonrió feliz, eso me confundió mucho, tenía una sonrisa de agradecimiento, me agradecía a mí. Mi corazón palpitaba con rapidez, me estaba poniendo nervioso, no soy un chico tímido ni nada por el estilo pero es que su sonrisa era realmente hermosa, mi mente fué al recuerdo del día en que la conocí y la manera en la que me sonrió en ese entonces, estaba seguro que desde ese día su sonrisa solamente había cambiado para ser algo realmente maravilloso a mis ojos. No me gustaba el rumbo de mis pensamientos así que le dí la espalda por un momento y pasé una mano por mi cara, la tenía un poco caliente, no podía creer que eso me allá interesado tanto como para hacerme sonrojar, suspiré una última vez para calmar mis nervios antes de voltearme nuevamente hacia ella. Ya se había levantado, se le notaba más alegre que antes.
- Anda vamos, eres una tonta- le dije caminando, supongo que venía tras de mí. En pocos segundos llegó a mi lado.
- ¿Porqué crees que soy una tonta?- preguntó, no sé si la ingenuidad la fingía o de verdad era tan inocente.
- Nunca entiendes nada, te lo digo porque cuando te llamé antes fué para evitar que todo esto sucediera, pero decidiste no hacerme caso- la miré por un momento, luego volví la vista de nuevo a mi camino.
- Pensé que ibas a seguir peleando o insultándome- dijo sin más y continúo caminando a mi lado. En unos minutos no se mencionó palabra alguna, resultaba ya un poco incómodo así que me decidí a romper el silencio pero mi acompañante lo hizo primero.
- ¿Qué era ese lugar en el que estábamos antes?- preguntó mirándome mientras cruzaba sus manos en la espalda, aquellos ojos verdes se notaban llenos se curiosidad.
- ¿A qué te refieres?- pregunté haciéndome el desentendido, sabía perfectamente a que se refería.
- Me refiero a el callejón lleno de aquellos pictogramas y grafitis, me pareció un lugar muy lindo y colorido- sonrío pensativa.
- Pues las personas que viven cerca lo han empezado a llamar callejón Colores Eternos. En el muchos artistas callejeros han dejado su huella, se dice que han pintado en él más de 100 personas.
- Wow que interesante, no puedo creer que tantas personas hallan pintado en él, pero, ¿Porqué estabas tu allí?- continúo con su preguntadera.
- ¿No te han dicho nunca que eres demasiado curiosa?- la miró alzando una ceja.
- En realidad no suelo preguntar tanto pero, en verdad me causa curiosidad todo esto- mira al suelo creo que un poco avergonzada.
- Bueno, en fin, te lo contaré, el callejón Colori eterni como suelo llamarle yo en italiano, es el lugar en el que me siento en paz, todas y cada una de aquellas pinturas plasmadas en esas paredes con los años me llenan de inspiración, lo podría llamar lo que se dice "mi lugar favorito". ¿Entendido?- cuando la observé de nuevo me sorprendí al verla observándome con una sonrisa en los labios, pero no era una sonrisa de burla o diversión, sino una llena de orgullo y emoción.
- Si Bruno, lo he entendido bien, no sabes lo lindo que te ves cuando hablas de aquello que te apasiona- bromea un poco o eso creo, suspiro con resignación y continúo caminando, ella era imposible.
Estábamos ya cerca de casa, apenas y faltaban dos calles para llegar, me pareció raro que la latosa no dijera nada más así que le dí una mirada rápida, la noté seria y pensativa. Cuando al fin llegamos justo frente a nuestras casas caminé a la mía sin despedirme ni decir ninguna otra cosa, había hablado lo suficiente hoy.
- ¡Bruno!- escucho decir de repente a la chica al otro lado de la calle, cuando me giro para ver qué carajos quiere me sorprende muchísimo cuando de un momento a otro la veo correr a mí y abrazarme de la cintura, sus delgado brazos me rodean fuerte, puedo sentir sus manos en mi espalda a través de la tela de mi sudadera. No sé como reaccionar a esto, nunca ninguna chica me había abrazo de esa manera, y mucho menos Angelina. Por eso no hago nada, no la aparto pero tampoco correspondo ese abrazo. Todo se siente demasiado raro e incómodo como para reaccionar.