Riley, Rumbo a la locura.

1 - RILEY

Meses atrás

 

La joven Riley podía sentir como si le taladrasen los oídos una y otra vez, pues la alarma que yacía en su buró justo al lado de su cama sonaba incesante, fastidiada y con los ojos aun cerrados con dificultad logro luego de un par de minutos poder apagarla, se sentó a la orilla de la cama durante un momento para después estirarse un poco y realizar su rutina de todas las mañanas y prepararse para bajar a desayunar y poder marcharse rumbo hacía la universidad.

Estando ya en el comedor la madre de Riley se encontraba preparando las cosas faltantes para poder sentarse todos a tomar el desayuno.

—Buenos días Rachel. —dijo la madre de Riley intuyendo equívocamente que se trataba de la menor de las hermanas.

—Lamento decepcionarte, soy Riley mamá. —en ese momento un tanto avergonzada la madre de Riley volteo a mirarle.

—Lo siento Riley, te confundí.

Riley puso los ojos en blanco durante un segundo y se sentó en su lugar de siempre para tomar una manzana del frutero que yacía en el centro de la mesa, no dijo más pues lo que menos quería era iniciar una discusión a tan temprana hora, en silencio solo observaba a su madre quien comenzaba a sentirse incomoda.

— ¿Puedes ir a despertar a tu hermana? Se le va a hacer tarde y no alcanzará a desayunar.

Riley sonrió. —No es necesario madre, tu adorada e idolatrada Rachel ya viene, ves. —respondió sintiéndose un tanto fastidiada y apuntando hacía la escalera de donde venía su melliza apresurada.

Dando un beso a su madre Rachel tomo asiento a un lado de Riley. —Buenos días Riley. —dijo observándola solo fugazmente con algo de temor.

Riley ni siquiera se molestó en responder el saludo de su hermana y se dispuso a desayunar en completo silencio, de pronto se escucharon unos pasos bajar apresurados por la escalera y aquellos pasos pertenecían al padre de las mellizas.

—Buenos días hijas. —dijo el jefe de la familia dando un beso a Rachel y una palmada en el hombro a Riley.

Mientras toda la familia desayunaba Riley solo yacía ahí, en completo silencio sintiéndose totalmente ajena a aquel lugar, a aquellas personas que eran su familia. En cuanto su plato se encontró vacío sin decir palabra alguna se levantó de su lugar, levanto su plato para dejarlo en el lavabo y se encaminó por su mochila para salir de su casa, justo cuando se encontró en el umbral de la puerta Rachel se llevó el ultimo bocado de su desayuno a la boca, colocándose una de sus manos en el rostro para taparse la boca pues aun no terminaba de masticar, se levantó de prisa.

— ¡Riley espera! ¿Me puedo ir contigo? —pregunto la melliza, mirando a su hermana mientras con algo de temor por la respuesta de Riley tomaba su mochila.

—Me da igual. —respondió Riley de manera muy seca. Rachel les dio un beso a sus padres y salió apresurada junto a su hermana pues sabía que de un momento a otro podía dejarla atrás.

En cuanto salieron de casa Riley comenzó a pensar si el irse juntas podría ser una buena idea o no, pues a últimos tiempos lo que mejor sabían hacer las mellizas era discutir, su relación se encontraba enormemente fracturada y de cuando en cuando a Riley aquello le pesaba demasiado. Estando ya un poco lejos de casa su caminata que a un principio fue apresurada comenzó a tornarse más lenta. El silencio las envolvió por completo haciéndole sentir a Riley unas enormes ganas de marcharse y continuar su andar sola. Pero en cuanto Riley se dispuso a avanzar más a prisa Rachel rompió el silencio tan incómodo.

—Siento que me detestas Riley.

Ante aquel comentario Riley solo sonrió sarcástica. —Eres mi hermana Rachel ¡dios yo no te odio! —expreso un poco sorprendida por lo que acababa de escuchar.

—Es que te dedicas constantemente a demostrarme lo contrario, te has alejado tanto de mamá, de papá…de mí. Nuestra relación…cada vez está peor y yo, no sé qué hacer para acercarme a ti de nuevo.

—Es que ni siquiera has intentado acércate a mi nuevamente.

— ¡Porque siento que me detestas! Por eso, lo que menos quiero es discutir más de lo que ya lo hacemos. —menciono Rachel sonando con infinita tristeza.

Riley detiene su marcha de golpe y voltea a ver a su hermana. —Quiero aclarar ciertas cosas Rachel, la principal es que no te odio. La segunda es que no fui yo quien se alejó, tú me sacaste de tu vida de una forma ruin, además ¿Por qué me reclamas por mi actitud? ¿Acaso te importa en verdad? Mírate, eres sociable, tienes un montón de amigos, todos te conocen ¿En qué te afecta que este yo en tu vida o no? Para ti es mejor ¿no? Digo, no creo que quieras que te relacionen con la loca, con la  chica que atropello al mejor amigo de tu novio. —en ese momento la sangre de Riley comenzaba a hervir provocando que sintiera como su cuerpo se hacía posesor de una sensación de cosquilleo muy desagradable.

— ¡Y ahí vas de nuevo con eso! —respondió Rachel con fastidio pues sabía y comenzaba a hacerse a la idea de que aquella conversación terminaría como casi siempre en una acalorada e hiriente discusión. — ¿Qué querías que yo hiciera Riley? ¡Ya déjalo atrás!

En cuanto Rachel hizo aquella última pregunta, Riley sintió unas enormes ganas de golpear a su hermana, la miro con furia. — ¿Qué quería que hicieras Rachel? ¡Como un carajo! ¡Quería que me apoyaras! Que estuvieras para mí, que creyeras en mí, que lucharás conmigo. Aquella noche los amigos de tu novio me jodieron, uno de los amigos de tu novio me drogo y me violo y otro de sus amigos me grabo y de dedico a humillarme y a sobajarme y a hacerme sentir como basura y ahora soy la puta loca asesina de la escuela. ¡Maldita sea Rachel! Te enamoraste de Devon un bastardo que no ha hecho más que hacerme la vida miserable ya que su amiguito no está más. —Exclamo Riley sonando con gran dolor.

Los ojos de Rachel se cristalizaron, observando hacía el cielo avergonzada no se atrevía a mirar a su hermana. — ¡La cague! Perdón por enamorarme de Devon.




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