Riley, Rumbo a la locura.

7 - EN MARCHA

 

 

Las clases de aquel día terminaron, era el momento, el plan debía comenzar a ponerse en marcha. Sonando el timbre de salida la mayoría salió como casi a diario, a prisa sin mirar ni esperar a nadie. Riley observo a Freenman mientras caminaba por los pasillos hacía la salida, nerviosa noto como él le sonrió y en cuanto se desapareció entre la multitud tomo del brazo a Riley y la llevo hasta el estacionamiento.

—Por favor Riley cualquier cosa que salga mal, grita. Si puedes llamarme, me llamas por favor. —Ethan abrazo a Riley y ella correspondió a aquel cálido y seguro abrazo.

Podía sentirse más valiente y más segura de querer ayudar a su amigo a que se hiciera justicia por Lía Reed. —Todo saldrá bien. —le susurro mientras pasaba sus dedos entre sus cortos cabellos negros.

En ese momento Riley pudo ver como Rachel se acercaba hacía ellos con una amplia y pícara sonrisa. — ¿Los interrumpo?

Ethan de inmediato puso los ojos en blanco y volteo a ver a Rachel. —Si interrumpes, como siempre eres muy impertinente.

— ¡Ethan! —exclamo Riley un poco molesta sujetando después la mano de su melliza.

— ¡Agh! Siempre tienes un humor. ¡Eres insoportable! —comento Rachel con fastidio.

—Que gracioso yo pienso lo mismo de ti Rachel. Hoy no tengo ganas de molestarte así que mejor me voy. ¡Ah! Y retócate el maquillaje se te ve el cuello de un color y la cara de otro.

En cuanto escucho aquello Rachel saco rápidamente su espejo de su mochila y se miró detenidamente, molesta observo a Riley e hizo un puchero de disgusto. — ¡No es cierto! Mi maquillaje está bien ¿verdad?

—Si está bien, ya sabes que a Ethan como que no le caes muy bien y le gusta molestarte.

— ¡Bueno pero eso no importa! Lo que en verdad importa es que al parecer tu si le caes muy, muy, muy bien ¿no es así? —exclamo mientras emocionada se mordía el labio inferior.

Confundida, Riley sonrió. — ¿De qué hablas? —pregunto después tratando a toda costa que Rachel investigar más acerca de sus sentimientos por Ethan.

— ¡Se estaba abrazando!

— ¿Qué acaso los amigos no pueden abrazarse? ¡Rachel! Entre Ethan y yo no hay nada, ni habrá nada, ¡somos amigos!

— ¿Pero quieres que haya algo?

— ¡No, no, no! Y ahora déjame en paz con eso, no veo a Ethan de esa manera y sabes que, creo que ya me voy quede de ir con un unos compañeros a realizar un trabajo en equipo muy importante y si no voy tendré más pendientes de los que ya tengo. —Riley le dio un abrazo a Rachel y luego se alejó de ella para ocultarse por algún lugar en lo que la escuela quedaba en total soledad, ya no habiendo estudiantes Riley se dirigió hacía el lugar en donde se encontraría con el profesor Freenman para su cita y ahí se dispuso a esperarlo hasta que este hiciera acto de presencia. Los minutos comenzaron a hacerse cada vez más desesperante, pues la escuela ya casi estaba por cerrar, no había ni estudiantes ni profesores cerca. Riley comenzaba a perder la fe y empezaba a pensar que probablemente Freenman la dejaría plantada, pero eso no paso pues justo cuando ya no tenía esperanzas de poner su plan en marcha, el profesor llego en su automóvil hasta ella para recogerla, sin bajarse le abrió la puerta y ella inmediatamente se montó en el cómodo asiento.

—Lamento la tardanza, pero tenía que asegurarme de que no hubiera ya nadie cerca, sería un problema terrible si alguien nos llega a mirar juntos. Siempre trato de tener el mayor cuidado posible.

— ¿Quiere decir que has salido con otras estudiantes? —interrogo Riley observando fijamente los ojos fríos de su profesor, él únicamente sonrió y arranco el auto hacía su lugar de destino. 

Freenman manejo rápidamente hasta tu casa, la cual estaba un poco alejada de la universidad, era enorme, con dos enormes arboles a los lados y unas bonitas mecedoras que hacían un lindo contraste, el césped estaba perfectamente arreglado. En cuanto se estaciono, bajo a prisa del auto y se encamino hacía el lado de Riley para abrirle la puerta, entre las luces del alumbrado de las calles pudo ver de lejos el auto estacionado de Ethan, quien durante todo el trayecto los estuvo siguiendo. En ese instante Riley sintió un gran alivio pues de alguna manera sabía que estaba protegida por si las cosas salían mal. La pelirroja tomo la mano de Freenman y dejo que este la guiara hasta dentro de la casa, al entrar observo todo a su alrededor con detenimiento, estaba en el lugar más seguro del profesor Freenman, estaba siendo parte de su privacidad, todo en aquella casa se encontraba en perfecto orden, un poco impresionada por la casa de Freenman sintió como de pronto y sin avisar este le quitaba la mochila, Riley sorprendida solo dejo caer los brazos para poder zafarse de esta.

—Tu casa es, impresionante. Es muy bonita. —dijo Riley pensando en cuantas veces la hermana de su amigo estuvo en aquel lugar, cuantas veces peleo, cuantas veces lloro.

— ¿Quieres tomar algo Riley? —pregunto parándose frente a la joven de una manera imponente y pasando de largo el comentario que había hecho sobre su morada.

—Refresco está bien y… ¿Tendrás algún refrigerio? Algo ligero, es que la verdad no he comido nada en todo el día. —mintió para así poder despegarse de Freenman unos minutos.

— ¿Quisieras algo de fruta?

—Si estaría perfecto.  —respondió Riley con una sonrisa fingida.

En cuanto Freenman se encamino hacía su enorme y elegante cocina, Riley discreta y ágilmente se dispuso a sacar lo antes su teléfono celular, lo coloco en modo de grabación lo más rápido que pudo y lo posiciono bajo unas revistas que estaban sobre una pequeña mesa en el centro de la sala, al escuchar los pasos de Freenman dirigirse nuevamente hacía ella, se dejó caer en el sofá tratando de fingir que estaba de lo más cómoda, tratando de relajarse dio unos golpecillos en el sofá justo a un lado de ella para que el profesor se sentará a su lado. El entregándole una manzana y algo de beber se dejó caer a su lado muy cerca de ella, con una botella de cerveza en su mano.




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