Rivales | Edmund Pevensie - Caspian

Chapter XVII

Me desperté con un fuerte dolor en mi mejilla... no sé cuánto tiempo habré estado inconsciente, pero de lo que estaba segura era de que no era un sueño... estaba viviendo la verdadera pesadilla, observé a mis alrededores y vi que estaba en el calabozo.

xx: Veo que por fin despertaste— Hablaron captando mi atención.

Tn: Así que sigues de perro faldero de Miraz... general Glozelle— Comenté y vi que él se acercó a mí y me tomó del cabello con brusquedad.

Glozelle: Yo no soy el perro faldero de nadie— Me observó molesto.

Tn: Eso ni tú te lo has creído— Me burlé haciendo que él aumentara más su agarre —Además... haces poca cosa y te mantienes callado cuando Miraz habla.

Glozelle: No me subestimes mocosa— Habló amenazante —Podrás haber sido de los mejores soldados, pero sabemos que eres demasiado débil para enfrentarte realmente a Miraz— Me soltó bruscamente haciendo que mi cara impactara contra el suelo, sentí que algo líquido recorría por mi frente.

Tn: Ponme a prueba y verás que puedo matarte— Lo observé fríamente.

Glozelle: ¿Crees que...

xx: Te pedí que vinieras por ella, no que te pusieras a discutir— Hablaron captando nuestra atención —¿Acaso no puedes cumplir esta orden al pie de la letra?

Glozelle: Lo...lord Miraz— Se hizo a un lado e hizo una reverencia.

Tn: ¿Decías? — Me burlé haciendo que él me mirara molesto.

Miraz: Levántate— Me miró, pero yo no hice caso —No pienso dejar que estés aquí como si nada— Observó a sus guardias —Amárrenla.

En eso los guardias se acercaron a mí e intentaron tocarme, pero rápidamente me moví para luego levantarme y comenzar a pelear, uno de ellos intentó detenerme, pero me hice a un lado y le di un golpe en la cabeza, a pesar de sentirme aun mareada por el golpe, no iba a dejarme tocar fácilmente, estaba harta de siempre cumplir lo que pedía.

Miraz: Siempre has sido una chica muy terca— Negó con la cabeza.

Uno de ellos aprovechó para encestarme un golpe haciendo que me aturdiera nuevamente, me tomaron de los brazos y comenzaron a ponerme cadenas... ahora no podía moverme mucho, me encontraba encadenada en la pared.

Miraz: ¿Qué te parece si comenzamos? — Sonrió de forma sombría haciendo que me asustara por un momento —Dime donde se encuentran los narnianos.

Tn: No te lo voy a decir— Al responder sentí un gran ardor en mi estómago, Miraz había usado su espada y cortó un poco.

Miraz: ¡Dime donde se encuentran! — Exigió y yo lo miré fría.

Tn: Podrás torturarme todo lo que quieras... pero nunca me harás decir nada— Aclaré molesta.

Miraz: Quizás si logro encontrar a mi sobrino, pueda hacerte cambiar de opinión— Comentó haciendo que me tensara —No soy idiota para no darme cuenta de los sentimientos que tiene por ti.

Tn: No te atrevas— Lo miré furiosa —Él no tiene nada que ver con esto.

Miraz: Que se entere que su amada se encuentra en condiciones lamentables... claramente vendría corriendo a buscarte— Se acercó a mí con una sonrisa.

Tn: ¡NO METAS A CASPIAN EN ESTO! — Exclamé con gran furia.

Miraz: Y no solo él... también noté al Rey Edmund mirarte de forma especial— Me tensé de sobremanera —¿Quién crees que venga corriendo primero? — Preguntó burlón.

Tn: ¡ERES UN MALDITO COBARDE! NO TE ATREVAS A HACERLES DAÑO— Lo miré sintiendo una opresión en mi pecho al pensar lo peor.

Miraz: Me exiges algo aunque no tengas autoridad— Soltó una risita y sentí que mi cara fue hacia un lado —No seas estúpida, no pienso cumplir lo que me dices— Tomó mi rostro bruscamente —Además que me hace placentero poder ver tu cara de sufrimiento y todavía más cuando ellos te vean en esas condiciones.

Glozelle: Nosotros nos retiramos señor— Informó y salieron.

Miraz: Aquí no habrá quien te salve del cruel destino que te toca— Se alejó y me miró sombríamente —Te lo preguntaré una vez más... si te niegas sufrirás...

Y así fue... cada vez que me negaba un corte nuevo aparecía en mi piel, intentaba no emitir algún sonido, pero las últimas se me hacían insoportables que no podía evitar soltar un grito de dolor... comenzaba a sentirme débil y eso Miraz lo había notado, se detuvo y sonrió... mi campo de visión volvía a verse borrosa, sentía que mis fuerzas me abandonaban... quizás era hora de rendirme, mis ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que caí en la oscuridad.

(Unas horas después)

xx: Tn... Tn despierta— Me hablaron y poco a poco fui despertando.

Un quejido salió de mi boca, sentía mi cuerpo demasiado débil... alcé la mirada y me sorprendí al ver de quien se trataba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.