Rivales, no enamorados

Capítulo 25

«Inefable»
 

—Inefable, jóvenes —dijo mi profesor de español—. Algo tan increíble que no se puede describir con palabras.

Su explicación me parecía incorrecta, no puede existir una palabra para algo que no se puede describir con palabras. Pierde toda la lógica, pero él es el profesor, no yo.

El Sr. Fernández siempre nos enseñaba una palabra nueva antes de comenzar la clase, para que ampliemos nuestro vocabulario. Una de mis favoritas es apabullante. La aprendimos hace tres días y he tratado de incluirla en mi vocabulario lo más que pueda, pero no ha sido fácil.

—¿Cuál era la palabra? —susurró Lyn.

—Inefable —respondí.

Una semana y media fue el tiempo suficiente para que pudiera dejar de guiar a Lyn, ya que (como supuse) se hizo amiga de Julieta y ella tomó mi labor. Aún así, Lyn sigue pidiendo mi ayuda en lo académico.

—Señor Villareal, ¿podría poner la palabra inefable en una oración? —dijo el Sr. Fernández.

—La estrategia del profesor de español para enseñarnos palabras es inefable —mencionó Franco sonriendo.

—Solo quiere que le den puntos extra —comentó Antonio desde el fondo de la clase.

Los patéticos de la clase rieron.

—Haga usted una oración con esa palabra, Sr. González —dijo el profesor.

Una vez más Antonio había sido, digamos, ridiculizado por un profesor, ya que no salió una sola palabra de su boca. Obviamente Antonio no estaba a un nivel como para utilizar la palabra inefable en su vocabulario, debido a que se concentraba en hacerle la vida imposible a los demás antes que prestar atención en clase.

—Si no le agradó la oración al compañero puedo hacer otra —retó Franco.

Arrogante.

—Su oración fue muy buena y tenía sentido, no hay porqué hacer otra. Abran sus libros en la página 103.

Uno de mis temas favoritos, morfología. Dos horas seguidas de morfología y luego el descanso de veinte minutos.

—Odio español —comentó Tori al salir de la clase.

—Victoria, ¿qué he dicho sobre odiar una asignatura?

—No debo odiar ninguna asignatura, porque se me dificultará más —rodó sus ojos.

Siempre trataba de guiar a mi mejor amiga por el buen camino, para que consiguiera un buen promedio, pero ella siempre se descarrila. Últimamente solo aprobaba matemáticas, lo que me parecía muy sospechoso, ya que obvio está enamorada del profesor y él... Digamos que no se comporta con ella como con otras estudiantes.

Durante mi descanso acompañé a Tori al baño para que arreglara su cabello y retocara su maquillaje, también llamé a Lucas para saber cómo está y contarle como van las cosas en el colegio. Los veinte minutos se fueron volando.

Mi próxima clase es una de mis favoritas, porque el grupo se divide en dos, lo que implica menos desorden. La mitad del grupo va a clase de arte, la otra mitad va a informática. Yo voy a informática.

Entré al laboratorio e inhale el aire acondicionado, ese olor que me fascina. Me dirigí a mi asiento en la primera fila, ya que el profesor había dicho el primer día que las personas con problemas de la vista tenían que sentarse cerca del pizarrón.

Cada fila tenía tres computadoras, la primera quedaba perfecta para los «cuatro ojos» de la clase. Solamente tres personas sufrimos de miopía o astigmatismo: Julián, Franco y yo.

Se dice que las personas con un coeficiente intelectual más alto son más propensas a tener miopía, Julián no es muy buen estudiante y según él tiene miopía, así que no sé qué creer.

Fabricio tocó mi espalda y me sobresalté. Volteé y él dijo—: Lo siento, ¿te asusté?

—Tranquilo, ¿qué necesitas?

—Aparte de dinero y una novia, necesito que me pases lo que hicimos en la última clase, por favor.

Reí y le di mi cuaderno, le tomó fotos a las últimas páginas. —Gracias —dijo.

—De nada, y lo siento por no poder conseguirte dinero y una novia —mencioné.

Fabricio se había convertido en mi amigo de informática porque todo mi grupo de amigos se fue a clases de arte. Decidí marcar la diferencia.

—En realidad, lo de la novia está en proceso... —dijo. Bajó su mirada.

Por un momento me sentí aliviada, ¿no le gusto a Fabricio? ¡Qué bien!

No quería que las cosas llegaran a ser incómodas un día si él se me declaraba y yo tenía que rechazarlo.

—Excelente, de seguro esa chica va a caer rendida a tus pies.

—Empezamos la clase jóvenes —anunció mi profesor.

—Seguimos con el chisme después —le dije a Fabricio.

El Sr. Torrealba duró quince minutos hablando y hablando sobre generaciones de computadoras y versiones de Microsoft Windows. Creí que nos salvaríamos de las exposiciones que nos había dado de tarea la semana pasada, pero no.

—Recuerdo que les dije que debían exponer esta semana, así que adelante Srta. Montenegro, primero las damas.

Claro, siempre era la primera en exponer, las desventajas de ser la única dama en informática. Una dama rodeada de 14 caballeros, que de «caballeros» no tienen ni una pizca.

La verdad, no me molestaba exponer, me había preparado muy bien y tenía cada movimiento que debía hacer grabado en mi memoria.

Pasé al frente de la clase y proyecté mis diapositivas de Power Point para comenzar a hablar. No estaba nerviosa, no me daba miedo hablar en público, no temía ser la primera.

—Me corresponde hablar sobre la vida de Charles Babbage, el padre de la computadora. Un británico cualquiera nacido el 26 de diciembre de 1791, que sin saber cambiaría el mundo con su invención y dejaría de ser un cualquiera —mencioné.

Movía mis manos mientras hablaba como había aprendido hace dos años, aproximadamente. Tratando de mantener contacto visual con mis compañeros y profesor todo el tiempo, hablando con un volumen de voz adecuado, dando material visual con mis diapositivas que había hecho hace cinco días, ya había hablado casi cinco minutos. Todo estaba saliendo perfecto, las palabras salían de mi boca fluidamente y recordaba cada detalle sobre la vida de Charles Babbage, hasta que mi mirada encontró esos ojos cafés detrás de los lentes de policarbonato que nunca antes me habían puesto nerviosa, sino que me daba ánimos para exponer mejor con la intención de ganarle.



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En el texto hay: confusion, amor-odio, rivalidad

Editado: 25.04.2021

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