Rivales, no enamorados

Capítulo 49

«Examen de admisión»
 


Para ser sincera, el día había empezado un poco de la mierda, el pulso me temblaba de los nervios y me hizo derramar el café en la mesa cuando le estaba echando el azúcar, eso me hizo ponerme más nerviosa. Me daba rabia ver a Tobías y a papá tan relajados diciéndome que no era nada.

Nadie podía imaginar el sueño que me había robado este día, empezando por toda la noche de ayer y la madrugada de hoy, cosa que me tenía aun más nerviosa —si es que se puede— porque sabía que eso afectaría mi rendimiento. Viéndolo del lado positivo, por fin haría el examen de la U.C.I, tenía la oportunidad de asegurar mi futuro un año antes de lo esperado.

Suspendieron las clases a medio día para que los aspirantes hiciéramos los exámenes en paz, obviamente yo no era la única nerviosa.

—Jul, voy a vomitar —comentó Tori.

Se había anotado para el examen de la Universidad de las Artes y la Expresión, más especificamente a Diseño y confección de la moda. En realidad, mi amiga hacía el examen solo «por si acaso», ya que su padre le había prometido pagarle la carrera.

—Tranquila —le dije a mi amiga mientras aguantaba mis ganas de vomitar también.

¿Franco estará nervioso?

¿Estás hablando en serio? No importa Franco en este momento, Julia. Hay que ganarle, como siempre.

Hay que ganarle a todos los que se postularon, en realidad. Pero él es el principal.

¿Cómo podía besarlo un día y al otro competir con él? Claro que competir es nuestra naturalidad, pero qué relación tan extraña.

¡¿Relación?! No.

Aunque... No necesariamente tiene que ser una relación de novios ¿cierto? Hay muchos tipos de relaciones, pero ¿cuál era la nuestra? ¿Amigos? ¿Rivales? ¿Besos casuales?

Ew.

Eso no importa ahora, entré al salón que me habían asignado para el examen, no habían muchas personas de penúltimo año, la mayoría eran de la generación saliente. Probablemente las únicas personas de penúltimo año que estaban aquí eran desesperados por el futuro como yo.

Cuando el Sr. Fuentes entró a la clase a dar unas indicaciones me miró fijamente por unos segundos, dio un pequeño recorrido por el aula y cuando llegó a mi lugar susurró—: Nuestra relación no es muy amigable, señorita Montenegro, pero usted tiene mucho potencial y confío en usted, cuando entre a la U.C.I va a dejar a este colegio en alto.

El comentario del director me puso los pelos de punta, me estaba afirmando que iba a entrar a la U.C.I y que «confiaba en mí». O ganaba esa beca y tenía a una persona más para hacer sentir orgullosa o la perdía y decepcionaba a una más.

¡No pensamientos negativos, Julia! Comencé a repetir en mi mente la frase «La beca sera mía».

Bien, tengo que confesar que me había tragado casi dos horas de conversación sobre la ley de la atracción en una videollamada con Tori, algo tenía que haberse pegado a mi mente ¿no?

El tiempo empezó a correr desde que pusieron el examen en mi mesa, disponía de dos horas para responder 50 preguntas de lógica matemática y lógica verbal; tomé mi bolígrafo y respiré profundo. Leí la primera pregunta.

«Un reloj adelanta 5 minutos por hora. Se ajusta con la hora exacta y 5 horas después marca las 7:15. ¿Cuál es la hora exacta en ese momento? 
1) 6:50 
2) 6:55 
3) 7:10 
4) 7:35 »

Jaja, ¿qué?

Para empezar, ese reloj es un poco extraño.

Creo que necesito concentrarme más de lo que esperaba y el chico que está en su casa respondiendo esta misma pregunta en línea no ayuda. Los novios sí son una distracción.

¡Franco no es mi novio aún! 
¡¿Aún?! ¿Qué cosas digo?

Vamos, Julia. El reloj avanza 5 minutos por hora y han pasado 5 horas, eso quiere decir que el reloj avanzó 25 minutos, si el reloj marca las 7:15 significa que hace cinco horas marcaba 25 minutos menos, o sea... ¡Las 6:50!

Obvio.

Me quedaban 49 preguntas de ese estilo y poseía aproximadamente 2 minutos para responder cada una. Esta había sido una fácil, calentamiento, me había tomado apenas un minuto, pero como siempre, estaba segura de que aparecería una que me tomaría unos 10 minutos y me descontrolaría todo mi cálculo de tiempo.

Difícilmente, decidí concentrarme más en las preguntas que en el tiempo. Me dio escalofríos cuando un chico de último año se levantó de la mesa apenas cinco minutos después de haber comenzado, y no porque hubiera terminado, sino porque ni siquiera se molestó en seguir contestando la prueba.

¡Dios mío! Nunca había sido tan difícil concentrarme en un examen como hoy, para variar...


 


 

Franco
 


 

Una semana y media sin ir a clases me desordenó el sueño, ahora cerraba los ojos a las dos de la madrugada y los abría de nuevo hasta medio día, eso le había dado a mi padre mucho de qué hablar. 
 


 

«Josefina, ¿qué vas a hacer con tu hijo? Se la pasa durmiendo todo el día, a su edad yo cargaba canastos de café que yo mismo cosechaba»
 


 

Esas eran sus palabras exactamente, «tu hijo» decía, como si el espermatozoide del que vengo no hubiera salido de sus huevos. 
 


 

Ignoraba por completo que, literalmente, el doctor pidió que no me moviera de mi cama. Es cierto que desobedecí al asistir al homenaje de Lucas, pero qué más da... 

Otro problema que me había causado mi desorden de sueño fue levantarme solo 10 minutos antes del examen de admisión. Según yo, despertaría mucho antes para desayunar y tomar una ducha para verme un poco presentable en la videollamada. En lugar de eso, tuve que levantarme de golpe, encender mi computadora, acomodar mi cabello y ponerme mis gafas. Aún con mi pijama de Star Wars respondí la videollamada, mi vigilante era una mujer de unos 40 años que me hizo sentir mariposas en el estómago, ¡un momento! No es que me gusten las mayores, es que la mujer era muy parecida a Julia y me hizo recordar que mi Jul está sentada allá en el colegio haciendo el mismo examen que yo. 
 



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En el texto hay: confusion, amor-odio, rivalidad

Editado: 25.04.2021

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