Se encontraba en el limbo, en esa etapa en la que el cerebro no está ni despierto ni dormido, rayando el abismo del insomnio, cuando un sonido lo altero. Era algo como un clic, clic, clic, clic, que lo regreso alterado del abismo - ¿Qué es eso? – pensó. Viro la cabeza hacia su derecha y se percató de que el sonido venia del buro del teléfono, a casi 80 cm de distancia diviso en la penumbra lo que parecía ser una cucaracha sobre la bolsa de arándanos. Se movía de un lado al otro sobre ella, clic, clic, clic, clic…
- ¡Maldita sea! – Grito mientras prendía la luz y se abalanzaba hacia el otro lado de la cama. Observo al animal escabullirse entre los arándanos hacia atrás del mueble, movió el mueble, sacudió la cama, la cabecera y nada, se había esfumado.
- ¡Puto animal! – Pensó.
Retiro la comida del buro y la coloco en el escritorio, volvió a atrincherarse en la cama y a apago la luz. A pesar de que los parpados le martillaban los ojos por el cansancio, no pudo cerrarlos, la idea de estar durmiendo con una cucaracha a un lado le repugnaba. Se volteo a la izquierda y trato de cerrar los ojos a la fuerza. De nuevo al abismo del insomnio.
Sabia cuando estaba en el abismo, porque las ideas dejaban de ser claras, divagaba de una a otra sin sentido, una cucaracha se convertía en una camioneta, en el desierto, la arena golpeando el metal, clic, clic, clic, clic, clic, clic y clic de nuevo. Abrió los pesados ojos y vio una cucaracha caminando en la cabecera, era monstruosa, cada pata hacia clic al caminar. Sin darse tiempo de encender la luz, se abalanzo con la almohada hacia la cabecera y la tupio de golpes, 4, 6, 8 y esperando ver al monstruoso animal abatido, encendió la luz.
Nada, no encontro nada, el animal había desaparecido, movió de nuevo todo y nada, busco alguna grieta en el mueble o la pared que sirviera como refugio, pero no había nada, simplemente se esfumaban. Fue al baño en busca de algún insecticida o algo, intento encender la luz, pero esta no respondió, de todas formas, no era necesaria, en el cuarto no había nada, ni jabón.
Retiro la sabana de la cama y la tiro junto con el sarape en una esquina donde diviso la cajetilla de cigarros, “Extralargos” versaba la caja. Por una milésima de segundo sintió una punzada en la base de la nuca, sabía lo que significaba, ahí estaba de nuevo, escondido en el fondo de su ser, la necesidad de fumar tratando de salir, tomo la caja y la metió en uno de sus zapatos que echo bajo la cama. Apago la luz y se acostó de nuevo, esta vez boca arriba.
Realmente los cigarros no le incomodaban, hasta cierto punto le causaba tranquilidad saber que estaban ahí, cuando fumaba, se engañaba pensando que solo lo hacía en momentos de estrés, claro, tenía 8 o 10 momentos de estrés al día. Por eso, tener cigarros a la mano, le causaba una amplia satisfacción, sería terrible que de momento se acabara el mundo y no tuviera que fumar. El mundo situado en medio del espacio -De nuevo al abismo – el espacio, inmenso como su abismo. Ese abismo que era la cárcel de sus sueños, donde sabía que no estaba ni dormido ni despierto, lo había aquejado desde que tenía memoria, tardaba horas y horas nocturnas en cruzarlo, a veces creía que solo dormía una o dos horas por noche. Era una tortura bssst, era una tortura intentar dormir por las noches, bsssst - ¿Qué carajo? – BBBSsssst.
Abrió los ojos sorprendido de tenerlos cerrados y vio cruzar por el aire un bicho volador, se situó en la parte alta del muro de la cabecera, indudablemente en la penumbra distinguía una cucaracha, intento asestarle un golpe, pero la cucaracha salió volando disparada hacia él y casi le atina en la cara. Encendió la luz y se dirigió corriendo a levantar el teléfono, dio tono de nuevo.
- ¡Bueno! ¿Bueno? – Grito al aparato.
- Tsss, buenas noches cabatsss, caballero, dígame. – Contesto el auricular
- Tienen un problema, están infestados de insectos ¡Quiero cambiar de habitación! –
- Tsss, no, tsss es imposible –
- ¿Qué es imposible? – Cuestiono
- Ambas tss cosas, es imposible que haya cucatsssss cucarachas en su cuarto y no tenemos tsss más cuartos tssdicponibles caballero -
- Acabo de ver una cucaracha volar por mi nariz ¡no venga usted a decirme que me imagine al maldito animal! -
- Lo tsssiento caba…-
- ¡Mande usted a alguien a revisar maldita sea! – Interrumpió y colgó el teléfono.
Miro el reloj digital del escritorio de nuevo; 7;56 - ¿Qué carajo? - Alcanzo a divisar dos cucarachas coronando los dos brazos de la cabecera, apostadas en lo alto como adornos que al instante salieron disparadas a su escondite y ardió en cólera. Separo la cama hacia el centro del cuarto y se dispuso a mover la cabecera y los buros, esta vez dispuesto a asediar a los animales. Quito todo, y no encontró un solo vestigio de los animales ni de su escondite. Comenzaba a entrar en desesperación y volvió a divisar la caja de cigarros que seguramente salió del zapato en la ardua búsqueda, de nuevo volvió a entrar en pánico, la punzada apareció de nuevo, esta vez mas fuerte.