Ring, ring, ring.
Se encontraba estupefacto, parado frente a la puerta, congelado, la respiración comenzaba a fallarle, las piernas le flaqueaban.
Ring, ring, ring.
Levanto la bocina al borde del llanto.
- ¡Por favor! ¿Qué pasa aquí? ¿Dónde estoy? –
- Tsss, tsss ¿Por qué no se ha ido caballero tss? – Dijo la voz calmada.
- ¿Qué paso con la puerta? ¿Qué pasa aquí? – Insistió.
- ¿Qué paso con ella? Tsss –
- No hay salida, la puerta da a un muro ¿Por qué? –
- Por tss que tsss no tss es tsss hora tss de irse – Contesto aún más tranquila la voz.
- ¡Dime donde estoy por favor! –
– Esta usted tss en el momento indicado tss y en el lugar adetsss adecuado, le sugiero tssss se tranquilice -
- ¡No puedo estar tranquilo por Dios! – Contesto entre sollozos.
- Tsss fume -
- ¿Qué? –
- Fume tsss – dijo la voz - Fume tss - repetía.
- ¡Fuma! Tss ¡Fuma! ¡Cucaracha! Tsss –
- ¡CALLATE! – Grito con todas sus fuerzas mientras arrancaba el cable del muro y lanzaba el aparato hacia el ventanal. Un estruendo magnifico rompió el cristal y dejo entrar una corriente de aire frio al cuarto.
- La ventana imbécil ¡sal por la ventana! – susurro para sí.
Abrió como pudo la puerta del ventanal que para su sorpresa daba aun balcón pequeño con un barandal de un metro, no vio nada, obscuridad y niebla al frente, abajo y arriba, a los lados no podía distinguir nada, solo muro a ambos lados hasta que se fusionaba con la obscuridad.
- ¡Mierda! ¡Mierda! – Lo repetía una y otra vez mientras buscaba una explicación.
No había manera de salir, probo la puerta de nuevo, muro de nuevo, probo la puerta del baño, muro también, la otra ventana, obscuridad, realmente estaba atrapado. Tomo su lugar de nuevo en el sillón de piel.
- Quizás sea un sueño, quizás este en el abismo, extremadamente lucido, pero quizás – Apago la luz y casi al instante comenzó a escuchar y sentir, clic, tsss, bssst, sentía el aire de las alas azotar su cara, las patas retintinear en su cabeza, encendió la luz y como magia vio un cuarto repleto de cucarachas, grandes, gordas, pequeñas voladoras, de todos tipos que corrieron al unisonó a esconderse.
- ¡QUE MIERDA ESTA PASANDO! – volvió a apagar la luz, un segundo, la encendió y de nuevo el cuarto inundado de animales, corriendo a esconderse, volvió a apagar y encender la luz, una y otra vez y cada vez que volvía a encenderla era más los animales que encontraba, todos congelados por un segundo después de encender la luz, parecía que estaban esperando coordinadamente el momento en que encendiera la luz para correr todas a su escondite. La última vez, diviso a una de las grandes, de las que parecen armadillos meterse en detrás del teléfono en el suelo.
- Te tengo mierda – Dijo mientras corría a levantar el aparato, pero no, no había nada, se había esfumado. - ¿Cómo es posible? –
Comenzó a caer en la desesperación de nuevo, le faltaba el aire, las piernas le temblaban, observo las sabanas y el sarape en una esquina y un deja vu lo asalto.
- ¡Una cuerda! Si hago una cuerda quizás pueda bajar al piso de abajo – Corrió al balcón de nuevo y se asomó, nada, muro y nada más, no había balcones, ni ventanas, nada. Un mareo de nuevo, la vista se le nublo, un zumbido en los oídos y…
Ring, ring, ring…
- ¿Qué es eso? – Alzo la cabeza y vio el teléfono.
- ¿Qué carajo? - Levanto el aparato y contemplo el cable colgando, cortado por la mitad, no tenía línea y sin embargo, sonaba…
Ring, ring, ring…
- Hola – Titubeo.
- ¿Ya tss has pensado en la cuerda? – De nuevo la voz
- Habla bien maldita, deja de hacer ese sonido ¿Acaso eres débil mental? –
- ¿Tss aun tss te duele el cuello? –