23-12-2021
—Siento que nada que yo diga podría superar esa anécdota…—Volvió a beber de su botella de agua.
—No, pero esperate, y en eso entonces se tambaleó y gritó, ¡Dónde dejé mi sandalia! Y vómito a todos los que estábamos cerca, lo peor es que ni siquiera había llevado sandalias… Se asustó cuando le dijimos eso, pensó que le mentíamos, realmente no sabía lo que sucedía…—Él casi escupía la bebida al escucharla, tuvo que taparse para hacerlo.
—¡No! ¿En serio?—Ponía atención demasiado entusiasmado.
—¡Sí!... Debiste ver su cara después de vomitar.
—Jamás pensé que Mr. Elegancia hubiese hecho eso.—David colocó su mano en su cintura y alzó la otra.—Según él todo el tiempo es refinado y elegante. No le gusta ni si quiera comer con las manos.
—Bueno, pues esa noche estaba todo lleno de chocolate, palomitas y de todo lo que te pudieses imaginar, descubrimos gracias a una foto que se había atascado de helado comiendo solo con las manos. Y estaba tan ebrio que le dijo a mi tía “Madre, escucho borroso"—Ambos estallaron en risas…
—En verdad debí haberlo visto, ay no… Mataría por obtener una foto o vídeo de él haciendo eso…—Ambos se quedaron viendo a la calle.
Desde el día de la playa Jessica y David habían estado saliendo , se la pasaban juntos desde que salían de trabajar hasta el anochecer… En ese poco tiempo habían estado conociéndose y congeniaron muy bien. Esta era una de sus habituales citas, cada momento juntos se les hacía memorable. Eran como buenos amigos que volvieron a reencontrarse…
—Me la he pasado tan bien contigo, eres una gran persona David.—Interrumpió el silencio.
—Muchas gracias Jess, tú también lo eres. Y gracias por aceptar vernos aquí, lamento no haberte llevado a algún restaurante o algo por el estilo.
—Bromeas, jamás había comido en la banqueta… Están muy buenos estos tacos.—Levantó su plato para hacer énfasis, mientras le daba una mordida.
—Gracias, pero definitivamente debes probar tacos, taco bell nada que ver a los buenos tacos mexicanos… Y gracias a ti, hace mucho que no comía de esta manera.—Sonrió nostálgico.
—¿Cómo así?...
—Pues, prácticamente siempre me la paso con tu primo comiendo a los lugares que el frecuenta, y las novias que he tenido siempre quieren ir a un restaurante o a cualquier lugar…—En su mente recordó todas esas relaciones fallidas, si bien había muchas que no les importaba de igual manera insistían en ir mejor a un lugar como aquellos. Él se estaba acostumbrando a mejor solo concentrarse en su trabajo hasta que llegó ella.
—Yo contigo, no me importaría si solo platicamos… En verdad me interesas Thompson, me gusta tu sencillez y lo cálido que eres…
—Y tú a mí también me interesas Jess, he conocido personas que también son amables cómo tú y sencillas, pero la mayoría me hacía sentir un completo extraño al tratar de hacer cosas que me gustan, como estas…
—Pues que tontas, porque realmente es lo más genial que he hecho. Conversamos de una forma más amena que en cualquier lugar…
—Me han gustado mucho estos días juntos, el tiempo que pasamos divirtiéndonos junto a los demás…
—Sobra decir que a mí me ha encantado…
—Jess, eres tan dulce…—Ambos se iban acercando poco a poco.
—Y tú, tan lindo…—Estaban a punto de besarse.—Siento que fui tonta al pensar que tenías algo con Orianna.—Al escuchar ese nombre se sobresaltó y se apartó bruscamente.
—¡No!—Jessica se asustó al ver su reacción.
—¿Qué cosa? Si no quieres besarme lo entiendo…—Ella se sintió un poco apenada. Él entendió que se había malentendido y solo se pagó en la frente con la palma de la mano. Hacía diversos gestos en su intento de decir algo coherente, pero solo tartamudeaba. Al final se tranquilizó y habló con ella.
—No es eso, es solo que no quiero que sientas que vamos tan rápido. Es decir, sí ya habíamos coincidido antes y hablado un poco, pero nunca de esta manera y no me gustaría hacerte sentir incomoda… Sería muy triste que no llegamos a nada y se vuelva incómodo para ambos.
—A ver David, ¿Te llamo la atención?, ¿Te gusto?
—Pues sí…
—Entonces si me gustas y te gusto, no entiendo que tendría de malo. Ambos somos adultos, y tranquilo que no me estás pidiendo matrimonio.—Jess se carcajeo un poco, David le siguió.
—Pues sí verdad, solo es un beso…
—Sí, tú tranquilo…—Jessica bebió de su limonada.
—Jess… ¿Te gustaría ser mi novia?—De la sorpresa comenzó a ahogarse con la limonada, rápido David le dio un pañuelo para que se secara, ella seguía tosiendo tratando de volver a respirar.
—Por supuesto que sí.—Contestó intentando reponerse. Inmediaramende David la besó.
—Te hubieras esperado cariño, tengo mocos en la cara.—Dijo apartándose, mientras agarraba otro pañuelo para limpiarse.
—Jess, con mocos, sin mocos, de cualquier forma te miras preciosa.
—¡DIOS MÍO DAVID, NADIE TE MERECE!—Gritó abrazándolo. Él se sentía afortunado de tener a alguien como ella, se notaba que le quería y finalmente se sentía valorado. La vida le había premiado con una pareja que se dio de manera tan natural, tanto que parece irreal. Se veían hermosos juntos y eso era indiscutible.
—Te equivocas, tú me mereces, nosotros nos merecemos.—La tomó de la mano y se recargaron uno a otro, sin saberlo, ambos se veían juntos a futuro al mismo tiempo. En sus pensamientos llegaban cosas como hacer viajes, conseguir un departamento y más. En verdad ambos se esforzarian por la nueva relación, como si no hubiese más en su vida...
—Gracias cariño. ¿Oye, y por qué no podías salir?
—Ah es verdad, ven conmigo, vamos hacia adentro.—Ambos entraron a la casa, en la sala se encontraron a Orianna.
—¡Hola chicos!—Saludó Orianna, estaba en pijama y traía el cabello todo desaliñado, parecía haber estado ahí durante todo el día.
—Hola Ori, ¿Cómo estás?—Ella corrió a abrazarla.
—Hola, yo muy bien, pero veo que tú estás mejor, ¿Alguna noticia nueva?—Preguntó inquieta.