Baily en esos momentos me lleva a otra línea de tiempo. Despierto en mi cama y todo parece normal hasta que me doy cuenta de que estoy en un apartamento en una zona algo lujosa de la ciudad.
— ¿Dormiste bien?— dice Baily.
— Dime ¿Dónde estoy?— digo.
— Supongo que no entiendes el concepto de esta lección, verdad— dice.
— No estoy para sermones, así que pedazo de cuadrupedo con manchas. ¿Dónde estoy?— digo.
— Humanos. Están en otra línea de tiempo y otra en dónde tu vida y la de tus amigos cambió radicalmente— dice.
— Amor.— dice otra voz femenina.
— Ahora con quién me casé— digo.
La mujer que vive conmigo es una de mis viejas amigas. Dulce.
— Hola— digo atónico.
— Llegarás tarde al trabajo así que toma la lonchera y luego nos vemos— dice.
— ¿Trabajo?—
— Gracioso, cuando regreses veremos los boletos para el evento — dice.
— Disculpa, dijiste un evento y boletos. Supongo que de avión— reclamo.
— Ya hablamos de esto hace unos días y es sobre el evento de cosplay en el cual puedo ganar y por suerte pediste vacaciones así que estoy muy emocionada— dice.
— Te felicito, eso es grandioso— digo.
En ese momento tomo un vaso de agua, me baño y me pongo lo más presentable posible. Le doy un beso a ella para luego irme con una enorme sonrisa. Al subirme al carro veo a Baily sentando en el asiento de copiloto.
— Te gusta esta realidad— dice el cuadrupedo.
— Necesito una explicación de por qué está pasando lo que pasó — digo.
— Primero que nada, tuviste varios cambios en tu vida. Empezando con la decisión de que te enamoraste de la Dulce equivocada en tu realidad primaria. Aquí estás con la correcta y han sido amigos y novios durante casi 15 años — dice Baily.
— Te refieres que tuve novia desde la primaria— digo.
— Correcto. Ella siempre te quiso y tú le correspondiste desde aquel día— dice.
— No saques la cabeza por la ventana y guíame a mi trabajo— digo mientras enciendo el auto.
Cuando llegamos a un edificio arquitectónicamente con un muy buen diseño. Me doy cuenta que es una editorial famosa del país.
—¿Qué hago aquí? — digo.
— No es obvio, preparar hamburguesas— dice Baily.
— No tienes que lamer tu estómago— digo.
Cuando abro mi mochila me percato de que tengo un gafete en el cual aparece el número de piso y mi puesto de trabajo. No veo nada malo en esta línea de tiempo, llegó a la oficina y saludo a todos de forma normal como si nada estuviera pasando o si supiera que estoy en un viaje cosmico.Al sentarme llega mi secretaria.
— Buenos días señor— dice la señorita.
— Buenos días— digo mientras reviso mi trabajo.
— Aquí tiene las reseñas que tanto me solicitó — dice amablemente.
Cuando levanté mi cara me llevo la gran sorpresa.
—¡Jazz! — digo.
— Jazmin, señor. Todo bien— dice.
— Sí, pero qué haces aquí— digo.
— Trabajo aquí al igual que usted— dice.
Ella no había sido formal conmigo o al menos nunca me percate de que lo fuera.
— ¿Cuáles son tus funciones?— digo.
— No trabajo formalmente, pero soy poeta y publicó muchas de mis obras en la editorial— dice ella.
— Eso es genial, me parece bien— digo.
— Me retiro, cualquier cosa hablaremos de nuestro proyecto juntos— dice.
— Es increíble que puedas trabajar con ella aunque la poesía nunca fue tu fuerte— dice Baily.
— Necesito una explicación de lo que acaba de pasar— digo.
— Mira, además de escoger a la mujer correcta también cometiste un error que fue no conocer a tu mejor amigo — dice.
— Espera a pesar de haber tomado la mejor decisión en el amor, también cometí uno de los peores errores— digo.
— Recuerdas el día que conociste a tu amigo Gerson, pues eso nunca pasó en esta realidad. Cuando salías del colegio tomaste otro bus en el cual nunca te pregunto qué tareas habían, jamás lo buscastes y jamás fueron amigos— dice Baily.
— Eso no puede ser posible, en algún momento le tuve que hablar y seríamos inseparables— digo.
— Nunca formaron una pandilla después de eso, cada quien siguió su camino y ante todo nunca seguiste psicología y Gerson jamás se hizo publicista o comunicador — dice Baily.
— Y por ende Jazz, Angel y yo nunca nos conocimos el día que jugamos Free Fire— digo.