7 años antes.
Narrador Omnisciente.
La nave "Fénix" del rey Aregon aterrizaba en el planeta Púrpura Galáctica. Una niña baja aterrada con mezcla de angustia.
Quién los recibe es Polisuki; estrechándole la mano al rey.
-Bienvenido rey Aregon, es un placer verte de nuevo- se pronuncia.
-Es todo un placer volver- asiente el rey. -Ya sabes porque estamos aquí, sólo nos queda decir que te encomendamos nuestra niña para que la protejas.
-No hay lugar más seguro que A.P.CE.M., eso te lo puedo asegurar. Además, sus padres también pasaron por esta escuela. Es un honor tener a su hija en este lugar.
Se alejan un poco para que no los escuchen.
-Queda prohibido que le cuenten lo que sucedió con sus padres- dice el rey.
-Sí como tú digas. Pero tarde o temprano lo va a saber y, no podrás evitar que encuentre la verdad.
-Es mejor que no lo sepa hasta una edad conveniente- se retira hasta la nave para despedirse de Rojo.
Venus la abraza. Blue también lo hace.
-Espero que estés bien. Te voy a extrañar- le dice al oído con lágrimas en los ojos. Ella también llora.
Y por último el rey Aregon la estrecha entre sus brazos, llorando y suplicando que no la deje. Polisuki la toma de la mano, se seca su cara y esperan que fénix se retire. Van a la escuela donde pasara el resto de su vida.
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Presente.
Rojo.
Mi estadía en la escuela no fue tan mala, llegue a pensar que sería un infierno.
Estuve desde los 9 años hasta que cumpla los 17. Aún no los tengo. Descubrí que mis manos podían producir fuego, era algo que me aterraba.
Cuando llegue aquí, todos me observaban como un bicho raro.
Mi pelo es rojo, más cambia si pierdo el control. En las puntas se vislumbran una pequeña llama, pero que no consumen el pelo, mis ojos son negros con un pequeño círculo rojizo. Mi ropa es del mismo color que el pelo, aunque con algunos toques de negro. Mis orejas son normales un poco puntiaguda, hacia arriba con una estrella al final de la misma.
Es un signo distintivo que llevamos los que provenimos de "Luz de Luna", también lo llevan lo de los otros planetas, como un círculo, una rosa o algo que los represente dentro del planeta en el que residen.
Me fui acostumbrando poco a poco, adaptándome a las miradas de depreció a mí alrededor.
Es un lugar inmenso con muchísimos árboles, las paredes de color gris y mezcla de blanco. La entrada está cubierta de piedras, un jardín con plantas raras y espacio abierto para practicar, desarrollando nuestros poderes. La dirección estaba a cargo de Polisuki, es una mujer alta, ojos azules, su signo distintivo es una "luna" en la punta de sus orejas. Su capa cubre desde los hombros hasta los pies en gris y lleva un cetro lunar. Es una miembro de la Junta Lunar.
Los espacios están divididos en dos alas, una a la izquierda y la otra a la derecha. A los pies de cada escalera se encuentra el nombre de cada casa. La primera, en la que dormía es la sala Pink 7 de mujeres; junto a cinco chicas más, Libélula, Loba, Soul, Ope y Casie. Están dividas en al menos diez habitaciones. Los varones dormían en la sala Green Mayor 09, que es a la derecha.
En el centro hay un árbol gigante, sus ramas salen hacia arriba por sobre el techo. También se encuentran los baños, al fondo yendo al patio trasero. Y una cocina a cargo de Madie.
La rutina era ir a clases, entrenar y descansar para el día siguiente.
El profesor a cargo de nuestro entrenamiento es Sakí, alguien en quién pude confiar. Gracias a él conocí a Pluto, Horis, Luz de Mar, Muna y Nuri. Son los amigos que siguen conmigo y compañeros de aventuras.
Entrene todos los días en este maldito lugar. Siempre presentí que Sakí sabía mi identidad, la que se encargaron de proteger él, Polisuki y mis amigos.
Los nuevos poderes comenzaron a surgir, si me concentraba lo suficiente podía escuchar voces a larga distancia. Eso sucedió después del fuego.
En las noches, me escapa al bosque de pinos en el límite con la galaxia. Ahí encontré a una Águila Poma Bola de Fuego. Me llamo la atención, sus plumas son rojizas con tinte ceniza, un pico en amarillo y en el lomo una cadena de gemas, parecían esmeralda. Era un bebé cuando lo encontré, lo escondí y su nombre es Omega. Crecía bajo mis cuidados. Ahora es un animal adulto, en la oscuridad sus gemas brillan al igual que sus ojos del mismo color verdes. También sus plumas.
Nos hicimos inseparables, estoy pensando llevarlo conmigo cuando me vaya de aquí. Cosa que creo va a ser imposible.
Llevo mucho tiempo tratando de averiguar qué fue lo que paso con mis padres, aunque no encontré nada con certeza. Todos repiten la misma leyenda, que hasta yo me lo creí.
Todo este tiempo repensé las cosas que sucedieron, pero creo que es hora de averiguar qué fue lo que sucedió con ellos. No puedo seguir con tantas dudas.
Estoy saliendo del baño, voy en dirección al patio. Cuando alguien me da un golpe en el hombro, levanto la mirada y es Necrón con su ridícula pandilla.
-Hola bicho- dice con tono burlón.
-Desaparece de vista monstruo cara triste- su cara pasa de picardía a tristeza total.
-Vete tú- contesta Oki-. Porque no te vas de este lugar, no está hecho para especies de tu planeta.
-Vallasen al infierno- salgo disparada, llena de furia. Intento controlarme para no quemarlos vivos.
Llego al lugar en donde se encuentra el profesor Aruki, que está a cargo de las clases de vuelos. Es una de mis favoritas, el volar me genera felicidad, porque no existe limitación alguna para ello.
Me saca la furia de haber peleado con Necrón. Un ser despreciable, desde que llegue a este lugar me ha hecho la vida imposible. Su padre es el rey Bordo del planeta Metálica. Que se cree el dueño de todo el universo.