Rojo

Capítulo n°43: "Los secretos duelen".

Pasado.

Si vivir un infierno suponía morir de dolor, pues el príncipe Mejías comenzaba a sentirlo. Haber enviado un mensaje no le aseguraría lo que quiere, pero si vendería a la niña para obtener lo que cree ser merecedor.  

Luna se encontraba encerrada en un calabozo en el fondo de la cueva, llevaba días sin comer y sus energías se agotaban, a ella se sumó su nieta y Andromena.

La madre del rey no perdió oportunidad de recriminárselo ahora que veía de otra forma la crueldad de su hijo.

--Le arrebataste lo más preciado a mi hijo y a tu hermana – apretaba sus dientes al hablar observándola con rabia. – Así pretendes vengarte robándole un ser indefenso que no puede escapar ni defenderse ¿eh?

Andromena miraba la niña entre sus brazos. Por más arrepentimiento que tuviera ya era demasiado tarde para devolverla porque está encerrada y si lo hacía, Mejías la mataría sin temblarle la mano.

Luna permanecía sentada contra una pared recostando su cabeza y cerrando sus ojos constantemente, sin aliento no podía hacer nada. Soltaba lágrimas por no haber escuchado a Neptuno, también por odiar a dos niñas que no tenían la culpa de la rivalidad de sus hijos.

--Ojalá Neptuno esté preparado para perder a su hija y para la guerra.

Mejías y Adén ya volaban a su última reunión para conquistar un nuevo aliado.

La princesa Alba está al mando de “Sombras”, un poderoso ejército escondido en la ciudad Criroptera. Allí se llevará a cabo el encuentro, Adén siente mucha curiosidad por conocer a esa misteriosa princesa.

--La leyenda cuenta – empezó a contar lo que todos conocen. – que la princesa Alba es una de las estirpes más lovenga, otros creen que practican brujería y ser traicionada implica ser condenado por siempre bajo su voluntad. – Mejías divaga acomodado en su lugar. – Cuando era joven se enamoró de un oficial del ejército de Loto se llamaba… ¿Neón? Su familia se oponía a esa relación por lo que decidieron casarse a escondidas. Prepararon todo en una ciudad mejor conocida como la “ciudad del amor”. La reina Natur II casaba a todos aquellos que deseaban una unión, pero el prometido de Alba jamás llego, ella se desgarro la piel con sus propias uñas y juro vengarse, quizás le estamos dando la oportunidad, por la cual tanto a vivido.

--Su prometido era el padre de Marte. – comento Mejías con voz tan fría que podría congelar su propia alma.

Adén no dijo nada e hizo las cuentas mentales. El ejército Sombras es lo que le ofrece el rey Criptón a cambio de la niña, ha pensado demasiado la posibilidad de matar a su hermano, pero había algo que lo inquietaba.

¿Cómo haría para burlar a Neptuno si le daba lo que pidió Criptón? No desistiría de su pelea por si acaso le llegaba un no.

La nave aterrizo en un desierto quemado para no alertar a los miembros de la Junta Lunar, que lo buscan incesantemente. Torán, el mismo que ha llevado el mensaje lo espera con caballos para trasladarse a la ciudad.

Viste completamente de negro resaltando su cabello de oro, pero una enorme marca atraviesa su rostro en forma vertical. Sonríe cuando ve al príncipe Mejías descender de su nave.

--Bienvenidos a Chiroptera – los saludad con una mano en su pecho y un asentimiento de cabeza. – La princesa Alba los invita a dar un paseo, nos reuniremos con ella en el jardín de las cabezas.

El jardín de las cabezas es una exposición de todos los hombres que ha matado por traicionarla, algunos solamente son huesos otros se pudren hasta ser insoportable el olor. Así amenaza, somete a su voluntad y siempre llega a lo que quiere, menos ser amada por ese joven que la abandono. Ha pasado sus días alimentando su odio, aumentando su ejército y haciendo más enemigos para Neptuno, ha llegado el momento de ir por su premio.

Alba volvería loco a cualquiera por su belleza. Melena larga y suave en color rojo, orbes verdes iguales a los de una serpiente, piel tan blanca que se confundiría con un papel sin olvidar su figura con anchas caderas, bustos realzados y esbelto en un vestido azul con bastante piel expuesta.

Una pequeña parte cubría sus pechos dejando al descubierto su ombligo, en su cintura se ajustaba una falda con aberturas de ambas piernas y llevaba una corona negra de espinas en su cabella. Sonreía encantadoramente siendo su mejor arma de convencimiento, cualquiera moría por tenerla una sola noche. Ella los embruja con su belleza, los atrae y vivía para torturarlos a su antojo, además ser la encargada del ejercito principal de los oscuros.

Mejías disfrutaba del paseo. El aire refrescante proveniente del túnel de árboles por el que se dirigían. Los cacos del caballo golpeaban la tierra seca al andar mientras sus jinetes agarrados miraban los alrededores cubierto de verde y agua, Adén ya presentía una presencia a la distancia.

La fortaleza de la princesa Alba se hallaba a unos pocos kilómetros, construida en una colina por una cantidad incontable de tallos de árboles uno al lado de otro como pegados, ventanas en miniatura y sus copas formaban un techo ovalado, cuadrado, en forma de estrella y tres torres custodiadas por las Sombras.

El príncipe sonrió al ver la inmensa fortaleza, Adén no podía cerrar su boca de la sorpresa.

--Esta es la fortaleza Sombra Verde. – dijo Torón tomando la delantera para ingresar por un puente de madera.

--Es un aura mala por algo le llaman Sombras. – Adén hablaba girando en su propio eje cuando Torón se acercó para aclararle algo.

--No vuelvas a repetir esas palabras o serás colgado por las propias manos de la princesa. – sentencio amenazadoramente con su espada.




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