Lucerna exhalaba su último aliento ante la inminente destrucción. Ya no había solución para tanta ceniza derramada, con el corazón apesadumbrado y lágrimas que caían como llovizna su gente iban desplazándose en busca de refugio para sus almas desorientadas.
Ya no era seguro permanecer en el sitio que consideraron su hogar por años. Ahora un tirano se consideraba rey y ocupaba el trono de la antigua reina, Andromena. Pero nadie imaginaba lo que acontecería con la presencia de fantasma relevantes de la historia pasada.
Loto fue su primera víctima. Mato de raíz su propia sangre y el universo desconocía su propósito.
Ya corría la voz. El príncipe Blanco regreso. El príncipe Mejías Nieblan había salido de su cautiverio en el Equel dispuesto a recuperar lo que tanto se le negó.
Quería un trono. Ser rey y dueño de cada planeta para gobernar bajo la oscuridad mientras nieve cae a sus pies. Nadie quiere arrodillarse por eso la aflicción toma el control. No es bueno tener pánico ni mostrar la debilidad ante el enemigo.
Si unen fuerzas pueden derrotarlo, sin embargo, su mayor anhelo es tener el poder para controlarlo todo, absolutamente todo.
La Junta Lunar reúne a sus miembros para debatir lo mejor para cada habitante y pensar en una estrategia para derrotarlo. Kopy limpia su cara, ya que en su travesía por querer evitar lo inevitable quedo atrapado en una nube de cenizas e impidió ofrecer su ayuda a la ciudad de Lucerna.
Cristal mantiene una expresión seria llena de preocupación, observa a los demás integrantes ubicarse en sus asientos en la mesa redonda. Polisuki no tarda en llegar, abre las enormes puertas y varios ojos fijan la mirada en ella, que camina apresurada bajando las escalinatas. La sala está bajo un tenso murmullo, Oto golpea su vaso contra la madera vieja de la mesa y todos callan.
La situación es más que grave. Lo saben, pero deben encontrar una forma de que Mejías no encuentre por lo que vino.
─Gracias, Oto. ─le da una breve mirada a su compañero de cabecera. ─Ya el universo conoce la nueva noticia, Mejías el príncipe Blanco fue liberado de las celdas del Equel y si los rumores son ciertos debemos proteger tanto las esferas como la Piedra Rosa.
Los presentes alzan la voz desesperados por hacerse escuchar. Kopy luce exasperado porque comprende su miedo, pero deben actuar con calma si quieren ganar esta guerra.
Cristal levanta su mano. Al segundo todos enmudecen y es libre de hablar.
─Señores vinieron a ofrecer posibles soluciones no a pelearse entre ustedes. ─mira de hito en hito prosiguiendo. ─Mejías tiene aliados muy poderosos, ya mato a la reina, Andromena y tomo como rehén a su pueblo. Actuemos con cautela tengamos paciencia y demos ideas fructíferas para vencerlo.
Las voces vuelven a ser el centro de la discusión. Algunos se paran porque el arrebato es superior a su autocontrol, piensan con rabia y no con la cabeza.
Balbuceos inentendibles revientan la sala aturdiendo a los que presiden la Junta Lunar. Oto una vez más llama la atención de los presentes.
─Esto no es una pelea. ─expone Oto furioso. Su tono grueso y fuerte intimidad hasta lo menos temibles. ─Mejías ya posee un planeta en sus manos no le doy ni dos días para que destruya otro y sea más poderoso. Ustedes solo quieren sacarse los ojos uno al otro mientras se nos viene una guerra encima.
─Nadie podrá detenerlo. ─replica el representante del planeta Marte acomodándose su túnica roja. ─Nuestra esfera ya no podemos brindarle seguridad porque antes de que los critonianos la hurtaran, Rojo nos convenció de dársela. Ahora ella es la responsable.
Polisuki no aparto sus orbes claros de la mujer de trenzas largas mezclada en colores, blanco y rojo. El silencio es un espectro andante que prefieren abstenerse de dar su opinión a expresar libremente su opinión.
─No es más que una niña de 17 años explorando el mundo a su alrededor. Ser héroe en estos tiempos requiere valentía y poseer más que fuego. ─objeto otro representante, en este caso del planeta Volcán.
─Es descendiente de los antiguos reyes Nieblan. Al menos ella tiene el valor porque tu no lo tienes ¿cierto? ─una sonrisilla esconde sus labios retando a duelo al otro. El enviado de Estrella Amarilla inclina la balanza en favor de la chica de fuego.
─ ¿Qué hará cuando obtenga las 14 esferas? ─cuestiona otro apuntando a la Junta Lunar.
─Mejías es su tío. Sangre de su sangre y posiblemente apoye su causa. ─gorjea otro demasiado sonriente.
─ ¡Basta! ─exclama Kopy poniendo sus palmas en la superficie, también suspira por la discordia generándose entre los presentes. ─Si pierden tiempo discutiendo entre sí, Mejías encontrara la forma de quebrarnos sin que se lo esperen. Busquemos unión, no absurdas guerrillas de palabras sin ningún fin.
─Perdón Magistrado Kopy, pero mi planeta no apoyara a una niña cualquiera que dicen dominar el fuego. Yo no lo he visto tampoco seremos un aliado contra una batalla con muchas posibilidades de perder.
Habla con evidente seguridad en sus palabras el representante del planeta Crotonita.
─El rey Criptón no nos apoyara porque es uno de los fieles aliados al príncipe Blanco, Alus. ─aseguro Kopy. ─Si para mañana no conseguimos una tregua, usted será destituido del cargo como representante del planeta y declarado persona no grata en el universo. Sabe lo que conlleva eso.
─Conozco las consecuencias de desertar Magistrado. Sin embargo, yo sigo ordenes no doy mi propia decisión.
Alus mantuvo su posición mientras Kopy rechino sus dientes. Cristal puso su mano en su brazo para apaciguar su ira.
─Entonces, ya no ocupara una silla en la Junta Lunar. Puede retirarse y comuníquele a Criptón que a partir de hoy es un enemigo de la corte.
Asiente Alus parándose. No vacila y sale dispuesto a no volver. No obstante, serán consumidos por una conocida oscuridad mientras la derrota será su redención.