Cuando llegué a casa de la academia, encontré a Hailee preparando la cena mientras escuchaba música en sus audífonos. A pesar de que ella era unos años menor que yo, teníamos muchas cosas en común que, a veces, la hacían lucir como una versión más pequeña de mí, si es posible.
A diferencia de mí, ella se rehusaba a bailar en público, prefería pasar su tiempo practicando yoga o en algún conversatorio de su universidad.
Me aseguré de que no me había escuchado llegar y me posicioné en su espalda justo cuando sacaba algo de la nevera.
- ¡HAILEEEEEEEEEEEEE!
- AHH ¡MIERDA! - gritó a la vez que se golpeaba la frente con la parte superior de la nevera - ¿QUÉ CARAJOS TE PASA ENFERMA DE MIERDA?
- ¿Cuántas.... Cuán..tas - traté de preguntar a través de mis carcajadas - ¿cuántas veces eres capaz de decir mierda en una oración?
- ¿Tienes problemas o qué te pasa? - se enfurruñó apoyándose luego de cerrar la puerta con fuerza.
- Lo-lo..siento - aun riéndome al borde de las lágrimas - es que estabas tan concentrada meneado tu culo de un lado para otro, que ni te diste cuenta cuando llegué. No pude evitarlo.
- Eres una imbécil ¿lo sabes? - dijo volviendo a revisar dentro de la nevera.
- Me amas, hermanita. De todas formas ¿qué tanto rebuscas ahí dentro?
- Más que rebuscar estoy organizando la comida de la semana.
- ¿Hiciste las compras? - pregunté exagerando la pregunta.
- Sí. De regreso del hospital pasé por la tienda de la esquina.
- Esta bieeen... ¿algo que deba saber?
- No hay novedades, por ahora papá esta estable. Mamá sigue igual. Aunque estoy preocupada, ella no está durmiendo lo suficiente y parece que lo hace adrede.
- Cuando vino a dormir no la vi realmente. Supongo que despertó mucho después de haberme ido a trabajar.
- O esperó a que te fueras para que no la vieras - dijo encogiéndose de hombros - por cierto en la mesita junto a la puerta está un cheque de la compañía de papá.
- ¿Liquidación?
- No, aun no... estarán esperando a que regrese algún día a trabajar - dijo irónicamente - ¿Hablaste con tu jefa?
- No. No he tenido tiempo... y esta mañana olvidé totalmente pasar por su oficina.
- Llámala entonces... estamos en el siglo 21, con mil y un medio de comunicación no es tan difícil comunicarse, Sav.
Ignorando su comentario lleno de sarcasmo, la dejé en la cocina y me dirigí a mi habitación en la planta superior. Tiré mis cosas en una de las esquinas y me senté en la silla del escritorio situado frente a mi cama, para buscar rápidamente en el directorio de contactos y llamar a mi jefa.
- ¿Sí? - respondió al segundo tono.
- Señora Nelly, le habla Savanah.
- Mi niña, ¿cómo estás? ¿pasó algo?
- No, tranquila. No se preocupe, era para preguntarle sobre algo... ¿recuerda el tema que le comenté con la situación de mi padre y nuestra casa?
- Sí, por supuesto. Lo recuerdo perfectamente.
- Bueno. Quería consultarle la posibilidad de que mi hermana, Hailee, Ocupe mi lugar en el trabajo. La situación se me ha salido de las manos y realmente estoy intentando encontrar otra estrategia para ganar dinero.
- No creo que haya problema alguno, siempre y cuando le expliques todo, horario de entrada y salida, uniforme...- enumeró rápidamente - Cuando hablas de estrategia ¿no hablas de prostitución o sí? - preguntó haciéndome soltar una estruendosa carcajada.
- No, dioses... eso ni siquiera pasó por mi mente - respondí aun riéndome - no tengo la suficiente fuerza de voluntad para hacer algo como eso.
- Eres una chica muy linda... ganarías un buen dinero. - dijo antes de guardar silencio haciendo que yo quedara en shock - Estoy bromeando linda... ya puedes respirar.- dijo riéndose suavemente.
- No me imagino a mí misma en esa situación... infiernos ni a mí, ni a nadie.
- Sí. No es un trabajo en el que alguien se inmiscuiría de buenas a primeras. Dile a tu hermana que la espero el lunes a primera hora lista para trabajar.
- Realmente pensé que sería más complicado...
- Niña las cosas, aunque la gente se niegue a verlo, se solucionan hablando. Somos poderosos, tenemos la llave maestra para abrir miles de puertas hacia nuevas oportunidades y todo eso con algo tan simple como nuestra voz. Lo importante es que siempre, sea cual sea la situación, sepas hacerte escuchar...
Luego de agradecerle por tan sinceras palabras, acabé despidiéndome y prometiendo que prepararía bien a mi hermana para el trabajo, aunque no había mucho que decirle. Ya que meses antes, en las vacaciones de verano, Hailee había trabajado en un lugar que sirven batidos cerca de la Universidad de Michigan dónde estudiaba Negocios.
Tomé mis cosas para darme una ducha rápida y entré al baño que estaba al final del pasillo de las habitaciones. Generalmente, solía darme duchas rápidas porque no era fanática del agua helada, que sea la hora que sea siempre salía como si la tubería tuviese conexión directa con la nevera.