- Entonces ¿nos dirás quién eres o te quedarás allí congelada, cariño? – preguntó el que estaba sentado a la derecha del escritorio. Este tenía una piel bronceada, cabellos rubios y largos del tipo: Yo, Tarzan en la selva. Su cara estaba enmarcada por una barba cuidada y unos ojos azules risueños bordeados por unas pestañas abundantes casi del mismo color que su cabello.
- Hermano, la estas asustando. Mírala se puso pálida – señaló el que supuse que era el hermano menor del trío – Derek, dinos de donde sacaste a la señorita incapacitada para hablar – mencionó de forma arrogante aun manteniendo una de sus cejas en alto, este era un poco más blanco que Derek, su cabello era de un color castaño y estaba vestido de forma casual a diferencia del resto que tenían trajes y camisas de vestir con corbatas, tenía una postura que reflejaba confianza pero aun así sus ojos tenían una mirada pícara y curiosa que no tenía ni un poco que ver con su semblante serio.
- No estoy incapacitada para hablar, muchas gracias por referirse a mi persona como si fuese una estatua – mencioné con un deje molesto, me acerqué con pasos seguros hasta quedar justo frente al escritorio y me incliné brevemente para presentarme a quien me haría la entrevista – Disculpe mi entrada inesperada señor...
- Dannel. Dannel Holst – mencionó el padre del trío extendiendo su mano casi de forma amistosa, al mismo tiempo que escuché decir al hermano Tarzan <<Tiene carácter, me agrada >>
- Señor Holst, mi nombre es Savanah Blank y vine para la entrevista para optar por el puesto en la recepción. Pero, - hice una pausa para medir su reacción - tomando en cuenta que está ocupado, puedo acercarme en otro momento. – dije mientras hice ademán de regresar a la puerta dándole una mirada a sus hijos.
- No se preocupe señorita. Fui yo quien la citó aquí. Si no hay problema alguno, me gustaría entrevistarla con mis hijos presentes. Ellos son buenos determinando si una persona tiene talento o no. Me gusta que me apoyen tomando decisiones importantes – contó con una sonrisa orgullosa y guiñando un ojo.
- No tengo ningún inconveniente – acepté de buena gana.
- Bueno ya que no hay problema, tome asiento – dijo señalando uno de los sofás libres. Luego de facilitarle mi resumen, me encaminé a uno de los muebles dispuestos en la sala para luego darme un tiempo rápido para detallar la oficina.
Justo al fondo de la estancia había una biblioteca de registros que cubría todo el espacio de atrás. La pared del lado derecho estaba recubierta con persianas en tonos oscuros, lo que me hizo suponer que era una ventana completamente de cristal. Frente a la biblioteca estaba el amplio escritorio que ocupaba el Señor Dannel; rodeándolo había dos sofás individuales, ocupados por el hermano Tarzan y el menor del trío, y uno de tres plazas en donde estaba sentado Derek con aire tranquilo, este tenía un tobillo cruzado encima de una de sus rodillas y me lanzaba miradas tranquilizadoras.
Dejé un espacio en el sofá donde estaba sentado Derek de forma disimulada, mientras ellos hablaban en un idioma, al parecer originario de Dinamarca, que entendían con claridad. Hasta que su padre rompió el intercambio notando mi incomodidad y mi confusión al no entender ni una palabra de lo que decían.
- Bueno déjeme presentarlos Señorita Blank – dijo señalándonos – él es mi hijo mayor, Dominic. Él administra mi agencia naviera – señaló al hermano Tarzan – y él es mi hijo menor Demian – quién suavizó su semblante por un momento fugaz - es el nuevo encargado de este hotel. Y Derek que ya lo conoces, el junto a Dominic supervisan el resto de los hoteles.
- Ella es la chica que te mencioné, papá. La del boulevard del puerto – le recordó Derek.
- Ah sí, recuerdo perfectamente – dijo con una sonrisa - me hablaron bien de usted muchacha, a pesar de ser una desconocida dejó una buena impresión en mi hijo.
- ¿Ella es la chica que estuviste acosando en el banco del boulevard? – preguntó Demian con una sonrisa que puso mis sentidos en alerta – ahora todo tiene sentido.
- ¿Debo recordar que estoy aquí en medio, nuevamente? – pregunté interrumpiendo su diatriba por segunda vez en menos de media hora.
- Perdona mi falta de educación, señorita – mencionó Demian escudriñándome fijamente, lo que me hizo notar el acento en común que compartían, tenía una entonación suave aunque un poco confusa en comparación con el hablar que estaba acostumbrada en casa – no es mi intención incomodarla. Solemos hablar de esta manera y nos olvidamos del mundo - dijo esto último con una sonrisa traviesa que me hizo revolverme en mi lugar.
- Entonces, cuéntanos de tí– alentó Dannel mientras leía brevemente mi curriculum – aquí dice que es originaria de Michigan. ¿Qué le hizo cambiar de ubicación?
- Básicamente por cuestiones monetarias. No ganaba lo suficiente para cubrir mis necesidades, ni las de mi familia – respondí de forma breve.