Rojo & Negro

20 - Reconocerse

-Megan…

- Dime Savanah. -Por favor – la miré suplicante.

-Sav, estamos trabajando – mencionó mi irritada amiga.

- Sabes que queda poco tiempo para el descanso.

- No quiero hablar de eso – me cortó aun con una mueca desagradable y poco común en ella.

- Está bien. Te dejaré en paz solo porque dentro de poco llegarán los invitados - Me excusé haciendo que Megan rodara los ojos por vez numero ¿quince tal vez?. Habíamos tenido estos intercambios durante los últimos tres días.

Nuestros jefes, Dominic y Demian; se habían encargado de instruirnos en compañía de los organizadores oficiales de la convención de neurocirujanos, en cuanto a cómo querían que se colocaran los stand y la programación del día en cuanto a actividades de la convención, es decir hoy.

En medio de todo eso, yo mantenía una curiosidad latente cada vez que veía los intercambios ¿coquetos? Entre una Megan muy avergonzada y extrañamente silenciosa y un Dominic a favor de seguirla avergonzando . Estaba segura de que entre esos dos había pasado algo, pero mi compañera no estaba a favor de soltar ni una pista mientras me carcomía la curiosidad.

Demian, se limitaba a ignorarlos mientras se concentraba en supervisar que todos los elementos como manteles, mesas, sistemas de sonido, estuviesen ya organizados y dispuestos según lo indicado.

En mi caso, me encargaría de chequear la lista de invitados e indicarles a los patrocinadores su ubicación en el evento, mientras Megan los acompañaba al salón y les ofrecía los folletos donde estaban impresos el cronograma de actividades y presentaciones. No podía esperar a que empezaran. Se me hacía emocionante participar en ello.

Cuando los invitados comenzaron a llegar, Demian se colocó a mi lado en representación de la administración del hotel. No habíamos intercambiado ni una sola palabra que no fuera sobre el evento, así que de cierta forma, había un acuerdo tácito de no mencionar alguna otra cosa fuera de contexto. Era obvio que su invitación se mantenía
flotante entre nosotros, aun cuando lo había evitado hasta más no poder, me limitaba a mantenerme cordial y ser una trabajadora “eficiente”.

 

***


Faltaba poco para comenzar la presentación inicial y quedaban por llegar varios invitados. Aun cuando mis zapatos de tacón eran bastante cómodos, había mantenido la misma posición por las últimas dos horas
lo que causaba una sensación de incomodidad y dolor a mis pies. Hice una mueca que luché por ocultar pero que no pasó desapercibida para mi jefe.
 


 

- ¿Pasa algo? – preguntó curioso.
 


 

- No, señor. Solo estoy algo incómoda – a lo que el soltó un suspiro que parecía resignado.
 


 

- Mandaré a traerte una silla alta, para que descanses. Cuando
comience todo, Megan y tú podrán retirarse las horas siguientes y luego volver para hacer un chequeo al servicio de catering que traerán desde la cocina…
 


 

- Buenas tardes. Disculpen la interrupción – mencionó quien supuse era otro invitado. Voltee para ofrecerle mi entera atención, acompañada de una sonrisa y quedé prendada de su rostro. Veía a un muchacho que fácilmente podía ser de mi edad. Era de ojos muy amarillos, casi como los de un gato. Ahora recordaba que quizá era la segunda vez que había visto unos ojos como aquellos. 
 


 

Estaban bordeados de pestañas y cejas muy oscuras y tupidas.
Era injusto que un hombre pudiese lucir tales pestañas cuandonosotras las mujeres, batallábamos para rizar las nuestras.
 


 

Demian carraspeó a mi lado sacándome de la repentina ensoñación, lo que me sobresaltó avergonzándome en el proceso.
 


 

- Bienvenido, señor. ¿Viene a la conferencia de neurocirujanos?
 


 

- Muchas gracias. Sí, me indicaron en la recepción que me
registrara con usted – respondió manteniendo el semblante
amable y un poco maravillado lo que era extraño.
 


 

- ¿Cuál es su nombre?
 


 

- ¿No me reconoces? – ahora miraba confundido en mi dirección.
 


 

Voltee a ver a Demian a ver si el entendía la situación más que yo
, o por si tenía conocimiento de quién era aquel hombre.
 


 

- Bueno… ¿debería conocerlo? – dije preocupada esperando no
ofenderlo. Quizá era una celebridad y yo no tenía ni idea de con quién estaba hablando.
 


 

- No puedo creer que me olvidaras – se notaba lo decepcionado que se encontraba, lo que me hizo apretar la lista de invitados que tenía en las manos con nerviosismo.
 


 

- Si nos dice su nombre quizá la señorita pueda hacer memoria. –
añadió Demian de forma cortante, se notaba bastante irritado por la presencia del visitante.
 


 

- Tyler. Tyler Crowell.- dijo con expectación, le di una mirada
confundida a Demian y me indicó con la mirada que lo buscara en la lista. Titubee cuando caí en cuenta de dónde había visto esos ojos y de dónde había escuchado ese nombre. Dios llévame contigo. Levanté la mirada en estado de shock y me encontré con Tyler aun mirándome, pero esta vez con una sonrisa espectacularmente radiante.
 


 

- Ty… ¡Jesús! Pero… ¿cuándo creciste tanto?
 


 

- Comenzaba a creer que no me reconocerías – mencionó en medio de una risa nerviosa – Estoy seguro que en doce años cualquier adolescente tiene oportunidad de desarrollarse.
 


 

Tyler Crowell había sido mi mejor amigo, y amor secreto, del instituto. Había suspirado corazones durante años en su dirección. Éramos el típico duo inseparable, pero llegó la graduación y cada uno tomó su camino. Lo último que había sabido de él es que había solicitado becas en varias universidades del país, todas lejos de Michigan. Sería maravilloso saber qué había sido de su vida todos estos años. Él fue un estudiante de notas sobresalientes, aun cuando era excelente para saltarse las clases siempre que quisiera, le gustaba bromear con el hecho de que las profesoras tenían un enamoramiento por él.
 




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