- Entonces, Sav… ¿me dirás todo lo que me has hecho durante mi ausencia? Estoy dispuesto a retomar mi lugar especial en tu vida.
No pude evitar echarme a reír, durante unos largos minutos estuve riéndome entre avergonzada y sorprendida. Jamás hubiese pensado que justamente él, me diría algo así. No estaba del todo segura de si él tenía conocimiento del fuerte enamoramiento que tuve por sus huesos, en mi adolescencia.
El mesero se había acercado en medio de mi ataque de risa y había dejado nuestras bebidas. Tyler me miraba con una sonrisita pícara que no hacía sino descolocarme mientras tomaba parte de su jugo. En el fondo de mi mente, tenía breve sospecha de que él sabía más de lo que decía, así que no me podía mostrar afectada por sus expresiones de satisfacción.
- No tengo mucho que contar… - mencioné con pesar – luego de graduarnos me dediqué a trabajar.
- No entiendo, cuando éramos amigos siempre quisiste estudiar algo aunque no estabas del todo segura de qué era ese algo… ¿qué sucedió que te hizo cambiar de opinión?
- No fui yo, fueron las circunstancias. Había recibido becas para estudiar, pero parte de esas becas requerían un aporte de mis padres. En esos días tenía todo planificado, teníamos el dinero para ingresar en alguna de ellas. En ese tiempo me inclinaba por Idiomas modernos u hotelería y turismo. Realmente no estaba del todo decidida por alguna de las dos.
- ¿Y entonces? – preguntó con notable curiosidad
- Mi padre estuvo varios días sintiéndose realmente mal, tenía mareos repentinos y en ocasiones llegaba a desmayarse, luego de tener extraños sangrados, durante la jornada de trabajo. Comenzó a perder peso y en la empresa le exigieron que se hiciera chequeos para evaluar que su salud estuviese bien – solté una risa amarga y no pude detener el nudo que se formó en mi garganta al recordar aquello – Los primeros años realmente no encontraban la causa de porqué los órganos de papá estaban fallando. Los doctores estaban desconcertados. Con el tiempo abandoné la intención de estudiar, lo que me importaba era que hubiese dinero disponible para seguir realizándole exámenes; conseguí dos trabajos y continuamos así hasta que le diagnosticaron leucemia hace cinco años. Se ha mantenido a base de quimio pero en los últimos meses ha ido de mal a peor, el tratamiento ya no le hace efecto alguno. Hace pocos meses los doctores optaron por tratarlo con radioterapia pero… no dan esperanzas.
- Sav… jamás hubiese imaginado que estuvieses pasando por tanto – dijo tomando una de mis manos por encima de la mesa y transfiriéndome apoyo – Recuerdo a tus padres con mucho cariño, aunque no estaban muy felices con nuestra amistad. Recuerdo claramente una ocasión que los escuché hablar y mencionaban que yo era una mala influencia para ti.
- ¡Mierda!... qué vergüenza – solté tapándome la cara a la vez que el mesero se acercaba a dejar nuestra comida para luego alejarse en silencio – ¡no puedo creer que hayas escuchado eso!
- No me molesta – comentó con despreocupación mientras me instaba a comer – yo lo sabía pero decidía ignorarlo. Te apreciaba lo suficiente como para pasar por alto el hecho de que tus padres preferían que me mantuviera alejado. Nunca me ha importado las opiniones de los demás y hoy día no me arrepiento en lo más mínimo, gracias a eso estamos aquí sentados como si no hubiésemos pasado doce años sin vernos.
- En realidad siempre fuiste un sin vergüenza – mencioné con una sonrisa antes de tomar un sorbo del jugo de fresas que había pedido.
- Eso no lo puedo discutir – masculló con risa nerviosa – lo que fue una ventaja todo este tiempo, me ayudó mucho en la residencia de neurocirugía. Básicamente era un nido de víboras.
- ¿Dónde realizaste la residencia? – pregunté mientras acababa de comer y limpiaba mis manos.
- En Malta.
- ¿Qué? ¿Hablas de Malta…el país? – dije sorprendida.
- ¿Hay alguna otra? – planteó riéndose, parecía casi encantado con mi asombro – Jamás habría pensado que terminaría realizando mis prácticas en una isla europea, pero disfruté mis años de residencia. El clima era bastante similar al de Michigan por lo que no tuve tantos problemas para adaptarme.
Tyler hizo ademán de pedir la cuenta para luego levantarse y pagar mientras yo digería el hecho de que estuvo viviendo en sus años de estudiante en Malta. Me parecía sorprendente y me causaba un deje de admiración el hecho de que hubiese podido culminar su carrera y hoy día dedicarse a algo que luchó por obtener. Desperté de mi ensoñación con la sensación de ser observada, busqué disimuladamente por el lugar pero no encontré el dueño de la mirada intensa que me tenía revolviéndome en mi asiento. Decidí ignorar la sensación una vez que Ty se acercó mientras respondía una llamada y me invitó a caminar con él fuera del restaurante.
Una vez fuera me dio una mirada llena de disculpa y pena, lo entendí inmediatamente. El deber llama.
- Sav… estoy muy feliz de haber pasado esta tarde contigo – susurró acercándose y tomando mi rostro entre sus manos – espero… de verdad espero que podamos pasar más tiempo juntos. No quiero que te desaparezcas nuevamente.
- Lo dice quien estuvo en Malta durante años.
- Si lo sé – reconoció con un suspiro– debo regresar al trabajo. Acaban de llamarme del hospital, surgió una cirugía de emergencia, nos veremos luego ¿está bien?
Asentí, por lo que terminó de cerrar el espacio entre nosotros y dejó suavemente un beso en una de mis mejillas. Opté por abrazarlo causando que mi pulso corriera como loco y me sonrojara en el proceso. Nos separamos lentamente y ahí de pie vi como Tyler Crowell llevaba consigo una sonrisa encantada iluminando sus hermosos ojos amarillos.
N/A HOLA MIS BELLEZAS, espero estén muy bien. No se imaginan lo encantada que estoy por como quedó este capítulo, estuve dando vueltas como loca enamorada alrededor de Tyler. Estaba ansiosa por que lo conocieran, de verdad que lo adoro.
A los que han llegado hasta aquí tienen mi amor infinito por toda la eternidad.
Nos vemos en la próxima actualización
CHAU!