Cuando llegué nuevamente al apartamento, estaba muerta de cansancio. Imaginé que Megan había salido por lo tranquilo y vacío que se sentía el espacio. Hice una pausa en la cocina para prepararme un sándwich de atún y me serví un vaso de jugo. Caminé hasta mi habitación para cambiarme y darme un baño. Parte del cabello se me pegaba incómodamente a la piel, lo que era indicación de que debía lavarlo.
Después de tomarme el tiempo de bañarme, salí para terminar de comer mi sándwich. Me dediqué a peinarme y quitar los nudos con aire ausente. A estas alturas el cabello me llegaba hasta la mitad de la espalda, lo que me hacía un poco más tedioso el proceso. Extrañaba tenerlo corto. Tal vez consideraría cortarlo pronto. Me recosté mientras perdía el tiempo revisando las redes sociales, hasta que de un momento a otro sin notarlo, me quedé dormida.
***
Sentí un peso encima del cuerpo que no me dejaba respirar, comencé a patalear para quitármelo de encima, confundida y asustada, gritando en el proceso.
- ¿¡Qué mierda!? Quítate de encima ¡Megan, ayuda! – escuché como Megan venía corriendo y se detenía, confundiéndome aún más. Escuché una risita mientras la persona que tenía encima se retiraba.
- ¿Esa es tu forma de darme la bienvenida, Pastelito de azúcar?
- ¿Axel? – me recompuse del susto - ¡AXEL!
Me ayudó a levantarme para luego apretarme en un abrazo que logró que mis pies se alejaran de la estabilidad que me brindaba el piso. Estaba tan emocionada que no dudé en abrazarlo con la misma emoción. Desde hace meses no veía a mi mejor amigo y extrañaba muchísimo verlo cada vez que quisiera.
- Estoy tan feliz de verte, pastelito – dijo Axel mientras me colocaba nuevamente sobre mis pies – aunque me lanzaste una patada. Te extrañé demasiado.
- ¿Qué querías que hiciera? ¡Me asustaste! – el continuó riéndose mientras se hacía a un lado para darle espacio a Megan que lo abrazó por la cintura – Y tú... ¿por qué no me dijiste que llegaba hoy? Te hubiese acompañado a buscarlo.
- Cuando me desperté ya te habías ido. Y como imaginé que habías salido a correr no te quise molestar. Además... Mi hermanito estuvo de acuerdo en darte una sorpresa.
- Son unos tontos, de verdad.
- Bueno, bueno basta de cháchara. Hagamos algo de comer o pronto estaré masticando los bordes de uno de los sofás – pidió Axel mientras nos tomaba de las manos para encaminarnos hacia la cocina.
Megan se puso manos a la obra sacando lo que íbamos a preparar. Axel decidió sentarse frente a nosotras en la encimera para vernos cocinar. Mientras nosotras comenzamos a revolotear de un lado a otro; nos habíamos decidido a preparar pollo en salsa con arroz y ensalada, así que mientras ella preparaba el pollo yo me encargaba de los vegetales para la ensalada.
- Entonces cuénteme ¿qué han estado haciendo? ¿cómo te ha tratado mi hermana? – preguntó mi amigo acomodándose - ¡No me respondan aun! Había olvidado que les traje un regalo.
Axel salió disparado de regreso a las habitaciones, imagino que a rebuscar entre las cosas que había traído. Cuando regresó traía entre las manos dos botellas oscuras.
- Les traje vino, para dos de las mujeres más especiales en el mundo. Imaginé que quería relajarse un rato, así que deberíamos comenzar y ponerlas a enfriar.
- Bueno hermanito... - comenzó Megan dándonos la espalda mientras hacía malabares en la estufa – hemos estado trabajando, más que nada. Salimos a caminar cuando Savanah llegó a este lugar pero nada más. De hecho, la llevé a un bar que quiero que conozcas en cuanto podamos ir.
- Me parece bien... ¿Cómo las tratan en ese hotel lujoso? – preguntó esta vez dirigiéndose a mí.
- Bien – pronuncié casi cortante, aún tenía la sensación de amargura de los días anteriores – El ambiente es muy de prestigio... y los jefes... los jefes nos tratan bien.
- ¿Por qué siento que detrás de eso de que "los jefes nos tratan bien" – dijo acentuando las comillas – hay una historia que contar?
- Porque hay una historia que contar – aceptó Megan – pero justo ahora no es el momento de recordarle ciertas cosas incómodas a Savanah.
- Aunque, ahora que lo pienso. Yo tengo algo que contarles a ambos – les conté sobre mi salida temprana a correr y entrenar en la academia. Mencioné la forma en que Lyss se había presentado luego de verme bailar y la extraña propuesta que me había hecho. Que ahora que lo pensaba con tranquilidad, no sonaba tan descabellada. A fin de cuentas, ser bailarina de Pole es una profesión como cualquier otra. En estos casos las bailarinas se dedicaban a generar placer visual al público adulto pero al final de la noche, seguían siendo igual que el resto de las bailarinas del mundo.
- ¿Y qué le dijiste? Sobre la invitación a su bar– preguntó Megan interrumpiendo el hilo de mis pensamientos.
- Le dije que lo pensaría.
- ¿Te mencionó el nombre del bar? – añadió curiosa.
- Sí, Exotic...algo. No recuerdo exactamente. Sé que era un nombre bonito – dije encogiéndome de hombros ante la mirada de placer de Axel.
- Ese nombre... me es familiar. Pero no estoy segura – comentó la morena deteniendo sus movimientos – debe ser alguno de los bares que visité con mis anteriores compañeros. A fin de cuentas, la cuarta parte de los bares del Barrio Francés tienen bailarinas exóticas.
- Yo opino... que deberíamos ir a conocerlo. Esta noche. – masculló Axel con una sonrisita extasiada.
- ¿Qué? ¿E-Esta noche? ¿Qué demonios, Axel?
- Claro, Savanah. – dijo inclinándose en nuestra dirección - solo piénsalo, nos quitaríamos la curiosidad y conoceríamos un bar que apuesto será hilarante. Además, aprovecharíamos para salir a bailar y divertirnos... ¿Tú que dices hermanita?
- Por mí está bien, si Savanah está de acuerdo. A fin de cuentas a ella es a quien invitaron.
- Entonces... - insistió Axel viendo en mi dirección.