El taxi que habíamos pedido nos llevó hasta la entrada del bar de Lyss, luego de enviarle un mensaje avisando que asistiríamos esta noche, me hizo llegar la dirección por un mensaje. Los hermanos estaban emocionados y con grandes expectativas. En mi caso estaba un poco nerviosa por el ambiente que íbamos a encontrar, de cierta forma estaba pensando en si fue un error o no haber aceptado la invitación de Lyss, aunque a fin de cuentas que hubiese decidido venir no quería decir que aceptaba el trabajo. Simplemente quería tantear terreno y conocer el lugar.
Me bajé con precaución del auto, ya que a Megan se le había ocurrido la fantástica idea de embutirme en un vestido gris bastante corto que no dejaba nada para la imaginación. Ella se había decidido por una falda más relajada, pero igual de corta, combinada con una camisa de escote profundo en V que dejaba al descubierto su espalda.
Decidí acercarme al hombre de seguridad que estaba parado frente a la entrada con gesto imponente. Este tenía una carpeta en una de sus manos junto a una radio que emitía sonidos lejanos cada cierto tiempo. Luego de saludarlo con una sonrisa, le indiqué mi nombre y el hecho de que nos estaban esperando, a lo que asintió y levantó la radio que se veía diminuta en sus manos.
- Lady Lyss, llegaron sus invitados - informó. Una voz femenina le dijo algo de vuelta, cosa que fue totalmente inentendible para mí. Siempre había tenido la duda de cómo eran capaces de comunicarse a través de esos aparatos. Sólo lograba escuchar ruiditos casi al extremo de ser susurros - esperen un momento ya vienen a buscarlos.
- Muchas gracias - me alejé hasta llegar a dónde mis acompañantes estaban esperándome a unos pocos metros de la entrada. Megan se veía un poco pálida, lo que era extraño ya que hasta hace un momento estaba muy emocionada.
- Megan... ¿Estás bien?
- S-sí. Todo bien - dijo sin mirarme y respirando profundamente - Sólo que... De todos los bares que pudimos haber ido ¿Tenía que ser este?
- ¿De qué estás hablando, Meg? - le preguntó Axel con una mueca de confusión que estaba segura, competía con la mía.
- Savanah, ¿recuerdas lo que te conté de aquel bar con Dominic?
- Ehm, sí. ¿Qué pasa con eso?
- Bueno estás parada frente a él.
-Me estás jodiendo... ¡¿Es en serio?! - dije con un chillido poco femenino.
- Sí.. ¡Mierda! Tantos bares en el jodido estado y justo venimos a aterrizar en este.
- Pueden detenerse un minuto y explicarme ¿qué está pasando? ¿Por qué se ven alteradas? Es solo un bar - preguntó Axel claramente irritado.
- Resumen rápido - comencé tomando aire - Megan salió a celebrar con unos compañeros de su viejo trabajo, estuvo bebiendo, bailando como cualquier noche normal y de un momento a otro acabó coqueteando...
- Y luego follando - agregó Megan.
- Con un desconocido - finalicé.
- Okay, ¿Y cuál es el problema en todo eso? A parte de la poca prudencia que parece tener mi hermana - acotó dándole una mirada llena de chispas a Megan.
- El problema es que ese desconocido acabó siendo uno de los supervisores en el hotel donde trabajamos.
- Insisto... ¿Y cuál es el maldito problema? - siguió preguntando mientras se cruzaba de brazos y se dirigía a Megan, lo que me hizo notar la camisa formal que había decidido usar, esta se le marcaba como una segunda piel dándole un aspecto bastante atractivo. Sí, me como con los ojos a mi mejor amigo, no se está cometiendo ningún pecado. - La probabilidad de que te lo encuentres, en el mismo lugar dos veces, es casi nula. Así que relájate... Lo que es un problema que hay que solucionar es tu falta de sentido común. ¿Cómo se te ocurre hacer...lo que sea que hiciste con un desconocido?
- Se veía muy confiable. Además, no me lancé de buenas a primeras.
- ¡De igual forma! Eres una inconsciente Megan Phoenix.
- ¿Dejarán de discutir? Digo porque nos están esperando para entrar - mencioné mientras hacía ademán hacia la puerta donde nos esperaba Lyss con porte elegante y con unas plataformas que daban vértigo. Me impresionaba la capacidad que poseía aquella mujer, para lucir perfecta en cualquier momento.
- Hola Lysandra – la saludé en cuanto nos acercamos a la entrada a lo que ella respondió con una sonrisa complacida. – Ellos son mis amigos, Megan y Axel.