Rojo & Negro

29 - Supervisión

DEMIAN

     Hojeaba unos documentos, mientras esperaba por una video conferencia que tenía por realizar desde hace unas semanas atrás; se trataba de una reunión con los encargados de la empresa constructora que remodelaba y construía nuestros hoteles. Eran realmente eficientes. Hasta ahora no habíamos tenido ninguna queja con respecto a las construcciones que realizaban, ya que se ceñían firmemente a las especificaciones que nuestro padre Dannel, indicaba al arquitecto encargado de cada proyecto. Lo que había sido un éxito con las sedes de Dinamarca, Rumania, Trinidad, Francia y Estados Unidos. Había tenido el placer de visitarlas durante los años anteriores, y el ambiente lujoso y confortable que dejaban entrever, no se comparaba con nada.

     Esperaba esa llamada para acordar el siguiente encuentro entre el arquitecto y mi padre, ya que este último tenía en mente la construcción de un hotel nuevo en unos terrenos, totalmente desconocidos para mí, que había adquirido durante los últimos meses. Derek viajaría la próxima semana con mi padre para conocer la ubicación y aprovechar para descansar durante esos días. Tenía entendido que regresarían unos días antes de mi fecha de cumpleaños, el próximo mes. Me había asegurado, con un exagerado tono de alegría, que había preparado junto a Dominic la sorpresa perfecta. Que mis hermanos mencionaran algún tipo de sorpresa no me causaba ningún tipo de tranquilidad, puesto que eran creativos en demasía. Temía por el hecho de que planificaran alguna cosa exótica y abrumadora que me avergonzara por completo.

     La llamada que esperaba llegó despertándome de mi ensoñación. Me arreglé la corbata y puse mi mejor cara para entablar conversación con el arquitecto.

***

     Me propuse realizar una supervisión sorpresa aprovechando que había adelantado todo el trabajo del día. Pasee por el vestíbulo del hotel chequeando como se desarrollaban las actividades en la recepción, para más adelante pasar a otra de las áreas. Me limité a saludar a las trabajadoras con un asentimiento respetuoso que no generara sospechas y luego de un tiempo resistiéndome en vano, miré con disimulo a Savanah.

     Después de que hubiese zona de guerra entre nosotros a causa de mis arrebatos, había quedado una extraña calma que me hacía sentir incómodo y curioso en la misma medida. Recordaba con exactitud ese fuego marcado en sus ojos por la ira contenida, me había sentido maravillado y deslumbrado, lo que en cierta forma era desconcertante y confuso.

     Pocas veces había sido afortunado en cuanto a las mujeres, pero que justo ahora encontrara una joven con tanto temple y carácter. Me generaba sensaciones contradictorias. A leguas podía notar lo orgullosa y terca que era Savanah y también podía notar como cada día se me hacía inevitable sentir este hilo de atracción por ella. Es que era fantástica. La forma en que defendía a capa y espada lo que consideraba importante para ella, no se podía comparar con nada que hubiese conocido antes.

    También estaba el hecho que, de cierta manera estaba en la obligación de arreglar las cosas con ella. Porque al final del día, ella no tenía culpa de que me sintiera tan fuera de mi zona de confort cuando estaba a su alrededor. Lo que me hacía decir estupideces. Mis hermanos habían notado muy de cerca mis cambios de actitud un poco, muy, abruptos. Claro está, no trataba de excusarme o de justificar mi actitud pero, por algo se empezaba. Lo correcto sería confrontarla y retribuirle por aquello que había hecho.

     Fui alejado del hilo de atracción que me conectaba a ella por un cliente habitual. Se había detenido a saludar y hablar sobre sus nuevos proyectos. Ricardo Guzmán, era dueño de una gran cadena de empresas de transporte multimodal de mercancías alrededor del mundo, por lo que siempre estaba viajando de un lugar a otro para realizar convenios y actualizarse en cuanto a mejoras de la logística, se le podía ver con frecuencia en nuestros hoteles ya que, según su criterio, lo atendían como si estuviera en casa. Lo que obviamente nos llenaba de satisfacción.

     Rompí el contacto visual por un momento breve, aun escuchando lo que Guzmán tenía para decir. Mientras veía con atención como Savanah respondía una llamada en su móvil para luego pedir un momento a sus compañeras y guardar el aparato en su uniforme. Regresé la vista para hacer notar que seguía el hilo de la conversación a la vez que contestaba con monosílabos en los momentos precisos. Noté que la chica salía apresurada del área de recepción con semblante preocupado, como si hubiese recibido una noticia amarga. Vi con desconcierto como se adentró a uno de los jardines hasta que se perdió de vista. Qué extraño.

 

     Pensé por un minuto o dos seguirla y preguntar si algo estaba mal. Pero no lo creí correcto. Imaginaba que ella lo tomaría de mala manera y realmente no podía tensar aún más mi inexistente relación con ella. Me olvidé de la idea y luego de despedirme del huésped me alejé del lugar para supervisar los pasillos superiores que llevaban a las habitaciones.

 

 

 

N/A Hoooola bellezas! ¿Cómo han estado? ¿Me extrañaban?
Espero hayan disfrutado de este capítulo, ¿qué creen que le esté pasando a Savanah con toda esa preocupación?
Lo sabremos en el próximo capítulo, tal vez.
Nos vemos en la próxima actualización. Recuerden votar y comentar si les esta gustando la historia.
Chau!

 




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