Y aquí estaba, viendo a Dominic entregar las llaves de la camioneta al tipo de la seguridad que estaba prostrado en la entrada de su bar favorito. No me cabía en la cabeza cómo habían logrado convencerme de venir aquí en mi cumpleaños. Se supone que siendo “mi día” podía elegir donde carajos quería estar, pero no. Al parecer mis hermanos están convencidos que, el mejor lugar era justamente este.
Hacía muchos meses atrás nuestro hermano mayor nos había hecho mención de este sitio, pero no creía que justamente hoy me arrastrarían con ellos a ver chicas semidesnudas, mamá nos mataría si se enterara. Por lo general, no era del todo fanático de los lugares en extremo públicos y abarrotados de gente, por lo que la última idea que hubiese tenido era celebrar en un lugar así. De todas formas, había prometido disfrutar de la supuesta sorpresa que me había preparado este par, aun cuando me causaba un profundo terror imaginar qué se traían entre manos.
Cuando cruzamos la entrada, y nos guiaron por un profundo pasillo oscuro escasamente iluminado por un par de carteles de neón que le daba un cierto aire hipnótico al lugar. Había que aceptar que, la decoración era bastante llamativa y cautivadora. Avanzamos hasta adentrarnos en la sala que estaba, en su gran mayoría, ocupada por personas que como nosotros venían a ver el espectáculo. Derek señaló la parte superior donde aseguró que Dominic había reservado una mesa VIP, lo que me pareció ostentoso e innecesario tomando en cuenta que no había diferencia entre un área y otra.
Al subir las escaleras, pude vislumbrar con mayor claridad el escenario donde había tres chicas haciendo impresionantes malabares en los tubos siguiendo un ritmo desconocido para mí. Estaba casi obscenamente hipnotizado por la forma en que arqueaban, abrían o cerraban sus extremidades para hacer complicadas formas que, si era sincero conmigo mismo y mis hermanos, me tenían del todo interesado. Había algo, una chispa, una sensación eléctrica que me recorría despertando mi lívido y bloqueando mi atención en ese lugar.
Derek me despertó de mi ensoñación con una palmada en la espalda.
- Te veo muy interesado en el show hermanito – señaló con una sonrisa satisfecha – casi podría decir que estás encantado de estar aquí.
- No puedo negarlo… - acepté culminando el tramo de escaleras hasta llegar a una mesa rodeada de sofás negros, en donde Dominic le indicaba a una camarera lo que tomaríamos. – Es sorprendente la manera en que se contorsionan alrededor de esa pieza de metal. No parece de este mundo.
- Te dije que le gustaría – comentó Dominic captando la raíz de la conversación. – y creo que le gustará aún más la que elegí como regalo de cumpleaños.
- Toda caperucita tiene su lobo feroz ¿no es así hermano? – sonrió Derek en mi dirección confundiéndome con el extraño comentario.
- No entendí ni una parte de lo que dijiste…
- Ya lo verás... en su momento. – añadió encogiéndose de hombros casi complacido - ¿Qué tomaremos esta noche?
- Cuba libre. - respondió Dominic viendo de un lado a otro con atención, casi parecía que estuviese buscando a alguien.
- ¿Se te perdió algo, Dom?
- O alguien… - agregó Derek con una sonrisita intencionada.
- Nada en especial – soltó con fingida indiferencia mientras soltaba los botones de las mangas de la camisa que vestía esta noche y se arremangaba cada una con exasperante lentitud aun cuando se notaba bastante enérgico por estar en ese lugar, esbozó una sonrisa arrogante antes de continuar – en todo caso, no tendría que buscarla porque sé exactamente dónde está.
- Estás hablando de Megan… ¿no es así? – rodé los ojos con exasperación, desde hace semanas veía esto venir y me preocupaba que saliera terriblemente mal y el resto de nosotros termináramos salpicados con el resultado.
- Me cansé de verla correr de un lado a otro cada vez que detalla mi presencia – soltó con hastío, aunque mi hermano mayor en primeras instancias se notaba silencioso y hostil en cuanto a intercambiar en cualquier aspecto social, la realidad era que le causaba cansancio entablar conversación con personas que realmente no le aportaban o le hacían el momento interesante. Lo que en un principio me pareció curioso es el hecho que, Megan captó su atención. Y no ha sabido cómo lidiar con el hecho de que, ella siente verdadera timidez de hablar con él. No estoy consciente de todos los detalles entre ellos dos, pero últimamente ha sido entretenido de ver como Dominic se vuelve un charco eufórico a su alrededor. - Es hora de hacer algo al respecto.
La camarera se acercó con las tres bebidas que pidió Dominic, y las dispuso en la pequeña mesa frente a nosotros antes de alejarse con un asentimiento. Cada uno tomamos un vaso y Derek se adelantó a pronunciar unas palabras.
- ¡Un brindis! En celebración de los 32 años de nuestro pequeño hermanito – pronunció emocionado casi eufórico – que este nuevo año te llene de sabiduría y te decidas sacar el palo que tienes en el culo…
- Derek.
- Que te otorgue valentía para enfrentarte a lo que crees que no será aceptado por el resto de nosotros…