_ ¡Olivia King, la chica más guapa de la escuela!_ vocifero Patrick Trevol a todo pulmón.
Olivia sentía las gotas de agua resbalar por su cuerpo. En ese momento quiso volver a entrar de un salto al agua. Pero Patrick ya estaba muy cerca y parecía que no tenía intención de irse.
_ ¿Qué quieres?_ espeto Olivia con impaciencia, ultimadamente los problemas la seguían al salir del agua.
_ ¡Que agresiva!
Patrick le sonrió. Era lo que mejor sabía hacer, sonreír, aunque la sonrisa no le llegaba nunca a los ojos, era como si la oscuridad en sus pupilas se tragara toda la luz.
_He notado que Fantasma ha bajado la comercialización y necesito un poco de droga, esperaba que pudieras conseguírmela. Tú le agradas más a Joana que yo_ continuo Patrick.
Oliva trato de no tirarlo a la piscina, tenía una botas tan gruesas que seguramente lo hundirían.
_Estoy ocupada con mi entrenamiento, solo me falta un año para la universidad. Que sea amiga de Joana no quiere decir que este metida en su vida.
La sonrisa de Patrick fue más ancha, él no había ido con ella porque creyera que le daría la droga de Joana con facilidad, sino porque a diferencia de Derek ella si tenía algo que perder.
_Por supuesto, te falta poco para la universidad, solo tienes que conseguirme la droga_ Patrick no sintió el más mínimo remordimiento. Si Olivia quería alejarse de los problemas debía alejarse de Joana.
_ ¿Me estas amenazando?_ aventuro Olivia.
_Vendré aquí mañana, estoy seguro que ya la tendrás
Olivia miro a Patrick, era tan parecido a Joana pero a la vez tan diferente.
_Tu tuviste todas las oportunidades del mundo. Entraste en una familia adinerada, te expulsaron de todas las escuelas privadas y terminaste aquí, sobornando a una chica de clase media porque te da miedo tu hermana_ vocifero Olivia.
_No me da miedo ella, solo sé que no me dará nada_ dijo Patrick sin reaccionar ante la mención de su hermana.
_Al menos ella jamás utiliza el soborno, siempre ha sido más inteligente.
Patrick encogió los hombros mostrando el mayor desinterés posible por las palabras de Olivia.
_Sigue diciendo lo que quieras, solo tráeme la droga mañana_ Patrick le dio una última sonrisa _Tal vez la próxima me enseñes a nadar.
Patrick se alejó dejando a Olivia intentando respirar y relajarse.
***
No había tenido la valentía de ducharse, simplemente no concebía la idea de estar desnuda, tan expuesta como se había sentido bajo la mirada de Joana. En su lugar se vistió lo más rápido que pudo y salió de los baños, pero en cuanto vio un rastro fino de sangre en el suelo se paralizo. Sabía que era la sangre de Joana, había visto su labio roto. Pero mirar su sangre en el suelo le recordaba que todo había sido real, pero sobretodo le recordaba que debía tener cuidado con Joana.
Aun así no lograba tener suficiente miedo hacía ella.
El sonido de un celular la saco de su aturdimiento, primero pensó que era el suyo, pero no era el mismo tono. Luego vio el brillo oscuro en el suelo y estuvo segura de que no era el suyo. Lo levanto con cuidado sentía que todo allí podía explotar en cualquier momento.
Era una llamada de un número restringido. Let no tenía la valentía de contestar y lo dejo sonar hasta que la llamada cayó.
No reconoció el teléfono de inmediato. No había tenido muchas oportunidades de ver el teléfono de Joana y no supo que era de ella hasta que vio una foto de su motocicleta en la pantalla de bloqueo.
No lo pensó mucho. No sentía que estuviera pensando algo útil desde que salió de la ducha, y aunque sabía que era mucho mejor dejar el teléfono en el suelo y alejarse tanto como pudiera de Joana, no pudo.
Tomo su mochila y salió disparada fuera de los vestidores. Fue directamente al estacionamiento, a esas horas solo quedaban los autos de los profesores y eso fue todo lo que encontró.
Joana se había ido.
Let no tenía idea de donde vivía Joana, pero estaba segura que su teléfono sí.
Trato de que la idea no le perturbara tanto. Y con toda la valentía acumulada posible desbloqueo el teléfono. Tenía suerte de no tener contraseña.
***
Al calor de la habitación comenzaba a asfixiarle, odia que las cosas siempre tardaran en arreglarse en esa casa. Ella trataba de relajarse, trataba de que la música de sus audífonos se escuchara más fuerte que los gritos de los niños, pero tenía su paciencia al borde del límite, así que cuando escucho un golpe seco y fuerte sobre su puerta se sobre exalto.
Sus movimientos bruscos asustaron a la niña con quien compartía la habitación, ella siempre trataba de mantener su mal humor fuera de la habitación por la niña, pero en ese momento le costaba mantenerse calmada.
Salió de la habitación abriendo la puerta de golpe y se encontró con tres niños. En esa casa había tantos que a ella le costaba recordar los nombres. Eran tres de los nuevos y entendía porque no se había cuidado de no jugar cerca de su puerta, aún no habían sido testigos de su temperamento.