El sueño siempre había sido un lugar que Joana no alcanzaba con facilidad. Por eso solía encerrarse en la habitación más alejada de la casa. Esa habitación era destinada para guardar todos los artículos de limpieza, pero desde que Joana vivía allí se encargaba que nadie le quitara el colchón que tenía en un rincón. Era el único lugar donde podía realmente dormir, y con el tiempo, todos habían aprendido que nadie debía de entrar cuando ella dormía. Por eso le pareció particularmente extraño sentir que la sacudía.
Joana abrió los ojos despacio, recordando la navaja oculta en su cinturón, pero mantuvo su cuerpo quieto en cuanto sus ojos enfocaron el rostro de Let.
_ ¿Qué haces aquí?_ Joana se levantó disipando cualquier rastro de sueño.
Los ojos azules de Let la miraban con una mezcla de desesperación y miedo.
_Caroline. No la encuentro_ la voz de Let tambaleaba de preocupación.
Joana sintió que algo extraño se le asentaba en el pecho ¿Alguien se preocuparía así por mí? Pensó.
_ ¿Qué?_ vocifero Joana.
_Es sábado, su madre no sabe nada de ella desde que salimos de la escuela ayer. Pensaba que estaba conmigo, llamo esta mañana a mi casa preguntando por ella. Nadie sabe nada de ella desde ayer. Ayúdame.
Joana la miro. Let no había dudado, ni si quiera le estaba preguntando. Let tenía muy seguro que Joana la ayudaría y ella no entendía en que momento la chica comenzó a confiar tanto en ella.
_Dame su número_ dijo Joana mientras sacaba su teléfono con calma.
Let no entendía la tranquilidad con la que Joana estaba haciendo todo, ella se sentía asustada y muy desesperada, y pensaba que Joana se movería rápido nada más con sentir su angustia. Aun así le dicto el número.
Miro a Joana ingresarlo a su teléfono y luego vio que su rostro pasaba de la tranquilidad a la consternación.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto Let.
_El teléfono de Caroline está en una casa de recreación_ Joana noto la confusión en Let y sopeso por un momento no aclararle nada, pero Caroline era más que una amiga para Let _Las casas de recreación son puntos en la ciudad que hay para drogarse.
Joana noto la impresión en el rostro de Let, era como si fuese la primera vez que escuchaba la palabra drogarse.
_Caroline nunca…
Pero Let no se atrevió a continuar. Los ojos oscuros de Joana le habían llevado a recordar a alguien más.
_Patrick.
Let murmuro tan bajo el nombre que Joana dudo lo que había escuchado.
_ ¿Qué?_ inquirió Joana.
Let miro la dirección en el teléfono de Joana y no podía dejar de pensar en el chico.
_Patrick, él y ella. Pensé que Caroline no lo veía más. Hay que ir a buscarla.
_No.
Let se había puesto de pie. El cuarto de almacenamiento no era muy grande, y ella rozaba contra los estantes. Casi choca con ellos cuando la impresión la hizo inclinarse a un lado.
_ ¿Por qué no?_ pregunto Let. Ella sentía genuinamente que entre ellas habían llegado a un punto donde podían ayudarse sin importar qué.
_La dirección está al otro lado de la ciudad. Fuera del territorio de Fantasma yo no puedo ir allí y tú tampoco deberías, es peligroso, allá no te puedo proteger.
Let solo podía escuchar la palabra “no”, y no le importaba en lo absoluto.
_Está bien_ vocifero saliendo del cuarto tan rápido, que cuando Joana se levantó y fue tras ella, Let ya había recorrido la mitad del pasillo.
Joana tuvo que correr para alcanzarla en las escaleras.
_ ¿A dónde vas?_ pregunto tajante Joana.
_Por mi amiga.
_ ¿No me escuchaste…?
_Iré por mi amiga_ sentencio Let.
_No, no vas.
Pero antes de que Joana pudiera sujetarla, Let se había movido, y terminó de bajar las escaleras antes que Joana.
_Espera un rato y deja que Caroline vuelva a su casa_ vocifero Joana.
Let sacudió la cabeza negando bajo la mirada de todos los espectadores.
_Tal vez a ti no te importe nadie más, pero yo iré por mi amiga.
Joana se detuvo en el último escalón.
_ ¿Después de todo lo que te he dicho, piensas eso? _aventuro Joana.
Joana estaba de pie, en el último escalón de la escalera, a solo un par de pasos de Let; pero en ese momento parecía que estaba a una distancia que Let jamás podía alcanzar.
_Lo siento Jo… pero es Caroline_ dijo Let antes de salir de la casa.
Los ojos de siervo de Jaky miraron a Joana, su rostro era un papel en blanco, pero sus hombros estaban caídos; Jaky jamás había visto a Joana con los hombros caídos.
_No debí haberla dejado pasar ¿Verdad?_ le dijo Jaky.
_Descuida, hay que aprender cual es nuestro lugar.
***
Caroline miraba sus zapatos, eran los zapatos blancos que usaba con el uniforme de porrista. Siempre se había asegurado de mantenerlos limpios. A la más mínima mancha se los quitaba, los lavaba. Su diligencia había logrado que los zapatos mantuvieran la blancura original. Pero en ese momento estaban tan enlodados que a Caroline le costaba recordar de qué color eran.