Rojo Oscuro

Capítulo 28

Joana estaba segura que el infierno no era un lugar lleno de fuego y gritos de dolor que te rompían los tímpanos. Ella estaba segura, que el infierno era tan silencioso, que podías escuchar una aguja caer, y tan frío que te congelaban los huesos.

El infierno era un lugar tan vacío, que no te daba más remedio que llenarlo con el miedo.

A pesar de que cada paso de Joana era más seguro que el anterior, el miedo era tan profundo que no podía evitar pensar que no recordaba la última vez que había abrazado a su hermano menor.

_Reporte_ la voz irrumpió con tanta fuerza la quietud de los pasillos de la escuela que Joana no pudo evitar dar un salto de impresión, y aunque estaba totalmente sola, se apeno por mostrarse tan asustada.

No le respondió a la voz del audífono.

_Joana ¿Cuál es el plan?

Joana suspiro pesadamente y no le quedó más remedio que responder.

_Sacar a los rehenes con vida y ustedes se encargan de Fantasma_ el audífono que le habían dado tenía una pequeña falla, siempre le regresaba su voz, como un eco difuso _ ¿Cómo te llamas?_ pregunto Joana.

_Puedes decidirme Carlos.

Joana sintió que el haz de luz de la linterna no era suficiente para atravesar la oscuridad, y todo se sintió mucho más oscuro después de haber escuchado su nombre. Estuvo segura que no era el nombre real del agente federal pero no discutió.

_Era el nombre de mi padre_ Joana no solía decir esa palabra con regularidad.

La última vez que la había usado fue cuando le hablo a Let de su pasado. Trataba de no pensar en ella. Sentía que ensuciaría sus recuerdos si traía su imagen a un lugar tan oscuro.

_Que casualidad_ bufo Carlos.

Para la sorpresa de Joana, él se las ingeniaba para parecer indiferente.

_ ¿Mi hermano está bien? a él no le gustan los extraños_ Joana había preguntado varias veces por él, antes de adentrarse en la escuela con nada más que un chaleco antibalas bajo la ropa, una linterna y un audífono.

_Esta con un especialista. Está tranquilo aunque pregunta por ti, ya lo veras cuando salgas_ respondió Carlos. Era lo que siempre respondía cada vez que Joana preguntaban por su hermano.

Pero esa vez Joana no tuvo fuerzas para fingir que le creía.

_Somos personas de estadísticas, sabemos que no voy a salir de aquí.

Joana no quería engañarse, había aceptado un trato suicida para que todos estuvieran bien.

_Yo apostaría a que sí_ aseguro Carlos.

_ ¿Usted apuesta?

_Jamás dinero.

Joana recordó el desinterés del oficial mientras esperaba que ella decidiera. Nada de lo que pasaba en esa sala le interesaba hasta que supo que Joana había aceptado el trato.

_No, dinero no, usted apuesta vidas_ Joana no tenía la menor duda.

_Tal vez… ya estas cerca.

La falta de voces dejo el audífono con el eco de la estática. Joana estaba a un paso de la entrada de la piscina de la escuela.

El haz de luz de la linterna ya había delatado su presencia. Así que no se molestó en intentar dar una emboscada sorpresa. Pero lo que le esperaba fue una rotunda sorpresa para ella.

El cabello dorado de Caroline parecía haberse ennegrecido por las sombras. A Joana le tomo un momento darse cuenta que era por la sangre atrapada en sus mechones. Caroline parecía estar en una especie de trance; no levantaba la mirada del Patrick y del charco de sangre a su alrededor.

Eso no le tomo mucho tiempo a Joana asimilarlo. En su mente había imaginado muchas veces a su hermano mayor tirado en el suelo con una herida de bala bombeando sangre, justo como en ese momento.

Pero en su mente Caroline no era la que miraba el charco sino ella. Y el arma no la sostenía un desconocido, la sostenía ella.

Joana no sintió pena por Patrick, ella había llorado por su hermano el día en que la había dejado en una casa de albergue para irse con su nueva familia.

_La que faltaba.

La voz de aquel chico le pareció a Joana vagamente familiar. Como si la luz de la luna no fuese suficiente para darle un filtro confuso a todo, la presencia de ese chico al lado del Director Ricard alteraba todo el cuadro.

_Hola Joana Valera. Te estábamos esperando.

Joana se movió con tanta cautela que era consciente de cada movimiento de sus músculos. El Director Ricard apuntaba el arma a Caroline, el cañón le temblaba en las manos y miraba a Joana como si fuera una especie de salvavidas.

_Tu eres Fantasma_ vocifero Joana.

El chico asintió aunque Joana no había hecho una pregunta. Y sonrió, como si le hubiese levantando el telón y fuese su momento estelar en escena.

_Chica lista_ Fantasma se movió saliendo de la sombra del Director Ricard y Joana sintió como si el aire se le escapara de los pulmones.

Allí, en medio de tantas sombras, había un pequeño punto de color rojo. Tan rojo que hacía doler los ojos, eran el mismo cabello rojo cereza, las mismas pestañas pálidas, los mismos labios rosados incluso las pecas de su piel habían desaparecido bajo el fuerte sonrojo de su llanto.

Joana dio un paso hacia adelante sin pensarlo. Y Fantasma afinco con fuerza el arma que sostenía sobre la frente de la hermana de Let.

_Tu hermano no te duele pero si la hermana de tu novia, que curioso_ vocifero Fantasma.

_Joana, recuerda, tienes que decirme que pasa_ dijo Carlos a través del audífono.

_Deja a Beca en paz, la hermana de Let no tienen nada que ver con esto, ni tampoco Caroline_ vocifero Joana esperando que el detective Carlos fuese tan competente como aparentaba.

_De verdad piensas que hay algo “con todo esto” que se pueda resolver_ Fantasma sonrió y con esa sonrisa Joana noto la sudadera universitaria, el cabello rubio peinado y arreglado.

Si no fuese por el arma que le apuntaba a la hermana de Let pudiera ser cualquier universitario promedio, y ese momento lo reconoció.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.