Solté el aire contenido volviendo mi atención al chico encorvado a mis espaldas que con una de sus manos presionaba su nariz mostrándose algo adolorido.
—¿Estás bien?—me acerqué un poco más tocando su hombro algo preocupada—¿qué fue lo que pasó?
Él se sacudió de mi tacto con brusquedad antes de mirarme, sus ojos brillando con hostilidad de nuevo. Fruncí el ceño al tiempo que escuchaba unos pasos acelerados acercarse tras de mi.
—¡Hey!—saludó sam abrazando mis hombros. Adam la ignoró limpiando con la manga de su camiseta la sangre que brotaba de su nariz para luego recoger su mochila del suelo con mala gana—Dios santo, ¿qué fue lo que te ocurrió?
Ella se acercó a él para inspeccionar su rostro, atónita.
—¡¿Quién te golpeó?!—sam volvió a insistir cubriendo su boca con asombro, adam desvió la vista, molesto—¡ya deja de actuar de ese modo y dime que ocurrió!
Adam me miró mientras colgaba su mochila al hombro, con fastidio.
—Pregúntaselo a ella—espetó, airado.
Sam volteó a mirarme, extrañada al tiempo que yo contemplaba a Adam, confundida por esa rencorosa expresión en su rostro.
—¿Qué sucedió anna?—me preguntó ella volviéndose hacia mi.
En ese punto, la presión del momento y Adam influyéndome culpabilidad con sus ojos, me llevó al borde de la frustración.
—No quieras echarme la responsabilidad de algo que no está en mis manos, adam—mascullé, con firmeza intentando reprimir la rabia que bullía por mis poros—ví claramente que tu empezaste todo, ¡es más! Ni siquiera sé qué hago aquí justo ahora cuando debería ir tras Eithan.
Sam frunció las cejas, adam apretando los puños.
—¿Ah sí? ¿Pues qué esperas para hacerlo? Después de todo, diga lo que diga, jamás tomarás en cuenta mis advertencias—tensó la mandíbula—¡creí que lo habías entendido anna, pero no quieres ver lo que tienes al frente y esta vez, no haré nada para evitarlo!
Alcé la barbilla, amenazante. Ya no importaba sus advertencias cuando mi corazón sentía que hacía lo correcto.
—¿Y qué se supone que ganas advirtiéndome entonces? ¿Por qué te empeñas tanto en manchar la reputación de Eithan?
—¡Yo no la manché, él la manchó por sí solo!—exclamó en voz alta, llamando la atención de los que habían en el pasillo—él mismo arruinó su estúpida reputación al quitarle la vida a Eloísa...
—¡¿Por qué hablas sin saber lo que pasó ese día?! ¡Sólo estás sacando conclusiones a tu conveniencia, Adam!
—¡¿Y qué sabes tú de eso?!—se acercó a mi, enojado—ni siquiera estabas aquí cuando eso pasó, ¡no sabes nada!
—¡Bueno ya basta los dos!—dijo sam agarrando a adam del brazo para alejarlo de mi—no tienes por qué tratarla así, esta no es la manera de explicarle las cosas, sé un poco más razonable.
Adam bufó.
—¡Sólo estoy tratando de protegerla!—respondió volteando hacia la chica a su lado.
—No necesito que lo hagas—comenté entre dientes—no necesito que nadie lo haga y de todos modos, aquí no hay peligro alguno, sólo eres tú canalizando tu odio incomprendido hacia él.
—¿Y esta eres tú pretendiendo que nada ha pasado, anna? Se supone que ya sabes el modo tan sospechoso en el que estuvo implicado en el asesinato de Eloísa jones.
—Mismo en el que también fue una victima a juzgar por el shock en el que se encontraba cuando los hallaron juntos.
—¿Ese es tu fundamento para creer en él?—soltó una risa—que ingenua.
—Lo que eliga o no, no te incumbe y perdóname pero no estoy dispuesta a escuchar tus necedades. Si prefieres mantenerte al margen de mis asuntos, está bien, estoy más que acostumbrada a no tener “amigos”—y con eso me marché.
Por alguna razón, las palabras me fluían con más rapidez cuando muy profundo dentro de mi, sabía que tenía razón. Debía tenerla... O de lo contrario, ya no podría volver a creer en nada, ni en nadie.
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Troté por el pasillo en la misma dirección por la que él se había ido. Mi alrededor empezó a estar cada vez más vacío al sonar el timbre para inicio de clases, pero no me importó, estaba preocupada por Eithan. Él antes se veía... Afectado por lo que sea que adam le decía en el momento de la riña.
Sin embargo, por más que caminara no lograba ver señal alguna de su paradero, hasta que visualicé su figura doblar por un esquina rápidamente.
Me apresuré a alcanzarlo, mis pasos acelerados haciendo eco en el silencio que nos rodeaba.
—¡Eithan, espera un momento!—exclamé estando cerca de él. Su espalda ancha se tensó y aceleró su velocidad.
—No me sigas, Anna—masculló entre dientes con la voz ahogada, como si estuviera reprimiendo algo que punzaba por salir.
Gruñí frustrada y corrí más rápido tras él sin temor alguno por el tono amenazante de su voz ni por el temblor ocasional de sus hombros.
Extendí mi mano hacia él lo suficiente para lograr retenerlo del brazo y obligarlo a detenerse, pero como si supiera lo cerca que estaba de tocarlo, se volvió hacia mi con brusquedad agarrando mi mano en el aire antes de empelarme contra la pared de un empujón, sacándome un jadeo de sorpresa.
Mis ojos enfocaron los suyos, brillando de un color profundo e irreal que me paralizó por un instante. Parecían brillar como un par de luces neón, estos me miraban casi con un instinto animal—parecido al de aquella vez cuando me salvó de jason—de manera irreconocible mientras su ceño fruncido se profundizaba y un gruñido brotaba de su garganta.
Temblé arrinconada entre su cuerpo agitado, estaba aterrada.
—No... Te me acerques—dijo con la mandíbula apretada y voz dura antes de alejarse de golpe y seguir su camino.
No lo seguí.
Ni siquiera me moví de mi lugar mientras aún sentía la presión de su mano contra mi muñeca y en mi mente no podía dejar de observar, aquellos ojos salvajes.
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En lo que restó de día, no volví a ver a Eithan y quizá era lo mejor.