Clara cerró el libro después de leer para su pequeña Helena su historia favorita, la creyó dormida hasta que la escuchó vociferar su sueño anhelado.
—Un día conoceré a papá —expresó con su mirada soñolienta dejando a su madre sin palabras— ¿Mami, por qué no viene papá?
—Tu padre se tarda porque... solo cumple con su deber.
—Mis amiguitos dicen que mi padre no quiere conocerme, eso me enoja mucho.
—No es cierto, Helena....eres muy inteligente, ya tienes cinco años y...
—Esperaré siempre a mi padre, ¿Alessandro...es un príncipe o un rey?
—Es un hombre muy ocupado con un deber muy exigente que cumplir. —dijo Clara mostrando una tierna y segura sonrisa, aunque por dentro había una verdad que la golpeaba y que solo repetía en su pensamiento mientras escondía su rostro— Nunca mi amor, nunca lo conocerás... tu padre no sabe que existes, él jamás vendrá, y yo....yo nunca lo buscaré, él eligió, y ahora tiene su propia familia....su vida soñada, como lo quizo su abuelo.
—Yo quiero que esté con nosotras mami. —interrumpió Helena con ruego— Papá no nos busca porque no sabe que lo espero, vayamos por él, por favor mami.
—No puedo Helena, yo estaré para ti mi amor...siempre.
—Lo sé... también quiero a papá. —dijo abrazando su peluche.
—Vamos a dormir, mañana tengo trabajo muy temprano, y tú debes descansar mi amor.
—Será la boda de princesa, yo seré como tú, mami...cuando sea grande yo también haré bodas mágicas.
—Tú serás mejor que yo, Helena...siempre serás feliz.
—Mami...dormiré y... soñaré con papá.
***
—Traes a mi nieta y corres a hacer felices a otra gente, Clara...tú padre tiene razón, descansa, tienes un personal que trabaja para tí.
—Madre... —dijo con expresión alegre— Me encanta hacer ésto...estoy muy contenta diseñando felicidad...no importa que no sea la mía, igual soy feliz, tengo a Helena, es todo para mí.
—Y yo tendré felicidad y habré cumplido mi objetivo, el día que te vea realmente feliz a ti.
—Lo soy, te lo dije madre, Helena lo es todo para mí.
—Necesitas enamorarte, tener a un compañero, o es que acaso esperas por él...
—No madre, es imposible. —interrumpió— no me gusta hablar de ésto, ¿Por qué siempre es lo mismo? Se acabó, es imposible, aunque ésto rompa el corazón de mi hija es imposible, ¿Okey? No lo menciones más, Helena cada día espera por él y yo no sé que hacer...
—Dale un papá, uno de verdad, que te ame...
—Adiós mamá, —dijo poniendo sus manos con delicadeza en su madre en un ameno despido— cuida de Helena —dejó salir una arrebatadora sonrisa al ver a su pequeña acercarse— nos vemos mi princesa.
***
El salón brillaba con luces cálidas y risas ajenas, cada sonido era una inspiración de amor en espera de aquellas palabras que traería felicidad a los enamorados uniéndolos hasta que la muerte los separe..
Allí estaba Alessandro, acompañando a su amigo, quien contraía nupcias con el amor de su vida, había viajado para acompañarlo a su boda soñada con la mujer amada.
Él no dejaba de pensar en el pasado que lo marcó, él creyó que su amor de la juventud podía quedarse en el pasado, y no fue así. Seis años habían transcurrido y ella vivía en su mente como si los detalles de aquel sueño nupcial lo latigaba dejando salir su nostalgia.
—Estoy nervioso. —vociferó el novio y Alessandro solo le dió una palmada en su hombro, mientras su mirada se dirigió a otro lugar.
Quedó perplejo cuando su vista identifico el reflejo de Clara en la cristalería, volteó de forma rápida e involuntaria, pero para él todos se desvaneció en el momento en que la vió.
La música suave de violines llenaba el salón decorado con luces doradas y flores blancas. Clara, impecable en su papel de organizadora de bodas, caminaba con una carpeta en las manos revisando cada detalle, los pétalos en el pasillo, la posición de las velas.
Ella solo hacía su mágico trabajo, cuidaba hasta la sonrisa nerviosa de la novia, todo estaba bajo control sin darse cuenta que era observada, hasta que su mirada se cruzó con su amor del pasado al verlo venir apresurado hacia ella.
Él caminaba entre los invitados con la misma mirada que años atrás le había robado el aliento. El tiempo no había borrado la intensidad de su mirada, y ella jamás borró la memoria de las promesas rotas.
En Alessandro, su corazón se desbocó y por un instante el salón entero se convirtió en un escenario de recuerdos.
Clara apretó la carpeta contra su pecho como si pudiera protegerse de la avalancha de emociones, Alessandro no podía creerlo, a poco metro de distancia ella estaba allí, parada frente a él después de buscarla con tanto frenesí y no haberla encontrado.
—No puede ser...—dijo ella temblorosa entre dientes rogando que fuera tan solo una confusión.
Los ojos de Alessandro se abrieron con un fulgor casi febril como si la realidad se hubiera doblado para concederle un milagro, el corazón le golpeaba el pecho con violencia y cada fibra de su ser gritaba que no podía perderla otra vez, al ver que ella miró hacia la salida.
#442 en Novela romántica
nostalgia por un amor inconcluso, distancia de dos amores, obsesión búsqueda rechazo
Editado: 16.12.2025