Romance adolescente

Damián (parte 1)

Desperté a las 5 de la mañana debido a una pesadilla que tuve, en ella recordaba cómo mis padres morían en ese accidente automovilístico que fue ocasionado por mi culpa… Si tan solo no hubiera distraído a papá, ahora mismo, ambos estarían conmigo.

Me metí a bañar, me arreglé y me puse los últimos jeans que mi padre me había comprado, sin duda alguna, nunca olvidaré ese día, porque fue uno de los más divertidos de mi vida.

Desayuné cereal con leche, encendí el televisor y me puse a ver los viejos discos que grabé junto con mi familia, no pude evitar llorar, y de tanto hacerlo, me quedé dormido, cuando desperté me di cuenta de que ya era tarde, así que le puse pausa al DVD, apagué el televisor, salí de casa y tomé el primer autobús que pasó.

Ya era muy tarde, y para colmo, había tráfico, y eso hizo que me tardara aún más en llegar.

Saqué mis audífonos y me puse a escuchar un poco de música, recientemente había descubierto un grupo bastante bueno, así es que no dudé en poner sus canciones a todo volumen.

Cuando menos me di cuenta, ya había llegado a mi destino, así es que bajé del bus y seguí caminando, hasta que, de un momento a otro, alguien chocó conmigo y me hizo tropezarme.

- ¡ay! Perdón, no me di cuenta de que estabas enfrente mío, de verdad, ¡lo siento mucho! – dijo ella en un tono algo preocupado, sin saber cómo reaccionar ni qué decir.

- No te preocupes, yo tampoco te había notado – extendí mi mano y en seguida la tomó, la ayudé a levantarse, y cuando ya estaba arriba, se sacudió el polvo y acomodó su ropa que se había desacomodado un poco.

- ¿para dónde te diriges? – dijo algo nerviosa sin saber qué le iba a responder.

- me dirijo a la universidad que está cerca de aquí, y por lo que veo, ya se me hizo tarde…­‑ suspiré.    

- ¿¡en serio!? Yo también voy en camino para allá – dijo en un tono alegre y tranquilo.

- sí, hoy es mi primer día, y como siempre, llego tarde… - bajé la mirada.

- me llamo Mariana, un gusto conocerte – Extendió su mano para poder saludarme formalmente.

- yo me llamo Damián, el gusto es mío – volteé a verla y sonreí.

Caminaba a su lado camino a la universidad y me puse a pensar en todo lo que había pasado hace un momento, después de pensar en ello un rato, llegué a la conclusión de que fue algo raro, es decir, ¿Por qué el destino hizo que ambos nos encontráramos? Es algo que posiblemente nunca responda, pero es mejor de esa forma, porque no quiero romperme la cabeza pensando en eso.

Aunque no voy a negar que era muy linda, tenía ojos verdes como el pasto, dientes relucientes como dos estrellas, una sonrisa envidiable, una figura perfecta, unas manos finas, y, sobre todo, tenía ese “algo” que me enamoró, no sé ni que es, pero ella tiene eso y más…

No podía dirigirle una palabra, porque en seguida me ponía muy nervioso, y creo que fue el peor error que pude haber tomado en mi vida, ya que, si le hubiera hablado, posiblemente en este momento seríamos amigos.

Seguíamos caminando hacia la universidad y no podía dejar de ver su hermoso rostro, me tenía fascinado, quisiera bajarle todo el universo, pero sólo puedo darle una pequeña estrella…

Todo era felicidad, hasta que llegamos a nuestro destino, ahí fue donde tuvimos que tomar caminos diferentes, y eso me dolió, porque después de eso no la volví a ver, aún espero ansioso el momento de volver a encontrármela, quiero volverle a hablar para poder compartir el resto de mi vida con ella, porque creo que ella es la indicada, aunque no nos volvamos a ver, jamás olvidaré aquél día en el que el destino nos unió.




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