Romance con la Jefa

Capitulo 22 – El pasado regresa

El aire frío de la tarde se mezclaba con un palpable sentimiento de triunfo y alivio. Andrea y su abogada salieron del tribunal, donde la justicia finalmente se había inclinado a su favor. Las últimas luces del día bañaban las calles en tonos dorados y rojizos, un telón de fondo perfecto para el final de esta larga batalla legal.

"Realmente lo logramos, ¿no es así?" dijo Andrea, su voz teñida de incredulidad y orgullo. "Después de todo lo que pasamos..."

Su abogada, una mujer de mirada astuta y espíritu resuelto, le sonrió con calidez. "Ganamos, Andrea. Tu determinación fue clave. No muchas personas hubieran resistido tanta presión."

Caminaron un tramo en silencio, sumergidas en sus pensamientos y en la satisfacción del deber cumplido. La abogada rompió el silencio. "¿Y ahora, Andrea? ¿Qué sigue para ti?"

Andrea miró hacia el cielo crepuscular, considerando la pregunta. "He recibido una oferta de trabajo... de una empresa. No recuerdo bien el nombre ahora, pero el puesto es similar al que tenía en la empresa de Raúl."

"Sea cual sea el nombre, estoy segura de que lo harás excelente," afirmó la abogada con confianza. "Tienes una fortaleza y una claridad en tus decisiones que te llevarán lejos."

Se detuvieron en una esquina, donde el bullicio de la ciudad parecía celebrar con ellas. "Gracias por todo," dijo Andrea sinceramente. "Deberíamos salir algún día, como amigas."

"Me encantaría," respondió la abogada antes de irse, y en su sonrisa había un atisbo de la amistad que comenzaba a florecer. "Será un placer conocer a Andrea fuera de los tribunales."

Para Andrea y Leonardo, parecía suspendido en el tiempo. Después de la emotiva despedida con su abogada, Andrea se encontró a solas con Leonardo. Él la miró con una mezcla de admiración y cierta inquietud, evidenciando las emociones encontradas que lo embargaban.

"Andrea, sobre nosotros..." comenzó Leonardo, con un tono de voz que denotaba su necesidad de claridad. "¿Qué pasará ahora con lo nuestro?"

Andrea, aún sumida en sus pensamientos y las emociones del día, le respondió con una sonrisa suave, "Seguiremos avanzando, como siempre." Su voz era tranquila, pero sus palabras eran deliberadamente vagas, dejando a Leonardo en un mar de dudas.

Leonardo frunció el ceño, intentando descifrar el significado detrás de sus palabras. "¿Pero qué significa eso exactamente para- ?" Su pregunta fue interrumpida por el sonido del teléfono de Andrea.

"Un momento, por favor," dijo Andrea, mientras revisaba la pantalla de su teléfono. Era una llamada importante. "Disculpa, tengo que contestar esto."

Leonardo asintió, esperando pacientemente mientras observaba a Andrea hablar por teléfono. La conversación fue breve, pero la expresión de Andrea cambió notablemente. Al terminar la llamada, se giró hacia él con una mirada de urgencia.

"Lo siento, Leonardo, pero tengo que irme ahora mismo. Me han programado una entrevista de trabajo para hoy y necesito prepararme."

La sorpresa se reflejó en el rostro de Leonardo, pero su preocupación por ella prevaleció. "Entiendo, claro. ¡Ve y suerte en tu entrevista!" dijo, tratando de ocultar su decepción por la conversación inconclusa.

Andrea asintió con gratitud, "Gracias. Hablamos luego, ¿de acuerdo?" Dicho esto, se apresuró hacia su destino, dejando a Leonardo solo con sus pensamientos y una conversación pendiente que resonaba en su mente.

Caminando solo, Leonardo se dejó llevar por las calles, sumergido en sus pensamientos. La ciudad parecía moverse a su alrededor en una danza de luces y sombras, pero él estaba perdido en su mundo interior. Su teléfono vibró, sacándolo de sus reflexiones. Era un mensaje de Raúl.

"¿Has pensado en mi propuesta? Ser socio podría ser un nuevo comienzo para ti."

Leonardo suspiró y comenzó a escribir su respuesta. Sabía que Raúl tenía buenas intenciones, pero aún no estaba seguro de lo que quería.

"Gracias, Raúl. Sigo pensándolo. Es una gran oportunidad, lo sé. Pero necesito estar seguro de que estoy tomando esta decisión por las razones correctas y no solo como una huida de mis problemas actuales."

Después de enviar el mensaje, Leonardo guardó su teléfono y continuó su camino, que lo llevó de manera inconsciente hasta un centro comercial familiar. Al entrar, una ola de nostalgia lo invadió. Aquí, en este mismo lugar, había tenido su primera cita con Gabriela, su exesposa.

¿Cómo pudo cambiar tanto todo?, pensó. Era aquí donde todo comenzó, con Gabriela. Aquellos días de inocencia y sueños compartidos... ¿Dónde se torció el camino?

Caminó sin rumbo fijo hasta llegar al café donde alguna vez compartieron risas y planes para el futuro. Sentándose en una de las mesas, sus ojos recorrieron el lugar, lleno de ecos del pasado.

Era tan fácil amar y soñar en aquel entonces. Gabriela y yo... estábamos construyendo una vida juntos. Y ahora, aquí estoy, intentando seguir adelante en una vida que se desmoronó hace tiempo. ¿Cómo se puede seguir adelante cuando cada paso te recuerda lo que perdiste?

Mientras se perdía en sus pensamientos, no se dio cuenta de las figuras familiares que empezaban a llenar el café. Estaba a punto de ser llevado de nuevo a los "Recuerdos y Realidades" de su vida, un camino que lo confrontaría con su pasado y lo desafiaría a mirar hacia su futuro.

 

………… (Lo que sucede esta en el “Capitulo 1 - Recuerdos y Realidades”)

 

El cielo lloraba junto a Leonardo, sus lágrimas perdidas en la lluvia que ahora empapaba las calles de la ciudad. Caminando sin rumbo, sumido en la desolación, su mente se repetía una y otra vez las escenas del día: el rechazo de sus hijas, la indiferencia de Gabriela, la soledad que ahora lo envolvía como un manto frío e implacable.

"¿Cómo hemos llegado a esto?" se preguntaba, mientras las gotas de lluvia se mezclaban con sus lágrimas. "Mis hijas, ¿cómo han podido crecer tan rápido, tan lejos de mí? ¿Cómo es que no me conocen realmente?"




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