Romance con la Jefa

Capitulo 34 – El negocio de Luis

Andrea llegó a la empresa temprano, con el corazón acelerado y la mente alerta. Sabía que Luis podría intentar algo para intimidarla o desacreditarla, pero estaba decidida a enfrentarlo. Miró alrededor, esperando cualquier señal de anormalidad o alguna mirada sospechosa de sus compañeros. Sin embargo, todo parecía funcionar con normalidad. Los empleados la saludaban con cortesía, ocupados en sus tareas cotidianas.

Al llegar a su oficina, Andrea cerró la puerta detrás de ella y dejó escapar un suspiro de alivio. Pero su tranquilidad duró poco. De repente, Luis salió de las sombras, agarrándola del brazo con fuerza.

"¿Dónde están Gabriela y las niñas?" demandó Luis, sus ojos destilando ira.

Andrea no respondió. En un movimiento rápido, ejecutó una llave que lo tiró al suelo. Sin detenerse, le propinó un golpe en el ojo, dejándolo morado.

"¡No voy a aguantar más que me pongas la mano encima!" gritó Andrea, su voz firme y decidida. "Y no te diré nada sobre dónde están Gabriela y las niñas."

Luis se levantó lentamente, frotándose el ojo con una mezcla de dolor y furia. "No eres la primera persona que se pone en mi camino, Andrea," dijo entre dientes. "Intenté acostarme contigo, pero ya no me interesas como mujer. Debiste acostarte conmigo porque ahora voy a hacer que desaparezcas. No has hecho más que causarme problemas."

Andrea lo miró con desdén. "No voy a ir a ningún lado, Luis. Eres tú el que se irá, pero a prisión, por todo el daño que has hecho a Gabriela y a Leonardo."

Luis se sorprendió, sus ojos se abrieron con incredulidad. "¿Qué sabes tú de eso?" empezó a decir, pero antes de que pudiera continuar, la puerta se abrió de golpe y Roberto entró, con el rostro lleno de preocupación.

"¿Qué está pasando aquí? Sus gritos se oyen por todo el piso," exigió saber, mirando primero a Luis y luego a Andrea.

Roberto se quedó atónito al ver el ojo morado de Luis y a Andrea con el cabello y la ropa desordenada. Antes de que pudiera decir algo, Luis se apresuró a salir de la oficina, murmurando entre dientes a Andrea: "Esto no ha terminado."

Andrea respiró hondo, tratando de calmarse. Sabía que la confrontación con Luis era solo el comienzo, pero estaba preparada para lo que viniera.

Después de que Luis se fue, Roberto se dirigió a Andrea, su rostro lleno de preocupación y seriedad.

"Andrea, necesito hablar contigo sobre lo que acaba de pasar," comenzó Roberto, eligiendo sus palabras con cuidado. "Esta situación es muy grave, y tengo que preguntar... ¿hay algo entre tú y Luis? Esto es delicado, considerando que Luis está casado con Gabriela."

Andrea sintió un nudo en el estómago al escuchar la suposición de Roberto. "No es nada de eso, Roberto. Amo a mi pareja," respondió, tratando de mantener la calma.

Roberto asintió, su expresión más relajada, pero aún llena de preocupación. "Entonces, ¿qué está sucediendo realmente? Necesito entenderlo."

Andrea, consciente de que no podía involucrar a Roberto en esto sin saber de qué lado estaría, intentó desviar la conversación. "Fue solo un malentendido. No volverá a suceder."

Roberto frunció el ceño, insatisfecho con la respuesta. "Andrea, esto es serio. Necesito saber qué está pasando."

Andrea persistió, intentando mantener su postura. "Te prometo que no volverá a suceder, Roberto. Todo está bajo control."

En ese momento, Ana, la esposa de Roberto, entró en la oficina mientras estaba en una llamada, sin notar el estado desordenado de Andrea. "Roberto, te necesitan rápido para la fiesta de despedida," dijo antes de retirarse.

Andrea, aprovechando la oportunidad para cambiar de tema, preguntó: "¿Fiesta de despedida?"

Roberto, ahora distraído por la mención de la fiesta, respondió: "Sí, es mi jubilación. Es una sorpresa, pero voy a nombrar a Luis como el nuevo CEO de la empresa."

Andrea se quedó helada por la sorpresa. Sabía que si Luis obtenía el cargo de CEO, tendría el poder para borrar cualquier evidencia de sus acciones ilegales y protegerse de cualquier acusación. Podría despedirla fácilmente y eliminar cualquier rastro de su corrupción. Además, Luis podría aprovechar su nueva posición para lastimar a más personas o acosar a otras empleadas, suponiendo que aún no lo había hecho.

"¿Cuándo es la fiesta?" preguntó Andrea, tratando de mantener la compostura.

Roberto dudó por un momento, sabiendo que no debería decírselo. Pero al ver el estado desordenado de Andrea, decidió que debía ayudarla a corregir su apariencia antes de la celebración. "En dos horas."

La noticia sorprendió a Andrea, dejándola con poco tiempo para investigar y encontrar pruebas contra Luis. Sin saber lo que Andrea planeaba, Roberto se retiró, dejándola sola con sus pensamientos.

Urgentemente, Andrea llamó a Leonardo. "Leonardo, te necesito urgente."

Leonardo, alarmado por la urgencia en su voz, respondió de inmediato. "¿Qué sucede, Andrea? ¿Luis te hizo algo? ¿Estás bien?"

Andrea lo calmó rápidamente. "Estoy bien, Leonardo, de verdad. Pero necesito tu apoyo para revisar unos documentos rápidamente."

Leonardo respiró aliviado al escuchar que Andrea estaba bien, pero la preocupación en su voz no desapareció. "¿Estás segura de que estará bien hacerlo? Si voy a tu trabajo, seguro me encontraré con mis padres y con Luis."

"Eso ya no importa," insistió Andrea, con firmeza en su voz. "Necesito que me ayudes a encontrar algún documento, alguna evidencia que podamos usar para detener el ascenso de Luis. Roberto planea nombrarlo CEO en dos horas, y si eso sucede, Luis tendrá el poder de borrar toda evidencia y salir impune. Tenemos que detenerlo."

Leonardo asintió, sintiendo la urgencia en su voz. "Voy para allá."

Mientras colgaba el teléfono, Andrea se preparó para la tarea monumental que tenían por delante. Con solo dos horas para actuar, cada minuto contaba. Sabía que la batalla contra Luis sería difícil, pero con Leonardo a su lado, sentía que podían lograrlo.




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