Leonardo se quedó mudo, observando a su madre. Ella había envejecido más desde la última vez que la vio, y la nostalgia lo invadió y su madre no dejaba de verlo ya no se veía tan joven y tenia la barba crecida y pesar de creer que su hijo fue infiel y un criminal no dejo de querer volver a verlo pero no tuvo el valor de verlo. Andrea, notando que Leonardo no podía hablar, intervino rápidamente.
"Ana, Leonardo y yo estamos juntos ahora," dijo Andrea suavemente. "Él me ha contado todo sobre lo que sucedió hace años, cómo fue falsamente acusado de corrupción e infidelidad. Todo eso fue una mentira."
Ana, sorprendida, miró a Andrea y luego a Leonardo. "¿Qué quieres decir, Andrea? Luis cuidó de nosotros después de que... todo pasó. Él ha sido un buen hijo y un gran apoyo."
Andrea suspiró y decidió no andarse con rodeos. "Ana, Luis fue el que incriminó a Leonardo. Él manipuló todo para quedarse con Gabriela y la empresa."
"No puede ser," dijo Ana, con incredulidad y protegiendo a Luis instintivamente comento "Luis ha sido tan bueno con nosotros. Él cuidó de la familia después del crimen hiciste Leonardo."
Leonardo, encontrando su voz, se adelantó. "¿De verdad le vas a creer a Luis y no a mí, mamá? ¿A tu propio hijo?" Sus ojos húmedos reflejaban el dolor y la desilusión de aun no sentir el apoyo de su madre.
Ana se quedó sin palabras, su mirada se desplazaba entre Leonardo y Andrea. El ambiente ya era tenso de por si, con el pasado y el presente chocando dolorosamente.
"Leonardo..." murmuró Ana, sin saber qué decir. "Es difícil de creer, vimos la evidencia y la policía también lo indico, hijo compréndelo"
Andrea, decidida a demostrar la verdad, sacó las evidencias que habían encontrado y se los mostró a Ana. "Mira esto, Ana. Son pruebas de cómo Luis está involucrado en crímenes con la mafia, usando el negocio de la familia para ocultar armamento."
Ana tomó los papeles y los intentó leer, pero las letras y números no tenían mucho sentido para ella. "No entiendo esto, Andrea," dijo, con desesperación en su voz. "Es demasiado para procesar. ¿De verdad mi hijo Leonardo era inocente y su hermano lo incriminó? ¿Luis es un criminal?"
Andrea señaló las partes cruciales del documento, explicando con paciencia. "Aquí, Ana. Estas son transacciones y correspondencias entre Luis y la mafia. Está usando la empresa para ocultar armamento ilegal. Esto es muy serio."
Antes de que Ana pudiera responder, la puerta se abrió de golpe. Luis entró acompañado de Roberto y los guardias de seguridad que habían detenido a Leonardo en la entrada, ellos lograron comunicarle a Roberto que Leonardo pudo entrar debido a Andrea.
"¡Andrea! ¿Qué estás haciendo?" gritó Luis con desprecio en su voz. "¿Por qué dejaste entrar a este delincuente? ¿Qué está haciendo aquí, robar o buscar alguna secretaria con quien acostarse?"
Roberto, igual de furioso, añadió: "¡Esto es inaceptable! ¿Cómo conoces a este hombre?"
Leonardo, al escuchar a su hermano Luis, quien lo había incriminado y actuaba como si él fuera el bueno y Leonardo el malo, no pudo contenerse más. Se adelantó y le dio un golpe a Luis, algo que sorprendió a todos en la sala.
Los guardias se abalanzaron sobre Leonardo, sujetándolo y tratando de inmovilizarlo. "¡Basta! ¡Déjenme ir!" gritó Leonardo, luchando contra ellos.
Ana, viendo la escena, se puso de pie con lágrimas en los ojos. "¡Paren! ¡Todos, paren!" Su voz temblaba de desesperación y angustia.
Luis, con una mano en la cara donde había recibido el golpe, miró a su madre con desprecio. "¿Vas a permitir esto, mamá? ¡Leonardo es el culpable!"
Roberto se acercó a Luis para ver cómo estaba, mientras Ana seguía intentando procesar lo que había oído. Finalmente, mirando a Luis con una mezcla de incredulidad y dolor, preguntó: "¿Es verdad, Luis? ¿Fuiste tú quien incriminó a Leonardo?"
La pregunta sorprendió tanto a Luis como a Roberto. Roberto, con voz firme, dijo: "Ana, eso es una tontería. Luis no haría algo así."
Luis, visiblemente nervioso y pálido, trató de recuperar la compostura. "Mamá, no puedes creer esas mentiras. Siempre he sido quien ha cuidado de la familia después de lo que pasó con Leonardo."
Andrea aprovechó el momento y se acercó a Roberto con los documentos en mano. "Mire esto, Señor Roberto. Son pruebas de que Luis está involucrado en actos ilícitos. Está usando la empresa de la familia para ocultar armamento de la mafia."
Roberto, con escepticismo, tomó los documentos y comenzó a revisarlos. Al principio, no podía creer lo que veía. Sin embargo, a medida que avanzaba, su expresión de confianza en Luis comenzó a desvanecerse. Sus ojos se pusieron rojos y su voz casi desvaneciéndose, preguntó: "Luis, ¿qué es esto?"
Luis, se acerco y revisando la evidencia, se dio cuenta de que la verdad había sido descubierta. Intentó justificarse, pero sus palabras se convirtieron en un tartamudeo incoherente. "Esto... tiene una justificación. Es... es una broma que me dieron los empleados, ellos están acostumbrados a bromear, no te preocupes los despediré y problema resuelto, por favor deben creerme."
Ana, al ver la desesperación y el intento fallido de Luis de explicar la situación, rompió en llanto. "¿Es cierto? ¿Luis, cómo pudiste? Leonardo siempre ha sido inocente..."
Roberto, viendo a su esposa quebrarse, fue a sostenerla, mientras Luis se quedó paralizado, sin saber qué más decir. La gravedad de la situación se hizo evidente para todos en la sala, y la verdad finalmente había salido a la luz.
De repente, se oyó un grito proveniente del pasillo llamando a Luis. Una mujer gorda con ropa desgastada y un aspecto descuidado apareció, gritando y dirigiéndose directamente hacia él.
"Luis, ¡al fin te encuentro!" gritó, su voz cargada de furia y desesperación. Al verlo, se abalanzó sobre él, sus ojos llenos de odio y sufrimiento. "Al fin pude salir del infierno de donde estaba."