romance entre un lobo y la luna

Cap.4: La noble luna y el lobo infame.

Reaccione luego de unos instantes y me dije a mi mismo - ¿Qué rayos estoy pensando? - No me creía que yo hubiera pensado tal cosa, no sé por qué lo hice pero no era lo importante ahora. Ciertamente necesitaba ayuda para concentrarme esta vez, y Rossaline, bueno… ella… había demostrado no ser la chica superficial que yo pensaba, y siendo sincero no podría recibir mejor ayuda que la suya, ya que ella era la mejor estudiante de esta preparatoria.

Comenzamos a estudiar y luego de un par de horas había logrado resolver lo que llevaba dos días tratando de resolver, y ella parecía que también había estado atascada con esto, pero mientras estudiábamos juntos hallamos una solución.

- Hacemos buen equipo – dijo Rossaline con gracia mientras sonreía.

- Si bueno, lo que importa es prepararnos para los exámenes después de todo, así que por ahora tendré que hacerme la idea de tener que trabajar contigo – le dije con desinterés, pero entonces ella comenzó a reír.

- ¿De qué te ríes? – le pregunté confundido.

- De ti – dijo ella mientras reía, luego añadió – aun sabiendo que hacemos un gran equipo sigues haciéndote el difícil, eres increíblemente terco.

- Eres realmente molesta – dije mientras bufaba y desviaba la mirada hacia otro lado. Ella siguió sonriendo.

Terminamos de estudiar y fuimos a clases, luego de la jornada me fui a casa pero antes fui al súper mercado a comprar algunas cosas y mientras estaba allí me encontré con Rossaline.

- Rossaline ¿Qué haces aquí?

- Oh, hola Thomas – dijo ella, y luego respondió – estoy comprando algunas cosas para mi abuela, ah y... por favor, dime Rosse ¿Quieres? 

- Aaah claro, tu abuela… - dije con un poco desalentado sin razón aparente - ahora que lo recuerdo, aún tengo la duda, ¿Cómo es que sabes cocinar? – le pregunte con curiosidad ignorando totalmente su petición. 

- Es por mi abuela - dijo ella - pasamos mucho tiempo juntas y ella es en serio una excelente cocinera. Me enseño a cocinar alegando que algún día me iría a la universidad y que sería de mucha utilidad el saber preparar mi propia comida – respondió con bastante entusiasmo.

- Vaya, pues te enseño muy bien, estaban deliciosos – le dije con timidez. Ella sonrió sutilmente. 

- ¡Qué bueno que te gustaran! – dijo y en su rostro se formó una sutil sonrisa de satisfacción.

- bueno, ya tengo que irme – dije mientras me daba la vuelta y me marchaba, ella intento despedirse pero ni siquiera se lo permití.

Regresé a casa y había una carta bajo la puerta. La abrí y la leí, la nota decía: Al estimado Thomas Wolf. Le informamos que hemos recibido, leído y procesado su solicitud de ingreso a la prestigiosa comunidad de la universidad de Harvard y con un enorme placer y muy impresionados con sus registros académicos nos complace informarle que hemos decidido aceptarlo en la universidad de Harvard y no solo eso, sino que hemos acordado darle una beca de estudios completos en nuestra institución. Lo único que necesita hacer para que podamos completar el papeleo es obtener la calificación que esperamos y estamos seguros de que obtendrá en sus exámenes finales. Cordialmente la “Universidad de Harvard”.

Estas eran grandes noticias, ya que solo debía obtener la mejor nota posible en mis exámenes finales y seria oficialmente aceptado como un alumno de la universidad de Harvard, la cual había sido mi meta desde que comencé la preparatoria.

Ahora debía esforzarme mucho más para obtener la mejor nota posible en esos exámenes. Esa noche me acosté temprano y al día siguiente de nuevo salí sin desayunar, directo a la cafetería de la preparatoria, y al llegar Rossaline ya estaba allí.

- Hola Thomas, pareces mucho más centrado hoy – comentó con su característica sonrisa de siempre. 

- Sí, sí, lo que digas, tengo mucho que estudiar y nada de tiempo para perder – le dije con mi típica apatía de siempre.

- Sí, es cierto, yo también tengo mucho que estudiar, anoche recibí una carta de Harvard... y antes que lo olvide, aquí tienes, aun no desayunas ¿Cierto? – dijo ella mientras sacaba de su mochila un par de sándwiches monte cristo y me los entregaba junto a un vaso de café.

- No, aun no lo hago, pero… espera, ¿También recibiste una carta? – le dije sorprendido. 

- Vaya, así que a ti también te la enviaron - afirmó con emoción - que bien, me alegra mucho saber que a ti también te van a aceptar, y sé que lo harán porque sé que lo harás muy bien en los exámenes finales, después de todo eres un chico brillante - al escuchar esto último por alguna razón fuera de mi comprensión sentí vergüenza y agache la mirada - bien, te dejare para puedas estudiar, además también tengo que hacerlo – me dice al final con un dulce gesto de empatia. 

- ¡Vaya, te lo agradecería! – Exclamé con fuerza.

Rossaline se marchó y yo me propuse a seguir estudiando. Mientras lo hacía, tome los sándwiches y desayune, nuevamente estaban deliciosos. Luego de comer me levante pues ya era hora de mi primera clase del día, donde tendría el primero de los diez exámenes finales que debía pasar con creces para que la junta directiva de Harvard oficialmente me aceptara para estudiar en dicha universidad.

Fui el primero en terminar el examen junto a Rossaline, ambos lo entregamos al mismo tiempo, la verdad los profesores se sorprendían cada vez más con lo rápido que resolvíamos sus exámenes. Fui a la cafetería nuevamente y luego de media hora entre a mi siguiente clase y seguí con el resto de mi jornada hasta acabar; el próximo examen seria al día siguiente.

Fui a casa directamente, a pesar de que quería ir a visitar a los lobos, pero no podía ya que cada minuto era valioso y debía usar tantos como fuera posible para estudiar. Al llegar a casa inmediatamente me senté a estudiar y cuando se hubo hecho de noche, alguien toco a mi puerta, lo que realmente era muy extraño. Cuando abrí la puerta había un paquete frente a ella y al paquete estaba adherida una nota que decía: "Sé que probablemente tienes tanto que estudiar que ni siquiera has tenido tiempo de cocinar o comprar algo para comer, ya que yo estoy igual, pero por suerte, mi abuela preparo mi cena y le pedí que preparara un par de esos sándwiches que tanto te gustan, seguro sabrán mejor ya que los hizo mi abuela. Los envié a tu casa con mi chofer, espero que los disfrutes, atentamente Rosse."




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