romance entre un lobo y la luna

Cap.18: El fiel acompañante de la luna.

Buenos mis queridos lectores, buenas noches a todos ustedes, ante todo quiero disculparme por el enorme retraso en la publicacion del capitulo de hoy, la verdad no tengo excusas, y tambien quiero agradecerles un monto por seguir esta historia que me ha costado bastante esfuerzo escribir, y que he trabajado muchisimo para poder traerles al menos un capitulo cada dos dias. Así que, sin mas que decir, espero que lo disfruten.

Arrope a Rosse entre mis brazos, tosco pero tratando en lo posible de ser cariñoso, mientras el frio se colaba por las diminutas fisuras en mis ventanas, desde donde se podía percibir la caída de una blanca nevada que cubría todo el campus con una gélida ventisca que te hacia querer estar todo el día embojotado entre las sabanas.

- Se siente muy cálido – señaló Rosse con un suspiro tranquilizante y envolvente, mientras me olfateaba fascinada por alguna razón.

 Me mostré confundido y con el ceño arrugado pregunte – ¿A qué te refieres linda?

- Espera – articuló ella – ¡Me llamaste linda! – exclamo luego confirmando mis palabras con sorpresa y alegría.

- Ni que fuera la primera vez que lo hago Rosse – replique con desgane.

- Pero aun así no lo haces muy a menudo – repuso ella haciéndome callar al instante.

- Entonces – gesticule con mis manos la intriga luego de unos segundos en silencio - ¿A qué te referías?

- Me refería a tus brazos, tu aroma, todo tu, se siente tan cálido estar junto a ti – respondió entre suspiros olfateándome una vez más con una profundidad mayor.

Ella noto que no sabía que decir y simplemente me dio un sutil beso en la mejilla, sonrojándome completamente, haciéndome perder el control con la sensación de esa dulzura arropando todo mi ser, envolviéndome en un manojo de profundos suspiros y fuertes palpitares en mi corazón como al ritmo de un tambor de festival.

Nos separamos unos segundos después aunque ella se quejaba porque quería seguir abrazándome, pero la duda me invadió.

- ¿Qué hacías con ese profesor tu sola en esa sala de estudio? – interrogue audaz y cauteloso, tan intrigado como receloso.

- Bueno, el… me iba a enseñar sobre conductas humanas – respondió Rosse apenada.

Entendí por su reacción que el recordar la escena antes vivida en aquel salón de estudios, no era precisamente grato, y que lo mejor sería que dejara de hablar sobre el tema. En eso Rosse se dirigió de nuevo hacia mí.

- Te extrañe – dijo ella con ternura.

No tenía ni idea de qué palabras decir así que simplemente la abrace. Luego de eso, la acompañe hasta su dormitorio y por alguna extraña razón todas las chicas de la torre B estaban en el pasillo aquel día.

- Acompáñame a entrar a mi dormitorio – pidió Rosse amable y tierna.

Yo simplemente le seguí y juego y estando dentro del dormitorio dispuse hablar.

- ¿No te produce acaso incomodidad que te miren así cada vez que estoy contigo? Porque a mí sí.

- Ya me acostumbre – respondió ella resignada – siempre preguntan si somos algo.

- ¿Qué respondes? – pregunte intrigado, curioso, malicioso, quería saber qué opinaba ella respecto a nuestra relación

- Siempre digo que solo somos amigos, pero al final termino diciendo que sí, que somos novios.

- ¿No… novios? – tartamudee.

- Si, aunque aún no lo seamos, a veces ya me canso de que pregunten y pregunten, así que simplemente les doy lo que quieren, además, no me gustaría que otras piensen que pueden coquetearte, aunque ciertamente no lo harían porque eres el lobo solitario y nadie te habla porque según las fuentes, odias a todo mundo.

Comencé a reír fascinado ante esa última frase y repuse – no a todo el mundo – me detuve y la mire fijamente a esos ojos azules en los que ya era costumbre perderme, luego articule – a ti no, a ti te amo – haciendo que ella se sonrojara hasta adquirir el color de un tomate – aunque ciertamente aun no tengo muy claro el concepto de la palabra amor, no puedo encontrar una mejor palabra que me ayude a definir en de golpe todo lo que siento por ti – agregue al final provocando en ella una enorme sonrisa, a la par que me provocaba fascinación de tan solo verla actuar tan tímida y tierna mientras disponía articular.

- ¿Tanto así sientes por mí? – confirmo ella con ironía, juguetona, yo solo la mire con desdén, mal encarado como de costumbre – es juego tonto – dijo ella – no sabes lo feliz que me hace escuchar esas palabras – agregó al final antes de devolverme aquel te amo en medio de un abrazo y suspiro.

Bese su frente con gentileza, fascinado por la manera en que ella suspiraba mientras decía aquellas palabras que yo le había dicho primero.

- Ven conmigo a la fiesta de fin de año – propuso decidida y extrovertida, tan dulce y tierna como siempre – la fiesta la organizaran mis padres ya que ellos son benefactores, así que quiero que seas mi acompañante esa noche, necesitare la mejor compañía posible para no morir, y que mejor compañía que la tuya mi querido lobito.




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