Rompiendo Esquemas

Edward Klein: Una mañana llena de sorpresas.

El celular no deja de sonar. Taladra mi cabeza con su constante repiqueteo, y si a eso le agrego la luz del sol que se cuela por la ventana , el dolor de cabeza empeora. Pero no todo es tan malo como parece. Ayer me encontré con la mujer más especial que he visto en mi vida, además de que gané esa competencia para tener al nuevo patrocinador. Una sonrisa boba crece en mi cara al ver a la mujer desnuda que está a mi lado, está despertando poco a poco. Dejándome ver sus brillantes ojos mientras una sonrisa crece en sus labios.

—Buenos días. —Dice somnolienta.

—Buenos días. —acaricio su cabello —. ¿Se divirtió anoche?

—Mucho, aun no pierdes el toque. —Dice con picardía y se acerca para besar mis labios.

—Me alegra escuchar eso, en cambio tu, necesitas ciertas mejoras. —Digo malevolo sin dejar las caricias.

—Eres malo. —Ella hace un puchero y luego muerde mi pecho haciéndome reír —. ¿Todavía tienes esa célula masoquista Eddy? —Dice sonriendo con maldad.

—No lo hagas Fer —la señalo —, en serio nena, no lo hagas.

Ella se sube a horcajadas sobre mí manteniendo una mirada entre tierna y peligrosa, algo que me encanta de ella y que me vuelve loco.

— ¿Por qué no puedo hacerlo?Yo quiero comer “Edward a la parrilla”. —Dice acercándose peligrosamente a mi pecho, con ánimos de volverme a morder.

Sonrío complacido al sentir sus labios en mi pecho. Nunca me olvidaré de la forma en que ella me hacia sentir. Puedo ir al cielo teniéndola a ella sobre mí, hasta que el celular interrumpe sus caricias.

—Tenia que ser el celular. —Digo con queja.

— ¿No que no querías? —Dice ella sonriendo mientras se aparta para buscar el celular —. ¿Donde quedó mi cartera?

—Ni idea, cuando entro en acción todo queda en segundo plano. —Digo sentándome para alcanzar el mío que no deja de sonar.

—Claro. ¿Podrías llamar al mío cuando encuentres el tuyo? —Dice Fer poniéndose mi franela.

Logro dar con mi pantalón que está sobre una silla y saco el celular que está dentro del bolsillo. Tecleo un poco para desbloquearlo, encontrando una llamada perdida e Carl, tres de Mark, cinco de Garret, diez de Drash y cincuenta de Steve, mas unos sesentas mensajes de texto, redes sociales, wasthap y el #S.O.Smipadredesapareció en más de cien páginas. Suelto un suspiro divertido. Mi niña es tan exagerada que me divierte. No sé que seria de mi vida sin ella, cada día que me levanto estoy agradecido de que esté aquí apaciguando el dolor que me dejó la partida de...

—Ah lo encontraste, ¿puedes llamar al mío? —Dice Fer interrumpiendo mis pensamientos.

Marco su numero y el celular suena. Fer lo busca guiándose por el sonido hasta dar con su cartera que se encuentra abajo de la cama.

— ¿Cómo llegó ahí? —Dice ella incrédula.

— ¿Quién sabe? —La tomo de la cintura para besar suavemente su labio —. Son misterios de la vida. —Susurro.

—Tienes razón, es tan misterioso como el hecho de volvernos a encontrar. —Dice rodeando mi cuello con sus brazos y correspondiendo a mi beso.

La acerco un poco más a mí . Su cuerpo delgado se acopla al mío a la perfección, llenando por completo mi alma. Es especial a donde quiera que valla y brilla por su encanto natural, su presencia, su calidez, su sabor; todo de ella sigue siendo igual, haciéndome sentir que nada de tiempo ha pasado entre los dos. Mientras nos besamos la llevo de nuevo hacia la cama y, al acostarla, mi mano golpea accidentalmente la mesa de noche tirando las cosas que estaban sobre estas.

— ¡Demonios! —Suelto por el dolor y me siento en la orilla de la cama.

Fer ríe divertida y se sienta para poder tomar mi mano lastimada entre las suyas y las besas con suavidad.

—¿Te duele mucho?

—Solo un poco. —Digo sonriendo de forma forsoza.

—Entonces no necesitas mis caricias. —Suelta mis manos y se levanta.

No la dejo ir, sino que la tomo de la cintura para que se siente sobre mí riendo divertida.

—Ay que dolor, ¡me duele tanto que no lo puedo resistir! —Exagero agrandando su risa.

Ella se voltea poniendo sus piernas a cada lado de mis caderas, toma mi rostro y me besa. Correspondo a su beso con fuego y pasión, paseando mis manos por su espalda para encender el fuego que nos consumió anoche. Pero recuerdo que algo se cayó, y la curiosidad me gana.

—No me mates, pero ¿que se cayó? —Pregunto separándonos.

—Un sobre grande y una cajita afelpada. —Dice Fer sosteniendo ambos objetos.

Tomo la cajita afelpada con gesto extrañado mientras que ella revisa el sobre grande. Lo que veo adentro de ella me deja sin palabras. Un par de anillos dorados con la flecha de ayer grabados y las iniciales “E y J”; no tengo que ser adivino para saber lo que estos anillos representan alianzas matrimoniales, y al conectar la mirada con Fer, confirmo que en sus manos reposa el certificado. Si soy sincero, esto no me molesta en absoluto, y eso es lo que demuestra la sonrisa que se hace un espacio en mi cara. Esto es algo que no me esperaba.



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En el texto hay: humor, reencuentros, enemigas

Editado: 05.04.2018

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