Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

VI - La misteriosa oferta

Amaneció horas después algo cansada pero muy animada por el nuevo día. Se dio una ducha rápida, desayunó y se preparó para ir al trabajo con tranquilidad. Una vez lista para el nuevo día se encaminó a la cafetería cerrando la casa tras ella.

Al llegar a la cafetería se dedicó junto a Isabelle, su compañera aquella mañana, a las distintas hornadas de aquella hora y después abrieron el establecimiento al público. Krestina había solicitado el fin de semana libre por lo que hasta el lunes no la vería de nuevo.

Ese sábado Isa y ella se ocuparon del servicio con ella al mando. Sin embargo, no cedió ninguna de sus obligaciones durante la jornada a excepción del momento en que Marguerite y su familia llegaron a disfrutar del desayuno sobre las diez.

Momento en el cuál ella disfrutó de compartir una conversación entretenida con los pequeños Bryan y Victorie, dos niños que le tenían el corazón ganado. Ambos disfrutaron de sus dulces favoritos además de contarle muchísimas historias que les habían sucedido desde la última vez que los habían traído a visitarla.

Eso le proporcionó una alegría enorme y su sonrisa se ensanchó en su cara aquel día. Manteniéndose en su rostro el resto del fin de semana e incluso hasta el mismo lunes. El lunes, en cambio, fue un día completamente normal en la cafetería en que los clientes habituales y algunos eventuales concurrieron por allí.

Tras la hora de la comida Irene regresaba a su apartamento caminando cuando su móvil comenzó a sonar. Tardó un poco en lograr sacarlo de su bolso antes de ver quién llamaba, era el número desconocido. Descolgó inmediatamente y con tono serio contestó:

- Dígame.

- Buenos días, ¿hablo con Irene Gómez? - La voz aguda al otro lado sonaba seria y concisa.

- Sí, soy yo, ¿quién me busca? - El tono de ella era nervioso aunque seguro.

- Buenos días, señorita Gómez. Al habla Jessica Markberg, le llamo desde Hidemark Business Limited.

- Yo no he realizado ninguna compra ni solicitado ningún servicio de cualquier tipo. - Respondió esta vez mucho más segura y tajante.

- Oh, no se preocupe. Señorita Gomez, le llamo desde el departamento de Recursos Humanos de Hidemark Business. Uno de nuestros ejecutivos nos ha proporcionado su currículo de Traductora anglohispana, esta llamada es para informarla de que estamos realizando este miércoles a partir de las nueve y media de la mañana las entrevistas a los candidatos.

- ¿Puedo saber quién ha presentado mi currículo? - Interrogó con severidad incluso.

- No estoy autorizada a dar esa información, sin embargo, puedo afirmar que su currículo es uno de los que mejor se ajusta al puesto de traductora hispana en jefe para Hidemark Business. - La mujer le informó tajantemente. - Comprendo que tal oferta de esta entrevista sin conocer quién nos ha entregado su currículo puede resultar bastante extraño. Sin embargo, señorita Gómez, me comprometo a enviarle inmediatamente las condiciones del puesto para el que es postulante. - Remarcó con absoluta seriedad.

- Yo... No sé qué hacer, supongo que desea que le confirme o no asistencia a la entrevista.

- No hace falta que confirme inmediatamente, señorita Gómez, puesto que le enviaré la información a través de mi cuenta de correo electrónico puede confirmar por correo antes del miércoles a las nueve. - Hubo un silencio sólo roto por el ojeo al otro lado de la línea. - Señorita Gómez, una última comprobación: ¿su correo es ig93@hotmail.com? ¿Correcto?

- Correcto, señorita Markberg.

- Bien, entonces, muchas gracias por su tiempo, señorita Gómez, espero su respuesta.

- Muchas gracias a usted también por su amabilidad, le mandaré mi respuesta a la mayor brevedad. Buen día.

- Buen día, señorita Gómez.

Colgó la llamada y miró el número de teléfono de nuevo. ¿Quién podría ser el ejecutivo que había dado su currículo? ¿Quién conocía en esa empresa, Hidemark Business Limited? Ni siquiera recordaba el nombre de la empresa, ¿habría oído alguna vez hablar de ella?

No, no lo había hecho. Nunca lo había oído antes y no tenía ni idea de qué tipo de negocios llevaba a cabo dicha empresa. Pero lo que más curiosidad provocaba en ella era saber la identidad de aquel ejecutivo. Ya investigaría en casa sobre la empresa y leería los documentos que le enviarían al correo, de lo otro no hallaría nada.

Pero eso ya lo sabía así que se consolaba con poder enterarse bien de la oferta y, sobre todo, de su propia decisión fuera cual fuera. Sin embargo, ahora debía centrarse en las compras antes de regresar a su apartamento. Caminó con paso lento en dirección hacia el supermercado de paso a su destino.

Se hizo con una barra de mantequilla, un paquete de sal, fruta y verduras frescas y media libra de pollo fresco. Al salir de allí sus dos manos cargaban la mitad de lo comprado en dos bolsas de tela que ella misma había comprado años antes. El peso ocupó su mente hasta la entrada a su hogar, reduciendo sus preocupaciones a la comida adquirida.

Tardó cinco minutos en llegar a su apartamento en su automóvil y una vez allí se aseguró de colocar cada alimento en su lugar antes de cambiarse a ropa más cómoda. Realizó algunos ejercicios de estiramiento y unas treinta sentadillas antes de sentarse frente a su portátil e investigar la dichosa empresa. Lo que descubrió no la disgustó así que revisó su correo electrónico.




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