Rompiendo Esquemas (fanfic Eric Nam) [contenido sensible]

XV – Cena española

Durante la semana siguiente, Irene fue siguiendo su horario escrupulosamente y se sorprendió pensando más en Samuel fuera del horario de oficina... Aunque no en la cafetería, donde Krestina se encargaba de recordarle a cada rato al pretendiente de la nota. Eso no hizo sino hacer que sus turnos en la cafetería fueran muy jocosos.

Fue exactamente igual con Marguerite y Lily que junto con Krestina y los amigos de la última parecieron aliarse para recordarle que su vida no se centraba en el trabajo, las salidas con sus amigas y las citas con Samuel. Parecían seguros de que su pretendiente de la nota debía estar incluido en su día a día, a pesar de la separación de sus apariciones como cliente.

Mientras ellos trataban de garantizarle otra relación que a sus ojos tenía más visas de éxito, ella trataba de resistir el temporal. No negó que tenían sus razones las mujeres para andar de casamenteras tras el evento de la última vez. Pero de ahí a que se lo restregaran de ese modo había un trecho bastante largo.

Se reconoció que tenía más curiosidad por aquel asiático que por el resto de clientes a quienes atendía. Mas asociaba esa curiosidad al hecho de que él tardaba más en aparecer por allí y cuando lo hacía, notaba su presencia de un modo especial. Primero dejando la nota, luego hablándole en español y la próxima vez sería otra cosa, era obvio.

No podía negar que no le disgustaba para nada lo poco que había podido entrever en las dos anteriores ocasiones. Su timbre en español y sus bien formadas estructuras en español latino la habían sorprendido tanto como si hubiera visto un elefante rosa. De ello sacaba en claro que él había tenido experiencia en el terreno hablando fuera de clases de español.

Eso le decía que se preocupaba por su habilidad idiomática y, más personalmente, que le gustaba y respetaba la cultura latina. Aunque ella tenía poco de latina si se atendía a la concepción moderna y estadounidense del término dado que ella era española, europea... La confusión en su cabeza acerca del tema era tan obvia como la de los propios estadounidenses al enterarse de que era española y hablaba como una mejicana...

La melodía de llamada de su móvil sonó en el salón de su apartamento mientras trabajaba en su nueva traducción para la editorial. Estaba tan inmersa que le costó percatarse de que la música que oía no era parte de su banda sonora para el tema. Una vez se dio cuenta se levantó con premura y descolgó:

- ¿Sí? - La voz animada de Katherina sonó al otro lado de la línea:

- ¡Ey, linda! - Su tono le hizo sonreír.

- ¿Qué onda, amiga?

- Estuve pensando que su apartamento está bien lejos de nuestra cuadra, no sé cómo usted se vuelva tras las cenas en nuestras casas o simplemente tras atender a la cantina... - La emoción en su voz que siguió la sorprendió sobremanera: - You're Superwoman, indeed, ¡damn!, I should think before saying anything. (Tú eres Superwoman, por supuesto, ¡mierda!, debería pensar antes de decir nada.)

- I'm not a heroine, lady, just Irene. (No soy una heroína, dama, sólo Irene.) - Se rió. - ¿Y, amiga, tengo chance de conocer la razón de su marcado?

- ¡Obvio! Bueno, mi amiga, estuve platicando con Dulce y Estefi y pensamos sería una anfitriona padre si nos permitiera dormir en su apartamento esta noche... Si mas usted sabe que no somos chamaquitas que rompan todo, ¿cierto?

- Okey, Kath, órale, quédense a dormir. Pero tienen que prepararme un rico desayuno y me aseguraré de dejarles una copia de la llave para que puedan irse cuando estoy en la chamba.

- ¿Ve? Es usted la amiga más linda que tengo, me da pena molestarla así el último día a última hora. - Confesó entre risas Katherina.

- Ni se preocupe, mamacita, no más recuerden lo del desayuno y traigan sus pijamas y sus utilitarios porque no tendré más tiempo de salir hoy y en una hora no más, me estresaré cocinando para ustedes.

- Quédese tranquila, no más me encargo de traer los utilitarios y les marco.

- Padre, le dejo al cargo. Hasta ahorita, Kath.

- Nos vemos, linda.

Irene colgó y regresó frente a su ordenador y el libro entre manos. A pesar de estar inmersa en la labor no estaba tan prolífica como otras veces debido a sus errantes pensamientos acerca de su semana. Y los eventos sucedidos con ambos hombres que le robaban la calma.

- Habrá que levantar el campamento antes, Irene - se dijo resignada a perder el tiempo restante.

Recogió el libro, sus apuntes, su estuche y su portátil de la mesa del comedor. Lo llevó todo hasta el oscuro y angosto despacho y lo dejó medio organizado pues allí también tenía los documentos de la empresa de Sam... Lo que menos quería era traspapelarlos o mezclarlos.

Una vez estuvo aquello hecho, fue a su dormitorio y eligió el vestido cómodo que usaría. No vestiría zapatos de calle, se quedaría con las cómodas zapatillas de casa. Pero no se quedaría con el pijama puesto, ella era la anfitriona e iba a estar cómoda pero elegante.

Se desvistió, se duchó rápidamente y se puso un vestido de manga tres cuartos y color azul parchís que le llegaba hasta las rodillas. El cuello en pico le pareció muy escotado por lo que arregló un pañuelo rosa floreado allí extendiendo las alas, sujetándolas en su lugar mediante discretos imperdibles. Se colocó el batín por encima y marchó a la cocina.

Sacó el mantel de tela blanca con motivos floreados en los bordes y lo extendió en la mesa del comedor. Luego expuso la harina, la mantequilla, el azúcar, una barra de canela, la vaina de vainilla, el azúcar vainillado, la canela en polvo, la miel, la levadura y la calabaza sobre la encimera. Cortó la calabaza en trozos y la frió con un poco de sal, azúcar y la barra de canela y la vaina de vainilla.

Una vez la calabaza estaba blanda y la vaina y la barra retiradas, la trituró con leche preparando una suave crema espesa. Restregó algo de mantequilla en los moldes de papel para prepararlos en el molde de metal y precalentó el horno a ciento ochenta grados. Mezcló en un bol la harina tamizada, la levadura, una cucharilla de canela en polvo y unas pizcas de otras especias.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.